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Secuestros, Areva, Total, AFRICOM

Los objetivos ocultos de la ocupación militar del Sahel

Fuentes: Mondialisation.ca

Traducido para Rebelión por Caty R.

Los secuestros se multiplican en el Sahel. Tras la liberación, contra rescate, de P. Camatte, Michel Germaneau resultó muerto después de un ataque militar franco-mauritano en territorio malí en circunstancias no aclaradas según la prensa africana (de Argelia, Malí, etc.). Otros siete fueron secuestrados en Níger. Cada secuestro ha supuesto otra oportunidad para un aumento de la presencia militar francesa, ahora multiplicada con el apoyo de tropas de élite y tecnología espacial de vigilancia estadounidenses. Hay que preguntarse si después de perder la batalla de Argel los terroristas islamistas armados que ensangrentaron Argelia en los años 90, aquellos «combatientes de la libertad» financiados, armados y entrenados por los estadounidenses contra el Afganistán laico y progresista apoyado por la URSS, no se replegarían en los países del Sahel. Pero, ¿precisamente el secuestro de rehenes en Arlit, Níger, de los empleados del monopolio capitalista franco-africano Areva no levanta una esquina del velo que cubre los entresijos escondidos por la prensa burguesa imperialista?

Níger: una neocolonia de la Francáfrica (1) que suministra el 40% de la energía que se consume en Francia

Níger es una superficie de 1.267.000 km2, es decir, 2,3 veces Francia, y 13,5 millones de habitantes de los cuales más del 60% vive en la pobreza extrema, privada del acceso a la alimentación, al agua, a instalaciones sanitarias, a infraestructuras y a la educación (el 71% de las mujeres son analfabetas). La esperanza de vida es de 43 años.

Como todos los demás pueblos de África, el pueblo nigerino sufrió en los años 80 los tormentos del dictado liberal del FMI y el Banco Mundial que le obligaron a reembolsar una deuda injusta y a malvender todas las empresas nacionales, privatizadas tras una devaluación del franco colonial, el Cfa, anteriormente asociado al franco y en la actualidad al euro.

Ahora Níger está en el último puesto de los 182 países clasificados en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, con un grado de 0,340, precedido por Afganistán (puesto 181) en guerra contra el ejército agresivo occidental, Sierra Leona (180), la República Centroafricana (179), Malí (178) y Burkina Faso (177).

El saqueo que perpetra Areva sobre el país se desenmascara: «Según nuestras estimaciones, Níger produjo entre 100.000 y 150.00 toneladas de uranio desde 1960 a un precio medio de 27.300 Cfa el kilo (42 euros). Claramente por debajo del precio mundial medio que es de 122.000 Cfa el kilo (187 euros) en ese período. Sobre la base de esos precios medios y de una producción que oscila entre 100.000 y 150.000 toneladas, se puede decir que la venta del uranio de Níger está cifrada entre 4.200 y 6.300 millones de euros. Si se hubiese aplicado el precio internacional los accionistas (el Estado y sus socios) se habrían repartido entre 18.700 y 28.000 millones de euros. Es decir que desde la independencia, y sobre la base de ese cálculo simple sin tener en cuenta la diferencia de precios entre el ‘mercado spot’ (transacciones al contado y en efectivo, N. de T.) y el de los contratos, los accionistas del uranio de Níger perdieron entre 14.500 millones de euros y 21.000 millones de dólares. Una cantidad enorme para un país que apenas cuenta con 2.000 millones de PIB y cuyo modesto presupuesto es alimentado ‘generosamente’ por la ayuda pública al desarrollo en más de la mitad» (Mondialisation.ca).

El cinismo de Areva va todavía más lejos: «El 100% de la electricidad (225 millones de kWh) procede de energías fósiles y se importa ampliamente de la vecina Nigeria. Según Areva, en 2006 la compañía alcanzó el umbral de las 100.000 toneladas de uranio extraído. El Gobierno de Níger recibió 300.000 millones de Cfa de un total de 2,3 billones de Cfa del producto de las ventas» (ídem). Para llegar ahí fue necesario reprimir y eliminar la víspera de la independencia, el 3 de agosto de 1960, al patriota panafricanista Djibo Bakary de la Unión Democrática Africana (RDA) que tenía el apoyo de los progresistas Kwamé Nkrumah, Sékou Touré y Abdou Moumouni, uno de los fundadores marxistas leninistas del Partido Africano de la Independencia (PAI).

