Luis Posada Carriles, el cubanoamericano anticastrista que reconoció haber planificado la explosión de un avión civil cubano que terminó con la vida de sus 72 ocupantes, ha solicitado la ciudadanía norteamericana en nombre de sus servicios militares para los Estados Unidos. Como se recordará el terrorista entró ilegalmente en el país en abril del año […]
Luis Posada Carriles, el cubanoamericano anticastrista que reconoció haber planificado la explosión de un avión civil cubano que terminó con la vida de sus 72 ocupantes, ha solicitado la ciudadanía norteamericana en nombre de sus servicios militares para los Estados Unidos. Como se recordará el terrorista entró ilegalmente en el país en abril del año 2005, y sólo después de una intensa campaña internacional y movilización del pueblo cubano fue encarcelado por las autoridades norteamericanas, si bien solo acusado de entrada ilegal en el país. Documentos desclasificados del gobierno de EE.UU. y de Venezuela, prueban que el terrorista fue, efectivamente, un soldado disciplinado de la CIA, a quien mantuvo al tanto de todas las actividades terroristas que realizaba, incluida la planificación del atentado contra un avión civil en pleno vuelo, que costó la vida a 73 personas.
Las noticias llegan puntualmente por los despachos cablegráficos a esta ciudad agitada. María Trina Burgos, la abogada que solicitó el trámite de naturalización de Luis Posada Carriles, ha dicho lo que ya sabíamos: su cliente ofreció valiosos servicios militares al gobierno de los Estados Unidos durante períodos bélicos. Ese es el argumento, y no otro, para pedir la ciudadanía norteamericana, una lógica que pone contra la pared los alardes antiterroristas de la administración Bush.
Pero el equipo legal de Posada sabe lo que hace. Para selectos miembros de la prensa que llegaron a El Paso, donde está recluido el terrorista, habló este miércoles la abogada Burgos, después de asistir a la entrevista de naturalización: ²Posada Carriles -dijo- ha sido un soldado americano que ha peleado contra el comunismo en América Central y contra el . . . comunista Fidel Castro².
Ellos apuestan por este continuo recordatorio a las autoridades, a pesar de que tienen plena conciencia de que, a pesar de su historial durante la Guerra en Viet Nam y la Guerra Fría, Posada Carriles no califica para la naturalización porque una persona que ha sido condenada por un delito grave está permanente descalificada para ese beneficio. Entre sus muchos actos delictivos, Posada tiene un antecedente penal en los tribunales panameños relacionado con el intento de hacer estallar 15 kilogramos de C-4 en un auditorio lleno de estudiantes durante una presentación del Presidente Fidel Castro. Luis Posada Carriles fue condenado a nueve años de prisión en el 2004. La ley de inmigración de los Estados Unidos establece que un delito de violencia por el cual la persona es sentenciada a más de un año de cárcel es por definición una felonía con agravantes. Un indulto no borra este antecedente en un trámite de inmigración. El hecho de que haya cometido el delito como «soldado americano . . . peleando contra el comunismo«, tampoco le presta impunidad. El delito es un delito de violencia. La ley de inmigración de los Estados Unidos no lo perdona.
Aún así, el equipo legal agita desesperadamente su única tabla de salvación: las enormes simpatías que despierta la larga hoja de servicios de este soldado de la Guerra Sucia norteamericana en sectores gubernamentales, particularmente en la familia Bush. El futuro de Luis Posada Carriles depende de su negro pasado, donde se le puede ubicar sin ninguna duda en 1976 organizando la voladura de un avión civil cubano y pasando información a la CIA, como el eficaz guerrero anticomunista que nunca dejó de ser.
