Mike Bloomberg gastará 85 millones de euros en ayudar a Biden a ganar el estado de Florida mientras el magnate de los casinos Sheldon Adelson donará 40 millones a Trump.
Quedan poco más de cinco semanas para que Donald Trump y Joe Biden se enfrenten en las urnas y los más ricos de Estados Unidos están poniendo su dinero a trabajar. Mike Bloomberg, el multimillonario y exalcalde de Nueva York que ya se pulió al menos 740 millones de euros este año en su fallida candidatura presidencial, se gastará 85 más en ayudar a Biden a ganar en el vital estado de Florida. Por su parte, el magnate de los casinos Sheldon Adelson, un habitual financiador de políticos republicanos, prepara una inyección de hasta 40 millones para echarle una mano a Trump.
¿Por qué gastan tanto? Pues en primer lugar, porque pueden. Esos 85 millones que Bloomberg va a poner al servicio de los demócratas representan apenas un 0,15% de su fortuna, un gasto que no resulta tan excesivo ante la perspectiva de clavársela a Trump. El presidente se ha burlado de su altura apodándolo «Mini Mike» y también de su pobre resultado en las primarias demócratas. Bloomberg ha escogido ya la herramienta de su venganza: un espectacular desembolso en un estado, Florida, que Trump necesita ganar sí o sí. La última vez que un republicano obtuvo la presidencia sin vencer allí fue en 1924.
Los milmillonarios prefieren a Biden
Aunque Bloomberg fue elegido alcalde de Nueva York como candidato republicano la primera vez que se presentó (luego pasó a ser independiente) hace mucho que no oculta su desprecio por el presidente y en 2016 apoyó a Hillary Clinton. Bastante más extraña es la popularidad que tiene Biden con otros miembros del club de los milmillonarios. El candidato demócrata se ha comprometido en campaña a subirles los impuestos y sin embargo ellos, el 1% más rico del 1% más rico, parecen estar de su lado. A principios de agosto Biden había recibido ya donaciones de más de 130 personas que figuran en la lista Forbes con fortunas de más de 800 millones de euros. Trump, en cambio, había convencido a menos de 100.
Es cierto que Biden quiere que paguen más, pero tal vez su buena imagen entre los más ricos se deba a lo que no quiere hacer. En las primarias demócratas el candidato se mantuvo al margen de propuestas fiscales mucho más ambiciosas como las de Bernie Sanders o Elizabeth Warren. Biden es un centrista a los que los ricachones conocen bien después de ocho años como vicepresidente de Obama y otros 36 como en el Senado.
También su candidata a vicepresidenta, Kamala Harris, es una moderada muy apreciada por los grandes donantes: en las primarias estuvo entre los aspirantes que más dinero recibieron de los milmillonarios. El único límite que ambos han puesto a sus partidarios más generosos es el de no aceptar dinero de empresarios del petróleo o el gas, para no comprometer las reformas que planean contra el cambio climático
Ya hay alguna presentadora ultra de Fox News que denuncia que la campaña de Biden es «una alianza impía de milmillonarios y bolcheviques», pero tampoco pensemos que todos los ricos están contra Trump. El presidente, que ganó las pasadas elecciones con mucho menos dinero que Hillary Clinton, recibió en 2016 muy poco apoyo como donantes durante la campaña por parte de las élites económicas que hubieran preferido un republicano más convencional o a la propia Clinton.
Sin embargo, después de más de tres años en el poder, muchos de esos milmillonarios sí que apoyan a Trump. Más de la mitad de los ricachones que le han dado dinero ahora no le ayudaron en 2016 y, si al final le falta efectivo, ya ha dicho que podría poner 85 millones de euros de su propia fortuna. Después de todo, Trump también es un milmillonario.
Más allá de sus preferencias políticas es indudable que a los más ricos de los ricos les ha ido bien con Trump. En el célebre cálculo de fortunas que hace la revista Forbes tiene mucho peso valor de cotización de las acciones en bolsa y Trump ha presidido un auténtico boom del mercado de valores. Ni siquiera la pandemia ha perjudicado sus finanzas: de mediados de marzo hasta hoy, las 643 personas más ricas de EEUU han aumentado su fortuna en más de 700.000 millones de euros. Dicho de otro modo: mientras el paro se dispara y la economía se contrae, los milmillonarios estadounidenses son casi un 30% más ricos que antes de la pandemia. Eso también significa más dinero para gastar en política, si es que quieren.