Namibia acusó a la Unión Europea de recurrir a tácticas de intimidación en las negociaciones comerciales, lo que causó nuevas tensiones entre la UE y África. La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), sostiene que los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés), que pretende suscribir con 47 países […]
Namibia acusó a la Unión Europea de recurrir a tácticas de intimidación en las negociaciones comerciales, lo que causó nuevas tensiones entre la UE y África.
La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), sostiene que los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés), que pretende suscribir con 47 países africanos, ofrecerán beneficios tangibles al continente.
Pero los gobiernos de África no están tan entusiasmados con los pactos de liberalización comercial porque fomentarán las divisiones entre vecinos, arguyen algunos.
En una alocución ante la Asamblea Nacional el 19 de este mes, el ministro de Comercio de Namibia, Hage Geingob, criticó duramente a los EPA y advirtió que llevarán a la desintegración de la Unión Aduanera de África Austral (SACU, por sus siglas en inglés), el bloque comercial más antiguo del mundo que este año celebra su centenario.
Un aspecto importante de las uniones aduaneras es que aplican gravámenes comunes a los productos que comercializan con el resto del mundo. Será inviable mantener los impuestos porque los cinco miembros de SACU tienen diferentes acuerdos comerciales con la UE, indican analistas.
Botswana, Lesotho y Swazilandia firmaron un tratado con el bloque europeo en 2009. Pero Namibia y Sudáfrica se negaron porque lo considerararon perjudicial para sus intereses.
Geingob reconoció que hay «serias tensiones» dentro de la SACU, pero señaló que los gobiernos se comprometieron a hacer lo posible por trabajar juntos.
Representantes de los cinco países se reunieron con el comisario de comercio de la UE, Karel de Gucht, para analizar posibles salvaguardias que permitan garantizar la existencia de la SACU.
Tras el encuentro, Geingob se mostró «consternado» porque la solicitud fue «rechazada de forma rotunda y con condescendencia» por De Gucht.
Es un error doblegarse ante la presión de la UE y aceptar los EPA, insistió.
Namibia se verá obligada a abandonar estrategias fundamentales para su desarrollo económico, como los gravámenes a la exportación de materia prima, con los que el gobierno fomenta la industria local y genera puestos de trabajo. La UE, por su parte, insiste en que esos impuestos deben eliminarse, subrayó Geingob.
Si Windhoek habilita el ingreso de más productos europeos será imposible promover sus sectores industrial y agrícola sin quedar a merced de la competencia extranjera.
Namibia deberá entonces sacrificar puestos de trabajo en la agricultura y en la industria alimentaria y cambiar la política que le permite ofrecer disponibilidad de recursos a la población, arguyó.
«Tendremos que decirle adiós a nuestra pasta y a nuestra industria láctea», señaló Geingob. «Si firmamos, deberemos eliminar todas las restricciones cuantitativas sobre las importaciones y exportaciones. Pondremos en riesgo nuestros logros en horticultura y producción de cereales. Dependimos mucho tiempo de la importación de alimentos», explicó.
«La seguridad alimentaria y el desarrollo rural alcanzados se logaron gracias a la creación de mercados seguros para nuestros productores y a la restricción al ingreso de frutas, verduras y cereales», añadió.
Geingob terminó su alocución pidiendo a «nuestros amigos en Europa» que traten de resolver los problemas, y que no «usen tácticas de intimidación ni la antigua arrogancia colonial».
La Comisión Europea le da «mucha importancia al trabajo con sus socios africanos para asegurarse que los EPA sirvan como motor del desarrollo económico y social del continente», señaló el portavoz comercial, John Clancy.
«Cada país debe decidir por su cuenta cuál es el mejor camino, pero creemos que a Namibia le servirá» el acuerdo, dijo Clancy a IPS.
La actitud de la UE en las negociaciones hace que el futuro de la SACU se vea «indudablemente comprometido», señaló el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, en abril.
También destacó que los estatutos prevén que los acuerdos comerciales se negocien de forma colectiva, gracias a una enmienda de 2002. Es un «principio fundamental de nuestra existencia», señaló Zuma, quien urgió a la SACU a analizar la forma de «eliminar todos los vestigios del sistema colonial de dominación y de dependencia» .
Sólo 10 de los 47 países africanos firmaron acuerdos comerciales con la UE.
La mayoría de los estados alargan las negociaciones o son reticentes a alcanzar un acuerdo porque consideran que los requisitos principales del bloque europeo son «tóxicos», en especial su intención de eliminar 80 por ciento de los gravámenes a las importaciones que llegan a África, según un estudio del Centro Sur, con sede en Ginebra.
Los países africanos tienen razón en estar preocupados, según el instituto de investigación.
Muchos de ellos disminuyeron sus impuestos de forma rápida en los años 80 en el marco del «ajuste estructural» promovido por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Esa política hizo que Senegal perdiera un tercio de los puestos de trabajo en la industria, uno de los muchos ejemplos del daño infligido al sector por los productos importados que se vendían a bajo costo y el consiguiente aumento del desempleo.