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Mwangi y los «anti-buitres» kenianos

Fuentes: Wiriko

Algunas paredes de las ciudades africanas han dejado de ser meros soportes para las vallas publicitarias y se han convertido en instrumentos de expresión para los marginados de los sistemas de comunicación oficiales, situados en la periferia social y artística. El arte urbano del graffiti y las intervenciones de calle producidas por artistas, activistas culturales, […]


Algunas paredes de las ciudades africanas han dejado de ser meros soportes para las vallas publicitarias y se han convertido en instrumentos de expresión para los marginados de los sistemas de comunicación oficiales, situados en la periferia social y artística. El arte urbano del graffiti y las intervenciones de calle producidas por artistas, activistas culturales, sociales y políticos africanos, invaden muchos de los rincones que conforman las modernas ciudades al sur del Sahara. El graffiti, como la ocupación de plazas y calles que protagonizaron las revueltas árabes del norte de África, se ha convertido en una invasión de facto del espacio público a través de lienzos que comunican, expresan y contribuyen a la transformación de las sociedades africanas de hoy.

A menos de 3 meses para las próximas elecciones en Kenya (previstas para el 4 de marzo de 2013), el caso del activista Boniface Mwangi nos parece de vital importancia para la actualidad tanto artística como política del país. Figura crucial dentro del activismo social y cultural de África, su trayectoria profesional pasa por el fotoperiodismo, el arte del graffiti o el documental para la sensibilización, estando en el punto de mira de la censura institucional y habiendo pisado la cárcel en varias ocasiones por su carácter de crítico incansable.

A los 24 años, Mwangi era uno de los periodistas que cubrían las noticias sobre las elecciones kenianas de 2007, pero su contacto directo con los conflictos vividos por la población en el periodo post-electoral, que se saldó con la vida de 1.200 personas y más de medio millón de desplazados, le llevó a fundar la organización Picha Mtaani -basada en una exposición fotográfica itinerante- para la reconciliación postconflicto, en 2008. Su fotografía, vanamente censurada por el gobierno keniano, se convirtió en la principal denuncia gráfica de la violencia y en una semilla para la paz. Su trabajo le valió el premio Mohamed Amin de la CNN al fotoperiodista del año en dos ocasiones (2008 y 2010). Y en 2012, recibió el Premio holandés Príncipe Claus (de Cultura y Desarrollo) por su aportación para una «nueva Kenya», además de ser nombrado «personaje del año» por el GlobalPost por su capacidad de movilización de la sociedad civil a través de sus fotografías y sus graffitis.

Su documental ‘Heal the Nation’, sobre el conflicto post-electoral de las últimas elecciones de Kenya, es un clamor por la justicia y la reconciliación nacional rememorando las atrocidades cometidas y reflexionando sobre la necesidad de una transformación social y nacional del país. Actualmente, Mwangi, se encuentra inmerso en una campaña de sensibilización de la opinión pública contra «los buitres» , como él los denomina, que conforman el actual gobierno keniano. En 2012, reunió a un grupo de graffiteros decididos a influir en la conciencia colectiva, para crear murales por todo Nairobi con buitres que representan a la clase política. Esta actividad, clandestina y mayoritariamente realizada durante la noche, empezó a molestar mucho al gobierno de Nairobi. Este acontecimiento, provocó el encarcelamiento de Mwangi, pero tuvo que ser puesto en libertad gracias a la presión social de los kenianos que respaldaban su obra.

40 murales mensuales pintados por todo un movimiento «anti-buitres» son difíciles de borrar por las brigadas de limpieza del gobierno. Pero éste, no sólo se enfrenta a una invasión del espacio público a través del arte urbano, sino que se enfrenta a un movimiento que se nutre de las redes sociales y las nuevas tecnologías para la movilización de los votantes. Mwangi y los «anti-buitres» kenianos han diseñado una web para denunciar la corrupción, los asesinatos cometidos después de las últimas elecciones y la falta de transparencia del gobierno de Kenya a través de mavulture.com. ‘Mavulture’, ‘muchos buitres’ en swahili, nació el pasado 13 de Noviembre gracias a financiadores privados y se presenta como una iniciativa sin precedentes en el país.

Tendremos que esperar aún unos meses para poder evaluar la verdadera incidencia de todas estas iniciativas en Kenya, pues es difícil valorar el alcance real de este tipo de acciones sobre la comunidad. Pero la cantidad de personas que se manifestaron para conseguir la liberación del joven artista en su última encarcelación o el éxito de otras campañas de movilización popular similares, a través de las redes sociales como la de SunuCause de las últimas presidenciales en Senegal, hacen vislumbrar posibilidades reales de incidir en la concepción política de los kenianos.