Los medios masivos de comunicación de Estados Unidos, dominados por el gran capital y los monopolios empresariales, se han caracterizado por tergiversar los hechos, crear estados de opinión contra cualquier persona o país que afecte sus intereses, preparar a la opinión pública nacional o internacional para que apoye al país en sus más de 300 […]
Los medios masivos de comunicación de Estados Unidos, dominados por el gran capital y los monopolios empresariales, se han caracterizado por tergiversar los hechos, crear estados de opinión contra cualquier persona o país que afecte sus intereses, preparar a la opinión pública nacional o internacional para que apoye al país en sus más de 300 agresiones e invasiones en todo el mundo y para mantener como neófitos políticos a su mayoritaria población.
Ejemplos sobran. Con contadas excepciones, satanizaron al gobierno de Salvador Allende en Chile para provocar y preparar el sangriento golpe de Estado de los militares; ocultaron las atrocidades cometidas por regímenes militares en Brasil, Guatemala, Argentina y Paraguay; escondieron las acciones terroristas contra Cuba y los continuos intentos de atentados contra dirigentes de la revolución; encubrieron la agresión de tropas sudafricanas en Angola para derrotar al gobierno de Agostinho Neto y afirmaban que Cuba había entrado primero en esa nación; con informaciones fraudulentas prepararon a la opinión pública para atacar o invadir Guatemala (1954) República Dominicana (1965), Granada (1981), Yugoslavia (1998) Afganistán (2001) e Iraq (2003), entre otras agresiones.
Con estos ejemplos y el apoyo directo de las administraciones norteamericanas, la emigración cubana (llegada a Estados Unidos tras el triunfo de la Revolución en 1959, plagada de elementos de la derrotada dictadura de Fulgencio Batista, y por latifundistas y potentados que habían perdido su poder político y económico con las nuevas leyes revolucionarias), tomó el control de los medios de comunicación en Miami y hasta superó con creces a sus profesores norteamericanos.
El que osara hablar o divulgar tan siquiera una noticia sobre Cuba que no fuera peyorativa e insultante, corría el riesgo de ser asesinado o como aún sucede, que le cerraran las puertas para hacer algún negocio o buscar empleo. Ese panorama de intolerancia aun esta presente en los medios de comunicación de Miami.
Los principales diarios del Condado son The Miami Herald y su versión en español El Nuevo Herald y el Diario de las Américas. Todos cargados de una órbita anti gobierno cubano.
El Nuevo Herald, con su director actual Humberto Castelló es el más leído por las personas de mayor edad en la emigración pues a los jóvenes no les interesan sus escritos. Se caracteriza por dar informaciones sobre Cuba con alto grado de desinformación y siempre con un lenguaje que afecte cualquier noticia que pueda beneficiar la imagen del gobierno de la Isla. Usa palabras cliché como: combatiente anticastrista para nombrar a asesinos y terroristas confesos como Orlando Bosch, Luis Posada Carriles y Gaspar Jiménez Escobedo. Algunos de los artículos que aparecen en el Herald en inglés no son reproducidos en El Nuevo Herald porque el primero en ocasiones presenta reportes que no atacan a La Habana.
El Diario de las Américas, esta dirigido por Horacio Aguirre, un nicaragüense vinculado a la familia Somoza y a las agencia de inteligencia norteamericanas. Es la voz de la vieja emigración batistiana y en sus páginas escriben los más feroces actores contra la revolución cubana los que también trabajan en Radio Martí, entre ellos José Ignacio Rivero, Tulio Díaz Rivera, Luis Aguilar León, Ariel Remo y otros que lo hacen con enorme carga de mentiras y odio contra la Isla.
Existen otros dos, el Miami Daily Business Review, dirigido a un sector muy específico y el Miami New Times que sale los fines de semana (semanario).
¿Intolerantes o terroristas?
Una cosa es ser intolerante y otra convertirse en asesinos.
Con la mayoría del control económico y político de la radio, canales de televisión y la prensa, las organizaciones y grupos de extrema derecha imponen también el miedo a quienes intenten introducir alguna cuestión que pueda beneficiar al diálogo o al mejoramiento entre Cuba y su emigración.
En febrero de 1975, Luciano Nieves Mestre, defensor del entendimiento entre emigración cubana y la Revolución fue asesinado por Jesús Lazo Jiménez y Valentín Hernández Ramírez, miembros del grupo conocido como los Pragmáticos. Luciano recibió varios disparos cuando iba a ver a su hijo que estaba enfermo en un hospital de la calle 60 y Coral Way.
