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Los méritos de los mercenarios

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

«¿Cómo puede decir que traerá el cambio cuando en la Casa Blanca ha habido dos familias durante los últimos 30 años y usted ha sido miembro de una de ellas?», le preguntó la votante Karen Roper a Hillary Clinton en el debate del pasado jueves. Clinton le respondió mencionando la grandeza del sistema político estadounidense: «Todos nosotros estamos en esta carrera por nuestros méritos. Todos partimos del mismo punto». La señora Clinton tenía en mente la meritocracia, pero no dijo dónde tiene origen esa meritocracia, puesto que no está precisamente en el Bronx, en el Harlem negro o en el Harlem hispano, sino en los nidos de dos dinastías WASP.

Barack Obama no es miembro de esas dinastías, pero eso se ha convertido en virtud en la campaña. Por eso mismo Obama es novedad, aire fresco, no porque su programa, al lado del de Clinton, sea especialmente revolucionario ─muchos le acusan de ambigüedad─, sino porque su candidatura puede romper el juego dinástico habido hasta la fecha. Obama no es Martin Luther King, a pesar de que algunos le hayan querido convertir en un icono parangonable. El mensaje de Obama no es como el que hace 20 años difundiera Jesse Jackson. El propio John Edwards es más de izquierda que Obama. Antes de retirarse de la competición, Edwards dijo en un mitin estar enfadado porque millones de estadounidenses están sin servicios sanitarios y los mercenarios que están en Iraq cobran demasiado. ¿Y cuál es el mérito de esos mercenarios para cobrar tanto?

Si no hay grandes sorpresas, John McCain será el candidato del Partido Republicano en noviembre. En lo atinente a los demócratas, en cambio, el pronóstico no está claro. Tendrán que elegir a Clinton o a Obama. Para muchos Obama es símbolo de cambio. Por eso mismo ha aguantado hasta ahora. El camino no será fácil, como los resultados han dejado claro. El martes había 22 estados en juego y Obama ha ganado a su oponente en más estados. Clinton se ha impuestos en tres lugares importantes: California, Nueva York y Nueva Jersey. Obama ha destacado en el caucus de la mayoría de estados pequeños, pero Clinton se ha apropiado de varios estados de izquierda, Oklahoma y Tennessee, por ejemplo. No obstante, en lo tocante a la cantidad de representantes que participarán finalmente en la convención demócrata, ambos candidatos no se encuentran a gran distancia. Y lo más importante no es la cantidad de estados, sino la de representantes que obtenga cada uno.

La lucha entre Clinton y Obama, por tanto, continuará. Habrá que esperar a las primarias que habrá durante los próximos días en Virginia, Maryland y Washington DC y en Tejas el 4 de marzo. La carrera no ha hecho más que empezar. Sin Clinton, Obama sería el favorito. Parece que tiene el tiempo a su favor: según las encuestas, cada día son más sus partidarios. El candidato afroamericano ha obtenido su primer objetivo: no quedar fuera de la competición, resistir. El senador de Illinois puede ser el cambio, sí, pero sin pasarse. ¿Cuándo llamará Obama mercenarios a los soldados de los Estados Unidos? * Jose Mari Pastor es analista político. Berria, 7 de febrero de 2008