EL FRANKESTEIN DE LA CIA
«Luis Posada Carriles es el ser humano que está más cerca del perfecto Frankenstein diseñado por la CIA para garantizar sus objetivos de desestabilización de los gobiernos incómodos a Washington², afirma
Peter Kornbluh, el director del proyecto Cuba de la organización independiente Archivo de Seguridad Nacional (National Security Archive), cuya sede se encuentra en la capital norteamericana. Kornbluh está de paso por Caracas y confirma que existen decenas de cajas con evidencias documentales -muchas aún inéditas- que prueban el abultado prontuario terrorista de Luis Posada Carriles, y su relación de larga data con instituciones del gobierno norteamericano.
Las principales fuentes que confirman esta relación, afirma Peter Kornbluh, no son del gobierno de Cuba o Venezuela, sino de los propios Estados Unidos. El Archivo de Seguridad publicó hace un año un resumen desclasificado de la CIA [1] que brinda copiosos detalles acerca de los vínculos de la Agencia con Posada y Orlando Bosch, su socio criminal, en los decenios de 1960 y 1970. Los «indicios» de la CIA señalan que el experto en «demoliciones» Luis Posada Carriles, «fue reclutado por la Agencia para servir de instructor de las compañías de entrenamiento marítimo» a principios de 1965, recibía un salario de unos 300 dólares mensuales que era bastante alto para la época y era «utilizado también como una fuente de información sobre las actividades de los exiliados cubanos».
La CIA continuó manteniendo relaciones con Posada después de convertirse en un oficial de alta graduación en la policía secreta venezolana, DISIP, entre 1967 y 1974, aunque fue censurada la información acerca del trabajo que realizó para la Agencia durante aquellos años.
«Toda su vida ha estado vinculado a las bombas. Llegó a la DISIP con el encargo de dirigir la sección de explosivos. Nuestro Archivo posee un documento de la CIA, aún no publicado, que lo confirma«, añade Peter Kornbluh, quien reconoce que su organización dispone de «más documentos sobre la carrera de Luis Posada Carriles en la CIA, que de cualquier otro exiliado cubano, porque él fue muy activo. Las evidencias parecen indicar que su papel como agente de la CIA en la DISIP fue fundamentalmente de informante. Mantenía al tanto a la Agencia de las interioridades de la institución y las actividades de otros exiliados de origen cubano«.
Esta relación con la Agencia Central de Inteligencia se mantuvo invariable en todo el período previo al sabotaje del avión frente a las costas de Barbados, el 6 de octubre de 1976. «Hay evidencias de que Posada informó a la CIA sobre Orlando Bosch y sus actividades en Venezuela. Entre ellos había una rivalidad, competían por dirigir las acciones violentas contra Cuba. Ambos luchaban por ser el Padrino de esos grupos. Hay pruebas, por ejemplo, de que en junio de 1976, Posada reveló a la CIA los planes de Bosch y todos los detalles de la reunión de exiliados cubanos en Santo Domingo, donde se constituyó la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que se atribuyó el atentado en Barbados.»
Gracias a la amplia documentación, se sabe que varias agencias gubernamentales conocían desde tres meses antes que estos individuos planificaban el atentado contra un avión civil. A fines de septiembre, al menos una semana antes del atentado, la CIA resumía las declaraciones de un informante que aseguraba haber escuchado decir a Posada «vamos a golpear un avión cubano» y «Orlando tiene los detalles». [2]
«En esta época, el gobierno norteamericano no solía compartir este tipo de información con otros gobiernos. Más bien le convenía que se produjeran«, añade Kornbluh. Semejante perversión convirtió en cómplice de este sabotaje a la administración norteamericana. Entonces como ahora regía el principio del derecho penal que obliga a toda persona o institución, incluso a abogados o psicólogos, a informar inmediatamente sobre cualquier intención de crimen inminente.
