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El Movimiento 20 de Febrero y varios partidos de izquierda llamaron al boicot de los comicios

Los islamistas ganan en Marruecos y pactan con la izquierda

Fuentes: Mundo Obrero

El Partido Justicia y Desarrollo (PDJ), islamista moderado, logró 107 de los 395 escaños del parlamento marroquí en las elecciones legislativas del pasado 25 de noviembre. Por detrás se situó el nacionalista Partido Istiqlal, que obtuvo 60 escaños, mientras que la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI) consiguió 52 diputados. El Movimiento islamista radical Justicia y […]

El Partido Justicia y Desarrollo (PDJ), islamista moderado, logró 107 de los 395 escaños del parlamento marroquí en las elecciones legislativas del pasado 25 de noviembre. Por detrás se situó el nacionalista Partido Istiqlal, que obtuvo 60 escaños, mientras que la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI) consiguió 52 diputados.

El Movimiento islamista radical Justicia y Caridad (ilegal pero tolerado) descalificó la victoria del PJD y afirmó que no supone ningún cambio porque, en su opinión, las elecciones están falsificadas y los partidos han demostrado no estar a la altura de las expectativas durante las protestas sociales.

El Movimiento 20 de Febrero, que agrupa a parte de los jóvenes descontentos, así como a otros varios partidos de izquierda, llamaron al boicot de los comicios. Mientras otros sectores contestatarios, como los jóvenes diplomados en paro, continúan manifestándose para exigir al régimen trabajo y libertad.

El Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), alcanzó 47 asientos, mientras que la socialdemócrata Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) controla 39 escaños y el Movimiento Popular tiene 32. Completan el parlamento la Unión Constitucional (23 diputados), el Partido del Progreso y el Socialismo (18 diputados), el Partido Laborista (4 diputados), mientras que consiguieron dos diputados el Movimiento Democrático y Social, el Partido de la Renovación y la Igualdad, el Partido del Medio Ambiente y del Desarrollo Sostenible y el Partido Al Ahd Addimocrati. Por último, tienen un escaño el Partido de la Izquierda Verde Marroquí, el Partido de la Libertad y la Justicia Social, el Frente de las Fuerzas Democráticas, el Partido de la Acción y el Partido Unidad y Democracia.

El resultado significa un fracaso de los partidos del agrado de Mohamed VI, como la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI), que partía como favorito para ganar estas elecciones, cuyo líder es el actual Ministro de Economía, o como también el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), llamado el partido de los «amigos del rey» y liderado por un ex Secretario de Estado del Interior.

La nueva constitución, en vigor desde julio, señala que el partido más votado sea el que forme el gobierno y ponga el primer ministro. Exceptuando la cartera de Asuntos Religiosos y la de Defensa, que dependen de Mohamed VI, el nuevo primer ministro nombraría al resto del ejecutivo. Por este motivo, el secretario general del PJD será el jefe de gobierno y el encargado de formar un gabinete.

El PJD tendrá que resolver varias cuestiones. En primer lugar, su victoria no es lo suficientemente amplia para gobernar en solitario y deberá buscar apoyos. Su objetivo es asociarse con los tres partidos laicos más enraizados en Marruecos: Istiqlal (centro izquierda), los socialdemócratas del USFC y los postcomunistas del Partido del Progreso y el Socialismo (PPS). Juntos alcanzarían una mayoría absoluta de 224 escaños.

El Partido del Progreso y el Socialismo (PPS) valoró positivamente sus resultados y las perspectivas futuras, aunque observó con preocupación el azote continuo del tráfico de votos, el uso intensivo de dinero para comprar votos, así como la persistencia de la apatía y la abstención de los 13,6 millones incluidos en un censo en el que se han purgado a quienes podrían alterar el resultado.