Desde hace ya varios años, desde el comienzo de la ocupación norteamericana de Irak (y la instalación del gobiero títere iraquí), el pueblo norteamericano ha escuchado una plétora de promesas de paz. Varias elecciones, redacción de una «constitución,» arresto de Saddám Hussein… Esos eventos supuestamente tenían que pacificar a Irak; cada uno de ellos debía […]
Desde hace ya varios años, desde el comienzo de la ocupación norteamericana de Irak (y la instalación del gobiero títere iraquí), el pueblo norteamericano ha escuchado una plétora de promesas de paz. Varias elecciones, redacción de una «constitución,» arresto de Saddám Hussein… Esos eventos supuestamente tenían que pacificar a Irak; cada uno de ellos debía conducir a los coros angelicales de la paz y a la igualmente celestial aparición de la «democracia.»
En hecho, estos actos han llevado a más, no menos, descontento; y la violencia está estrangulando al país entero, llevándolo por el camino de la guerra civil, sectaria.
El comportamiento del poder ocupante (los Estados Unidos) ha contribuído a llevar a esta situación aterradora, en gran parte debido a como decenas de miles de iraquíes han sido tratados una vez que han caído en las garras de los norteamericanos.
Un reciente libro sobre prisiones de los Estados Unidos y, sí, sobre tortura en Afganistán, Irak y aquí, en casa, sostiene que los norteamericanos alimentan con su ignorancia, su racismo y con la forma como tratan a los iraquíes detenidos, la resistencia nacionalista y contra la ocupación.
Uno sólo tiene que mencionar el tristemente célebre centro de tortura Abu Ghraib para, con la sóla mención de ese nombre, decir cientos de historias; pero el nuevo libro del escritor y activista, Kristian Williams, «Métodos Norteamericanos: Tortura y Lógica de la Dominación», (South End Press, Cambridge, MA., a publicarse en mayo de 2006), nos dice cómo fué tratado el pueblo en otras partes de ese país, en otros paises, y aquí, en los Estados Unidos, para mostrarnos lo central que es la tortura al modo de vivir norteamericano.
Naturalmente, si Usted es Africano-norteamericano o nativo de estas tierras, esta idea le es dificilmente nueva. Pero, como la mayoría de los ojos están centrados en la aterradora guerra contra Irak, Williams escribe: «Tortura es la técnica del imperio; el imperio es la estructura ideológica y la infraestructura política de la tortura.»
Williams sostiene que tortura es un instrumento de dominación del estado y es usada para que, en éste caso los iraquíes, sepan del poder absoluto de los Estados Unidos.
El menciona un relativamente pequeño, pero elocuente, ejemplo: la entrevista de la revista *Guardian* con Huda Alazawi, mujer irakí quién, con toda su familia, estuvo arrestada en Abu Ghraib, donde trabajó recogiendo basura. Dijo Huda Alazawi:
«Como yo podía hablar un poquito de inglés, me dieron el trabajo de limpiar botes de basura. Nunca había comida suficiente para nosotros y un día, encontré a una mujer vieja que se había desmayado de hambre. Los norteamericanos siempre estaban comiendo mucha comida caliente. Encontré algo de comer en un paquete tirado en un bote de basura; se lo dí a la vieja mujer. Los norteamericanos me descubrieron y me metieron como castigo en una celda de un metro cuadrado. Por cuatro horas me rociaban agua fría en todo el cuerpo.»
La señora Alazawi estuvo incomunicada por 157 dias.
Repito, éste es un caso relativamente pequeño, pero refleja cómo se trata a la gente común que cae en manos de los norteamericanos. Gente ha sido forzado a hacer cosas desagradables, se ha matado gente a golpes, se les ha humillado y violado sexualmente.
Sin embargo, si no hubieran fotografías, quién escribiría sobre éso?
La ocupación de un país es un asunto de poder, de violencia masiva, y del terror del país ocupante contra el pueblo invadido.
Para tener una idea sobre esta increíble violencia, quiero invitarlos a que lean el libro de Williams, que pronto será publicado.
Williams sostiene que tortura, sea en Abu Ghraib, en la Unidad 2 de la Estación de Policía de Chicago, o en cualquier institución del estado, es un arma para crear terror; y silencio.
Escribe Williams:
«Tortura … no es incidental al poder del estado; es característica de ese poder. La tortura no representa una falla del sistema; tortura es el sistema.» [p. 3]
Y, claro, esta forma de tratar a la gente no ocurrió… simplemente.
Vino de los niveles más altos del gobierno–de la Casa Blanca, del llamado, Departamento de Justicia, del Departamento de Defensa–todos enviaron los mismos mensajes a la tropa: «todo está permitido,» «hagan lo que tienen que hacer,» etc., etc..
Que todo éso en verdad nunca da resultados positivos casi no tiene importancia.
En diciembre de 2003, el President George W. Bush (o, en verdad quienes le escriben sus discursos) proclamó, en un mensaje a la nación, «las cámaras de tortura y la policía secreta han desaparecido para siempre.» [p. 7]
Hoy, a la sombra de los recuerdos de Abu Ghraib, encontramos prisiones secretas manejadas por el gobierno títere y muchos policías controlando todas las ciudades.
La tortura y el terror sólo han cambiado de administrador.
Copyright 2006 Mumía Abu-Jamal
Traducción libre del inglés circulado por Fatirah, en el Freedom Journal de Mumía,
http://www.mumia.org/freedom.now,