«La historia de Posada -afirma Peter- es la de un hombre que aprendió muy bien lo que le enseñaron los militares norteamericanos. Optó por el código de la perfección que exigía la CIA. No solía dar declaraciones a nadie, ni dejar la más mínima evidencia, salvo con quienes lo protegerían por sus servicios. Violó esto cuando habló directamente a The New York Times. Quería publicidad para su campaña de terror contra el turismo en la Isla. Fue una evolución de la estrategia de terror que condujo directamente al acto de explotar un avión en pleno vuelo. En 1976 y en 1998 él quería matar para sembrar el miedo en todos los que intentaran viajar a Cuba.«
OTROS DOCUMENTOS
«Los documentos desclasificados de las agencias de inteligencia estadounidense que ha publicado Kornbluh tienen muchísimo valor», confirma el abogado José Pertierra, quien representa a Venezuela en la solicitud de extradición de Posada. «Muestran que el gobierno que siempre lo amparó supo desde el principio que él es el autor intelectual de la voladura del avión CU 455», añade.
Los documentos desclasificados de la CIA y el FBI coinciden con los documentos de Trinidad y Venezuela en el expediente para la solicitud de extradición que aún está pendiente en Washington. Pertierra revela que en esos informes el Comisionado Adjunto de Policía de Trinidad y Tobago, Dannis Ramdwar, afirmó que uno de los autores materiales del crimen de Barbados, Hernán Ricardo declaró el 17 de octubre de 1976 ante testigos que:
1. Él era miembro de la CIA,
2. Había sido reclutado por la CIA en Venezuela entre los años 1970 y 1971,
3. Trabajaba para Luis Posada Carriles, también agente de la CIA, y se consideraba el «hombre de confianza» de Posada.
4. Orlando Bosch era el cabecilla de una organización de exiliados cubanos llamada CORU.
5. Posada le había pedido que se encargara de Bosch desde que éste llegó a Caracas un mes antes de la voladura del avión.
6. Había sido entrenado en Venezuela y Panamá por la CIA en el manejo de bombas.
7. Fredy Lugo (el otro autor material de la voladura del avión) era también miembro de la CIA, reclutado por el propio Hernán.
8. Ricardo y Lugo tenían como tarea hacer un «trabajo de inteligencia en un avión de Cubana entre Trinidad y Barbados» el 6 de octubre de 1976.
9. «No era un secreto que ellos (Hernán Ricardo y Fredy Lugo) habían estallado el avión».
Los documentos que poseen los gobiernos de Venezuela y Washington contienen un reporte del Médico Forense que examinó los restos de las víctimas. Revelan, por ejemplo, que entre los asesinados ese día en el avión iba una niña de 9 años. Pertierra cita el texto del examen post mortem practicado por el médico. El informe dice que a la niña «le falta el cerebro, tiene los pulmones desgarrados, el corazón reventado, el abdomen desgarrado, el hígado y los intestinos destrozados, múltiples fracturas compuestas, le faltan el 4to y 5to dedo de la mano izquierda, tiene el húmero derecho fracturado con una doble fractura y dislocación del codo derecho, le falta la nalga derecha y tiene fracturas compuesta de la tibia y el peroné a mitad de hueso».
«Ese el tipo de trabajo que Posada Carriles cree que ahora lo califica para recibir la ciudadanía de los Estados Unidos impunemente y el título de patriota contra el comunismo», añade Pertierra. «Si fuera consecuente con su estrategia antiterrorista, el gobierno norteamericano debería acabar de admitir, aunque le pese, que Luis Posada Carrlies es un asesino de personas indefensas y de niños. Merece castigo; jamás, la gloria.»
[1] CIA, memorando secreto enviado al FBI, «Información respecto de las figuras en contra de Castro posiblemente involucradas en la neutralidad u otras violaciones de la ley federal,» 9 de diciembre de 1976.http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=especiales-show¬iciaid=5090¬iciafecha=2005-06-13
[2] CIA, Informe Secreto de Inteligencia, «Actividades del dirigente exiliado cubano Orlando Bosch durante su estancia en Venezuela,» 14 de octubre de 1976http://www.cubadebate.cu/index.php?tpl=especiales-show¬iciaid=5150¬iciafecha=2005-06-22