La estrategia de la ocupación militar del Sahel

Militares franceses en el Sahel. Fuente de la foto: http://pcfbalaruc.over-blog.com/article-un-suisse-58273130.html

Como declaraba un informe del Consejo Estadounidense de Relaciones Extranjeras de 2005, «A finales de la década, el África subsahariana puede convertirse en una fuente de importaciones energéticas para Estados Unidos tan importante como Oriente Próximo. El oeste de África dispondrá de unos 60.000 millones de barriles de reservas petroleras comprobadas. Los fracasos flagrantes de las guerras depredadoras de Estados Unidos y la Unión Europea en Afganistán e Iraq conducen a proyectar el control sobre el petróleo de África, y la parte procedente del Golfo de Guinea en las importaciones estadounidenses pasará del 15 al 20% en 2010 y al 25% en 2015» (ídem).

Así, desde «2003 se ha lanzado un programa de contraterrorismo en el oeste de África, y en marzo de 2004 las fuerzas especiales estadounidenses se han enrolado directamente en una operación militar con los países del Sahel contra el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que figura en la lista de las organizaciones terroristas dirigida por Washington. El mando estadounidense para Europa está desarrollando un programa de seguridad costera en el Golfo de Guinea llamado ‘La Guardia del Golfo de Guinea’. Estados Unidos también tiene prevista la construcción de una base militar naval propia en Santo Tomé y Príncipe la cual, según el mando estadounidense, podría rivalizar con la base naval Diego García del Océano Índico. Así pues, el Pentágono se está moviendo agresivamente para establecer una presencia militar en el Golfo de Guinea que permitirá el control de la parte occidental de la ruta transafricana del petróleo y las reservas vitales de petróleo que se han descubierto.

«La Operación Flintlock (Pedernal), una maniobra militar inicial, incluyó en 2005 a unos 1.000 miembros de las fuerzas especiales estadounidenses. El verano siguiente (2006), el mando para Europa dirigió las maniobras de su nueva fuerza de reacción rápida para el Golfo de Guinea. En el oeste de África el mando militar estadounidense para Europa ya ha establecido centros avanzados de operaciones en Senegal, Malí, Ghana, Gabón y en Namibia, en la frontera con Angola, al sur, que incluyen la mejora de pistas aéreas, el almacenamiento de reservas esenciales y de carburante así como acuerdos (con los gobiernos locales) que permiten el despliegue rápido de las tropas estadounidenses» (ídem).

Estados Unidos y la Unión Europea han establecido un proyecto militar de intervención rápida, el AFRICOM, instalado en Alemania, cuyo centro de mando se afana por encontrar un cuartel general en África.

Si se observa más de cerca, esta fiebre súbita de secuestros es, simplemente, una auténtica estrategia de «manipulación masiva», parafraseando a Noam Chomsky, que consiste en «crear problemas y después ofrecer soluciones» con el fin de, en la estela de las intervenciones militares de los imperialistas estadounidenses y franceses en el Sahel, ampliar el control de las empresas monopolistas estadounidenses, europeas y francesas sobre las materias primas. ¿No es la nueva estrategia neocolonial franco-africana, euro-africana y usa-africana?

Contra la cooperación China

Hay que señalar que China -convertida en «el taller del mundo»- y Asia, drenan el 60% del comercio mundial; el Estado somalí ha sido liquidado por una intervención militar estadounidense y los pequeños pescadores del Cuerno de África y el Mar Rojo, para sobrevivir, se han convertido en «secuestradores». La lucha pacífica contra los contaminadores y destructores del medio ambiente que son BP, Shell o Total, ha tomado la forma de «secuestros» en el Golfo de Guinea. El aflojamiento de China de la soga del FMI sobre Angola, gran productora de petróleo, por medio de un préstamo de 4.000 millones de dólares a interés muy bajo, fue seguido del atentado que costó la vida a los jugadores del equipo de fútbol de Togo, un intento de «despertar del movimiento secesionista de Cabinda».

¿Esas coincidencias sólo son frutos del azar? ¿O tienen relación con el hecho de que las materias primas y el petróleo que necesita China para su desarrollo fulgurante la han llevado a convertirse en el primer socio comercial y primer inversor en África?

