Recomiendo:
3

Níger

Ruidos en el patio trasero de Francia

Fuentes: Rebelión [Imagen: Consejo de Transición de Níger liderado por el general Abdourahamane Tchiani]

Temprano el miércoles 26 de julio corrieron rumores en Niamey, la capital de Níger, acerca de que la guardia presidencial, un grupo de elite compuesto por 2.000 hombres, había retenido al presidente Mohamed Bazoum.

Noticia que se terminaría confirmando horas después y frente a la inquietud pública, hacia el final del día, el coronel mayor, Amadou Abdramane, acompañado por otros nueve militares pertenecientes a un grupo interno del ejército autodenominado Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria, comunicó oficialmente que las fuerzas de defensa y seguridad de la nación habían decidido terminar con el Gobierno elegido en 2021.

Es importante señalar que el presidente Bazoum, a pesar de que  ha sido el primer jefe de Estado al que se le traspasó el poder democrático desde la independencia del país en 1960, pocos días antes de su asunción en marzo de 2021 sufrió una asonada que fue abortada rápidamente. Según se informó, dirigida por el capitán de la fuerza aérea Sani Gourouza, quien tras fracasar se refugió en Benín, done fue capturado y devuelto a Niamey, donde junto a otros cinco camaradas fue condenado a 20 años de prisión. Un segundo intento de golpe de Estado se produjo en marzo último, mientras el presidente Bazoum estaba de gira oficial en Turquía. Aunque se conoció que se produjeron algunos arrestos, los detalles del hecho se han mantenido en total hermetismo.

En el mensaje del pasado miércoles por la noche los militares plantearon, además de una serie de objeciones a las políticas llevadas por el ahora expresidente Bazoum, se profundizó en la pésima conducción de la guerra contra el terrorismo wahabita que asola al país desde 2015.

Durante la presentación del coronel Abdramane se informó de que las fronteras permanecerán cerradas, que todas las instituciones de la república habían sido clausuradas, el establecimiento del toque de queda para todo el país y la tajante advertencia de que el ejército nigerino rechazará cualquier intervención extranjera.

Este subrayado final, aunque quizás sea muy apresurado conjeturar, parece tener solo dos destinatarios: Francia y Estados Unidos, potencias que han tenido una presencia gravitante, cualquiera haya sido el gobierno de Níger, desde su independencia en 1960.

Importantes “acuerdos” políticos, comerciales y militares han sometido al país a prácticas neocoloniales de su antigua metrópoli, París, que con el paso del tiempo se ha visto obligada, a su vez, a ceder su prevalencia colonial a Washington.

Históricamente Francia ha sometido al expolio absoluto los ricos yacimientos minerales nigerinos, particularmente los de uranio, en la región de Agadez. El uranio es clave para el sistema de usinas nucleares francesas, que abastecen en un gran porcentaje sus necesidades de energía eléctrica, mientras los casi 26 millones de nigerinos jamás han podido disfrutar un gramo de sus riquezas, ya que más allá de los precios de saldo que paga París por esas extracciones, los beneficios que quedan en el país han sido acaparados por las elites gobernantes.

A la agobiante presencia de París, que ha controlado cualquier intento de independencia real de su antigua colonia, en estos últimos meses se han sumado los desechos de la Operación Barkhane del ejército francés, que recientemente ha sido expulsada de Mali tras su fracaso en la lucha contra el terrorismo wahabita y que, en estas horas, podría llegar a ser un recurso importante para que Emmanuel Macron pueda presionar a los militares nigerinos que se han hecho del poder, si estos pretendieran modificar las ventajas de las que París ha disfrutado.

Otro factor fundamental que jugará en la proyección que pueda tener la junta militar es la fuerte presencia norteamericana en el país, que en estas últimas dos décadas desarrolló una relación muy estrecha con el ejército nigerino. Recordemos el resultado escandaloso que finalmente tuvo la famosa emboscada de Tonga-Tonga en la región de Tillabery, en el noroeste del país, donde muyahidines vinculados al Dáesh asesinaron a una docena de militares nigerinos juntos a cuatro boinas verdes norteamericanos en octubre de 2017, cuando la participación de efectivos de los Estados Unidos en operaciones de combate en ese país, era ignorada y se creía que su presencia solo se atenía a la construcción de una base para lanzamiento de drones para combatir al terrorismo, bajo control de la CIA, en vastos sectores del continente, en Dirkou, región de Agadez en el noroeste nigerino, la que fue inaugurada en 2019.

