George W. Bush, Donald Rumfield y toda la administración ultraderechista norteamericana se encuentran sumamente nerviosos porque Cuba y Venezuela están «desestabilizando Latinoamérica». Y es que ambos lanzan una estela de solidaridad humana que les abre los ojos a los pueblos del continente. Rumsfeld, el secretario de Defensa, uno de los impulsores de las invasiones a […]
George W. Bush, Donald Rumfield y toda la administración ultraderechista norteamericana se encuentran sumamente nerviosos porque Cuba y Venezuela están «desestabilizando Latinoamérica». Y es que ambos lanzan una estela de solidaridad humana que les abre los ojos a los pueblos del continente.
Rumsfeld, el secretario de Defensa, uno de los impulsores de las invasiones a Afganistán e Iraq, realizó recientemente un periplo por Paraguay y Perú para «condenar» a La Habana y Caracas debido a que «están involucrados en la situación de Bolivia y de Ecuador» y señaló que ese eje ha aumentado «su influencia en Latinoamérica».
Y verdaderamente lo que dijo este señor de la guerra es cierto pues al rechazar esas dos naciones la globalización neoliberal, el libre comercio y, en contraposición, seguir una política independiente, soberana y de desarrollo social a favor de sus pueblos y de los otros del continente, se han convertido en ejemplos para los pobres del mundo.
Ante las diatribas del todopoderoso personero norteamericano, el presidente Nicanor Duarte señaló que 700 jóvenes paraguayos estudian en universidades cubanas mientras que el convenio con Venezuela resulta sumamente ventajoso para su país.
Asimismo, Mario Antonio Justiniani, comandante de las Fuerzas Armadas Bolivianas refutó a Rumsfeld al declarar que no tiene información de una eventual injerencia cubano-venezolana en su país.
La «conspiración» del «eje La Habana-Caracas» resulta sumamente peligrosa para el imperio pues en un programa de Alo Presidente, transmitido desde el poblado Sandino, en la occidental provincia cubana de Pinar del Río, los presidente Fidel Castro y Hugo Chávez anunciaron un programa denominado Milagro mediante el cual se realizarán operaciones quirúrgicas a 6 millones de latinoamericanos en los próximos 10 años, en forma completamente gratuita.
Castro y Chávez, en un programa que tuvo una duración de casi 6 horas, anunciaron que a través del plan Milagro, puesto en marcha hace solo 8 semanas, se le había devuelto la visión a 50 248 pacientes venezolanos que han sido operados en 14 instalaciones cubanas.
Chávez anunció que en Venezuela, próximamente, se abrirán centros quirúrgicos, con personal cubano, para operar a otros miles de pacientes de su país y del continente y con el esfuerzo mancomunado de ambas naciones, se le devolverá la vista a 600 000 pacientes anualmente.
Un día antes, el sábado 20 de agosto, en el teatro Carlos Marx de Ciudad de La Habana, repleto de jóvenes con batas blancas y de invitados de más de 20 países de la región, Fidel y Hugo presidieron la primera graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
Después de seis años de fundada, se graduaron 1 610 médicos de Honduras, Paraguay, Ecuador, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Panamá, Argentina, Brasil, Bolivia y otras naciones que irán a prestar servicio a las poblaciones pobres de sus países de origen.
La Escuela Latinoamericana de Medicina se creó en 1990 (tras el desastre del huracán Mitch que dejó más de 40 000 muertos en Centroamérica) con el objetivo de formar médicos que salvarán la vida anualmente a más de 40 000 personas en cada uno de los países afectados, según explicó Fidel.
«Durante su intervención en el teatro Carlos Marx, Chávez citó a Simón Bolívar cuando dijo que «el gran día de nuestra América no ha llegado» y el estadista venezolano agregó que «la hora de nuestros pueblos ahora sí llegó».
El presidente bolivariano subrayó que en los próximos 10 años, en Cuba y en Venezuela se van a formar, forjar y graduar cerca de 100 000 médicos de América Latina y el Caribe y agregó que la cifra podría duplicarse.
Por su parte, Fidel subrayó que las principales armas con que cuentan nuestros pueblos son las del talento, la inteligencia y la solidaridad que pueden derrotar las injusticias y la explotación sufrida por nuestros pueblos durante siglos. «El capital humano, agregó, puede más que el capital financiero.»
A esos ejemplos de altruismo, desinterés, solidaridad y humanidad son a los que les teme la Casa Blanca.
El miedo es justificado pues los pueblos del hemisferio comienzan a ver la luz de la soberanía y de la libertad y como expresó el comandante Ernesto Che Guevara, «esta humanidad ha dicho basta y ha echado a andar.»