Lenin decía, durante la Primera Guerra Mundial imperialista en 1915, que «El imperialismo ha desarrollado las fuerzas productivas hasta el punto de que la humanidad sólo puede pasarse al socialismo o bien sufrir durante años, o incluso durante decenas de años, la lucha armada de las grandes potencias para el mantenimiento artificial del capitalismo con la ayuda de las colonias, monopolios, privilegios y de opresiones nacionales de todo tipo» (El socialismo y la guerra).

Y es porque la «re-globalización» capitalista actual necesita el «mantenimiento artificial del capitalismo con ayuda de colonias, monopolios, privilegios y opresiones nacionales de todo tipo», por lo que el imperialismo dominante estadounidense acompañó la derrota de la antigua URSS lanzándose a un programa de conquistas militares para el control de las materias primas estratégicas, especialmente del petróleo, sobre el que un memorando del Departamento de Estado estadounidense de septiembre de 1950 ya decía que «El control de esta fuente de energía, el petróleo, importante tanto en la paz como en la guerra, es un objetivo deseable en sí mismo».

Tras el ataque militar a Serbia para rematar el desmantelamiento de la ex Yugoslavia en 1999, la instrumentalización mediática y política de los atentados del 11 de septiembre de 2001 sirvió para concretar ese proyecto por medio de las ocupaciones militares coloniales primero de Afganistán, después de Iraq en 2003 y la instalación de bases militares en los antiguos países de la URSS o los intentos de integrarlos en la OTAN. Controlar las materias primas estratégicas, especialmente el petróleo y el gas, para mantener la dependencia de eventuales rivales con el objetivo de preservar su hegemonía mundial, es la ecuación a la que se enfrenta el imperialismo estadounidense.

Lo confirma el senador David L. Boren, que fue presidente de la comisión encargada del espionaje: «Hemos tenido relaciones divergentes y simbióticas con la URSS (…) El declive de la Unión Soviética… podría conllevar también el declive de Estados Unidos (…). Los países europeos, Japón y otros países han aceptado voluntariamente el liderazgo estadounidense durante los últimos decenios. ¿Por qué? Porque nos necesitan (…). ¿En este nuevo contexto seguirán deseosos de aceptar la dirección de Estados Unidos como era el caso hace unos meses? No lo creo (Le Monde diplomatique, abril de 1991).

La estrategia de la hegemonía mundial estadounidense y las ofensivas militares de la OTAN comenzaron poco a poco a mostrar sus limitaciones frente a las resistencias de los pueblos. Las economías emergentes de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), caracterizadas por el capitalismo de Estado opuesto al capitalismo liberal, siguen creciendo mientras que las liberales de los países imperialistas, Estados Unidos y Europa, han entrado en crisis y en decadencia.

Las resistencias nacionales afganas e iraquíes han empezado a derrotar a las tropas de ocupación de la OTAN. Y las experiencias antiliberales y antiimperialistas en Sudamérica se abren camino apoyándose en la heroica resistencia de Cuba. Esos factores fueron determinantes para la elección de Barack Hussein Obama como primer presidente negro de una potencia capitalista-imperialista tan racista como Estados Unidos. Dicha elección, en el fondo, es un intento de preservar la hegemonía no compartida de la sociedad estratégica Estados Unidos/Unión Europea cubriendo la cara odiosa de la agresividad militarista arrogante con el barniz de la oratoria seductora del sonriente Obama, primer presidente negro al servicio de los intereses del imperialismo estadounidense.

Cualesquiera que sean sus formas, las políticas de los imperialistas obedecen a la necesidad «De garantizar el máximo de beneficio capitalista explotando, arruinando, empobreciendo a la mayoría de la población civil de un país determinado, esclavizando y despojando de forma sistemática a los pueblos de los demás países, especialmente de los países atrasados; y finalmente desencadenando guerras y militarizando la economía nacional para garantizar el máximo de beneficios» (JV Stalin, Los problemas económicos del socialismo, 1952).

Éste es el proyecto del «Gran Oriente Medio» bajo control estadounidense que se extiende desde el Yemen en Asia y desde el este de África (el Cuerno y el mar Rojo) al Golfo de Guinea y al ecuador (Congo, República Democrática del Congo). Es el mismo proyecto depredador que ahora se extiende al Sahel y al oeste de África.