Níger, a pesar de ser uno de los países más pobres del mundo, es la segunda nación del África Subsahariana que recibe mayor asistencia militar por parte de Washington, lo que no es un dato menor a la hora de las posibles consecuencias de los hechos del pasado miércoles.

Cómo es de uso, rápidamente se han alineado las potencias occidentales y diferentes organizaciones internacionales para condenar el golpe. Entre ellos Antony Blinken, el secretario de Estado norteamericano, quien declaró haber hablado con Bazoum para alentarlo a retomar el poder y expresarle “el apoyo inquebrantable de Estados Unidos”. Además, en la misma dirección se expresaron la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Africana y el Bloque de África occidental (Ecowas, por sus siglas en inglés)

¿Quién manda ahora?

Acerca de quién lidera el golpe, todas las versiones se refieren al general Omar Tchiani, comandante de la unidad presidencial, como autor intelectual del golpe y hombre fundamental para impedir los golpes de 2015 contra el expresidente Mahamadou Issoufou, y el intento del 2021 para evitar la asunción de Bazoum.

Aunque es demasiado pronto para saber qué dirección tomará el nuevo gobierno, parece que no le quedan demasiadas opciones, continuar por el camino que se estaba transitando y que el golpe haya sido solo un cambio de nombres o buscar un camino independiente, como lo están intentando los coroneles de Mali, Burkina Faso e incluso los militares que tomaron el poder en Guinea Conakry en 2021, tratando de sacudirse el yugo colonial al que siempre han estado sujetos.

De elegir la segunda opción, Occidente dispone de una serie de posibilidades para evitarlo, buscar algún general dispuesto a encabezar una rebelión contra los “golpistas”, para lo que sin dudas tendrá a su disposición tropas y armamentos aportados por las todavía presentes en Níger dotaciones francesas y norteamericanas, por lo que rápidamente podría escalar a una guerra civil o jugar con la junta de Gobierno militar del Chad, que encabeza el general Mahamat Déby Itno, hijo del expresidente Idriss Déby, muerto en una acción militar en 2021, que asumió a través de un golpe militar avalado por Macron y que fue en sus 30 años de mandato un fiel servidor de Francia. Si bien es cierto que en estos últimos meses se produjeron algunos cortocircuitos entre París y N’Djamena, para el joven general Déby, comandante de uno de los ejércitos más poderosos del continente, sería una oportunidad de oro para volver a congraciarse con Francia, encontrar alguna situación compleja a lo largo de la frontera de casi 1.200 kilómetros en común con Níger.

Sin duda la resolución del golpe de Estado, si Francia y Estados Unidos finalmente no tuvieran nada que ver, ha sido una jugada magistral por parte de los militares nigerinos, ya que como es de rigor son monitoreados de manera permanente, tanto por la CIA como por parte de la inteligencia francesa.

Al punto de que hace unas pocas semanas el jefe del Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos en África (SOCAFRICA), el contralmirante Milton Jamie Sands, había comentado: “que solo tenía cosas buenas que decir sobre las fuerzas armadas de Níger. Estoy alentado por lo que veo de las operaciones especiales de Níger y su Gobierno”.

Desde 2002 Washington comenzó a dar asistencia antiterrorista a Níger y a lo largo de los últimos diez años ha otorgado más de 500 millones de dólares en armamento, vehículos blindados e incluso aviones de vigilancia. Estados Unidos, además, ha desplegado en la última década una cifra que supera los 1.000 efectivos en Níger, que brindan entrenamiento y asistencia al ejército nigerino, que debe enfrentar la expansión terrorista en dos frentes: en el suroeste, que llegó desde Malí, y en el noroeste con base en Nigeria.

La compleja situación de Níger antes y después del 27 de julio, que genera más dudas que certezas, hará que los ruidos que suenan en el patio trasero de Francia sigan atronando un largo tiempo.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.