En abril de 1976, el editor de la revista Verde Olivo, Ramón Doméstenez resultó muerto tras detonar la última de varias bombas que los extremistas le pusieron en una fábrica de su propiedad que producía embarcaciones de plástico. Antes del homicidio, había recibido numerosas amenazas a través de medios periodísticos.
Por esos mismos días y año el conocido comentarista radial Emilio Milián que con su hiriente verbo atacaba constantemente a Cuba, perdió sus dos piernas cuando le pusieron una bomba dentro de su auto Chevrolet. Su delito fue criticar la violencia como forma de derrocar a la Revolución.
A Carlos Muñiz Varela, integrante del grupo de los 75 que estableció el primer diálogo con el gobierno cubano, lo asesinaron en abril de 1979 en Puerto Rico. El libelo Crónica Gráfica que se editaba en esa nación y circulaba también en Miami, Nueva Jersey y Nueva York, lo había amenazado antes del crimen.
Un comando integrado entre otros por Gaspar Jiménez Escobedo, el mismo que trató junto a Luis Posada Carriles de atentar en Panamá contra Fidel Castro y que también puso la bomba en el auto de Emilio Milián fue el autor directo de estos crímenes.
A la revista Réplica, dirigida por el periodista Max Lesnik, le estallaron cuatro bombas en sus oficinas y las autoridades estadounidenses no podían permitir que la última detonara. Cuatro libras de C-4 habían sido colocadas en el local, y su fuerza expansiva haría volar toda la manzana, incluso una escuela que se encontraba frente a Réplica.
Debido a la confrontación desde sus páginas con la poderosa derecha cubanoamericana, estos elementos comenzaron el boicot contra Réplica, sobre todo cuando en 1978 la publicación apoyó las conversaciones que se realizaron entre la comunidad emigrada y el gobierno de la Isla. El resultado fue varias bombas en las oficinas, intentos de asesinato contra su editor, amenazas y agresiones a los comerciantes que distribuían las revistas en los establecimientos, intimidaciones a los anunciantes. Replica dejó de circular a finales de 1990.
Uno de los principales ejecutores fue Pedro Remón también detenido en Panamá junto a Posada Carriles y Gaspar Jiménez cuando intentaban asesinar a Fidel Castro.
En 1995 durante una visita que hice a Estados Unidos para realizar una investigación sobre la emigración, fui testigo de uno de estos actos de intolerancia. El periodista Lázaro Fariñas había sido invitado a un programa en la emisora radial WCMQ para defender el acercamiento de la emigración con Cuba. Fariñas tuvo que pedir ayuda a sus amigos para que lo fueran a buscar pues durante el transcurso del programa le hicieron varias llamadas donde le decían que lo esperarían en la puerta de la emisora para darle una golpiza. Sus amigos lo sacaron, sigilosamente, por la puerta trasera de la WCMQ ubicada en la Avenida Ponce de León en Coral Gable. Esta emisora fue vendida posteriormente y ya no transmite en español.
Aunque no se descartan los métodos terroristas, hoy la derecha utiliza más las presiones económicas. El programa La noche se Mueve, que se transmite por la emisora 1210 bajo la conducción del periodista Edmundo García, es objeto del boicot. A los anunciantes se les ha amenazado con tomar medidas contra ellos si mantienen sus anuncios publicitarios. La campaña esta organizada por el llamado Consejo por la Libertad cuya vocera principal es Ninoska Pérez. Edmundo García cometió el «error» de entrevistar, meses atrás, al presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón.
Un artículo aparecido el 13 de noviembre de 2000 en El Nuevo Herald, reconocía que «los hispanos, en su mayoría cubanos, controlan el 66 por ciento de los medios de comunicación en español, lo que les concede un gran poder en cuanto a la movilización de las masas de votantes hispanos, sobre todo de aquellos que están en la tercera edad y son fácilmente manipulables.»
Para desvirtuar las noticias, las envuelven como ocurrió tras la inmensa marcha por el primero de mayo en Cuba donde participaron millones de personas en protesta contra el terrorismo y el bloqueo. Sus titulares e informaciones hicieron hincapié en que Fidel Castro no estuvo presente en la marcha y obviaron lo fundamental, que era la unión del pueblo, la condena a Posada Carriles y la liberación de los Cinco cubanos antiterroristas prisioneros en Estados Unidos.