En una medida que profundiza su control sobre el Sahara Occidental, Marruecos ha anunciado planes para construir un centro de datos a hiperescala de 500 megavatios en Dakhla, una ciudad costera en el territorio no autónomo que ocupa desde 1975. La instalación, que según se informa funcionará completamente con energía renovable, se ubicaría entre los centros de datos más grandes del continente africano.
El anuncio fue ampliamente difundido por medios marroquíes e internacionales tras la firma de un acuerdo de colaboración entre el Ministerio de Transición Energética y el Ministerio de Transición Digital y Reforma Administrativa de Marruecos. El acuerdo se cerró a principios de julio en el marco de la Conferencia Nacional sobre Inteligencia Artificial del país. La ministra marroquí de Reforma Digital, Amal El Fallah Seghrouchni, declaró que proyectos como este sirven para «afirmar la soberanía digital [del reino]».
El proyecto se alinea con la estrategia general de Marruecos para atraer empresas tecnológicas internacionales mediante incentivos como recortes de impuestos y exenciones en virtud de la Carta Nacional de Inversiones, y para posicionarse como un centro digital que conecta África y Europa. El sitio en Dajla está estratégicamente ubicado para aprovechar los abundantes recursos solares y eólicos, y se espera que sirva como centro de almacenamiento de datos, desarrollo de IA y computación de alto rendimiento.
Pero detrás de la elegante fachada de energía verde y avance tecnológico se esconde una realidad preocupante: el centro de datos se está planeando en tierras ocupadas, sin el consentimiento del pueblo saharaui, los legítimos habitantes del Sáhara Occidental, cuyo derecho a la autodeterminación está consagrado en el derecho internacional.
«Mientras Marruecos habla de soberanía digital, sigue violando el principio mismo de soberanía cuando se trata del pueblo saharaui», afirma Sara Eyckmans, de Western Sahara Resource Watch (WSRW). «Establecer un centro de datos de esta magnitud en territorio ocupado, sin consentimiento, equivale a la usurpación de territorio saharaui, disfrazada de avance tecnológico».
Las Naciones Unidas clasifican el Sáhara Occidental como territorio no autónomo. La reivindicación de soberanía de Marruecos sobre el territorio ha sido rechazada por tribunales internacionales y no es reconocida ni por las Naciones Unidas ni por la gran mayoría de la comunidad internacional.
La magnitud del proyecto de Dajla agrava las preocupaciones. Los centros de datos de hiperescala requieren vastas extensiones de terreno e infraestructuras sustanciales (carreteras, líneas eléctricas, fibra óptica), lo que podría alterar irreversiblemente el paisaje y reforzar la ocupación marroquí.
Hace tres semanas, Naver Cloud anunció una alianza con Nvidia, Nexus Core Systems y la firma de inversión Lloyds Capital para construir una «fábrica de IA» similar en Marruecos. No se ha revelado la ubicación exacta, por lo que Western Sahara Resource Watch no tiene claro si se trata de un proyecto independiente o de la misma iniciativa de Dakhla. El consorcio ha firmado un acuerdo estratégico de energías renovables con la empresa energética TAQA para el suministro de infraestructura eléctrica. TAQA obtuvo recientemente un contrato del gobierno marroquí para la construcción de una «Autopista Eléctrica» de alto voltaje de 1.400 km y 1.200 megavatios de nueva capacidad de energía eólica, todo ello para desarrollarse en el Sáhara Occidental ocupado. Según se informa , también tiene planes para desarrollar hidrógeno verde en el territorio.
Dada la ambigüedad, WSRW insta a todos los inversores y empresas que participan en infraestructuras de datos en Marruecos a que ejerzan una rigurosa diligencia debida y eviten la complicidad en proyectos ubicados en territorio ocupado. La jurisprudencia internacional, como las diez sentencias posteriores del Tribunal de Justicia de la UE, ha establecido que el Sáhara Occidental es un territorio distinto y separado de Marruecos, y que las actividades económicas allí requieren el consentimiento expreso del pueblo saharaui.
“La carrera por la IA y la capacidad de datos no puede ir en detrimento del derecho internacional y los derechos humanos”, añade Eyckmans. “Ningún panel solar ni marca ecológica puede ocultar la realidad de que este proyecto se está desarrollando en territorios bajo ocupación militar. A medida que el mundo avanza hacia un futuro cada vez más digital, WSRW insta a gobiernos, inversores y empresas a garantizar que la innovación no se convierta en un vehículo para agravar la injusticia en el Sáhara Occidental”.
Texto original: Western Sahara Resource Watch | Morocco plans massive AI center in occupied Western Sahara