La crisis capitalista sistémica, el fracaso del liberalismo y la decadencia de los imperialismos de Estados Unidos y la Unión Europea conducen al enfrentamiento con los países emergentes, especialmente los que alguna vez pertenecieron al campo socialista vencido por la contrarrevolución burguesa de los años 90: China, Corea del Norte, Cuba y Vietnam, a los que hay que añadir los países antiliberales y antiimperialistas de Sudamérica. Esto es lo que constituye actualmente el campo progresista contra el imperialismo.

Una solución panafricana para los problemas de África

La colonización militar del Sahel se ha manifestado recientemente por un ataque franco-mauritano sobre el territorio malí sin haber avisado al gobierno de ese país. Las informaciones revelan que el Banco Africano para el Desarrollo (BAD) participa en el financiamiento del AFRICOM, ese mecanismo de intervención de la OTAN en África en el cual los ejércitos africanos juegan el papel de «tirailleurs» (2), como en la época colonial.

Las neocolonias africanas dirigidas por los burgueses compradores apátridas liberales o socialdemócratas liberales actúan como procónsules de la Francáfrica, la Euráfrica y la Usáfrica. La célula panafricana de Tamanrasset, en Argelia, plantea poner en marcha acciones coordinadas contra los grupos fascistas integristas armados; el narcotráfico es una cáscara vacía y una engañifa para las masas africanas. Los petrodólares del bufón Gadafi se añaden a la corrupción que hacen los imperialistas de los señores feudales, burgueses y jefes de clanes locales. La inexistencia de una política panafricana fundada en los principios democráticos de la libre disposición de los Tuareg y la libre unión de los pueblos libres de África convierte la situación actual en explosiva en todo el Sahel.

Es en este contexto global donde las fuerzas patrióticas y panafricanas de izquierda deben elaborar un programa y desarrollar una acción antiliberal y antiimperialista. También en esta perspectiva los foros de los pueblos, en especial de Bandiagara a Malí, y los foros sociales africanos y mundiales deben convertirse en espacios de movilización panafricana e internacionalista contra los movimientos desestabilizadores y colonialistas de los imperialistas.

En el momento en que Asia toma el camino del desarrollo económico y social, el momento en que Sudamérica se compromete en el antiliberalismo y el antiimperialismo, por la vía de la liberación del yugo estadounidense, y en el desarrollo social y económico, África debe encontrar el camino de la lucha por la independencia, la soberanía antiliberal y antiimperialista.

En este aspecto el ejemplo sudamericano es digno de estudio: las independencias políticas conseguidas en el siglo XIX tras las luchas heroicas de Haití con Toussaint Louverture y Dessalines, de José Martí en Cuba o de Simón Bolívar, fueron desviadas por el imperialismo estadounidense a un sistema neocolonial con dictaduras como la de Pinochet durante todo el siglo XX. En la actualidad la izquierda antiliberal y antiimperialista impulsa una nueva trayectoria progresista inspirada en la heroica resistencia de Cuba socialista.

«Los ejércitos vencidos son una buena escuela» decía Lenin. Así, en el combate actual por una segunda descolonización, la izquierda revolucionaria panafricana, antiliberal y antiimperialista honra a sus predecesores partidarios de la independencia y de la unión panafricana de los pueblos libres de África que fueron asesinados y vencidos por el imperialismo, la colonización y su veneno fatal, el «etnicismo», durante la primera etapa de la descolonización entre 1945 y 1960.

Notas de la traductora:

(1) Francáfrica (en francés Françafrique) es el término con el que se expresa la política neocolonial francesa en África. «La Francáfrica ha sido el instrumento de una política hegemónica de Francia frente a sus ex colonias, una hegemonía que posteriormente se extendió a otros países no francófonos» («Francáfrica, ruptura… en la continuidad», Noel Kodia, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=66893 ).

(2) Tirailleurs, personas de las colonias enroladas como soldados en el ejército francés.

Diagne Roland Fodé es profesor de Historia y Geografía en Francia desde hace 25 años. Es miembro de la Coordinadora Nacional de los Sin Papeles. En Senegal es el encargado de las relaciones internacionales del «Fernient», movimiento de los trabajadores panafricanistas/Senegal.

Fuente: http://www.mondialisation.ca/index.php?context=viewArticle&code=FOD20101215&articleId=22420