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¿No aprendió nada Boehner en 2011?

Fuentes: Progreso Semanal

Es la mayor sensación del Reino Unido desde Susan Boyle. Aplastó a la competencia al ganar el gran premio de «Gran Bretaña Tiene Talento». Y aceptó su premio de £ 500 000 ¡en cuatro patas! Conozcan a Pudsey, el perro mezcla de collie, bichón fraise y chino moñudo -conocido como «perro sato»- que enloqueció a […]

Es la mayor sensación del Reino Unido desde Susan Boyle. Aplastó a la competencia al ganar el gran premio de «Gran Bretaña Tiene Talento». Y aceptó su premio de £ 500 000 ¡en cuatro patas!

Conozcan a Pudsey, el perro mezcla de collie, bichón fraise y chino moñudo -conocido como «perro sato»- que enloqueció a los jueces y arrasó en Gran Bretaña con un sorprendente despliegue: caminar con las patas trasera, saltar a través de aros y hasta bailar el charleston.

Esa es la diferencia entre un perro y los republicanos de la Cámara de Representantes -a un perro se le pueden enseñar trucos. Aparentemente, a un republicano de la Cámara no se le puede enseñar nada. Son incapaces de aprender.

Como descubrimos con el presupuesto de Paul Ryan, por ejemplo. El año pasado, todos los republicanos de la Cámara de Representantes, con excepción de cuatro, votaron a favor del plan Ryan para terminar con Medicare y Medicaid tal como existen en la actualidad y recortar programas para los pobres, mientras incrementaban los recortes para los ricos. Su plan nunca despegó, pero así todo resultó ser un desastre político.

Newt Gingrich lo descartó como «ingeniería social derechista», Y una vez que regresaron a sus distritos, los republicanos fueron tan apabullados por electores indignados que temían perder su Medicare y Medicaid que regresaron a Washington y prácticamente desheredaron el plan Ryan. Uno pensaría que habían aprendido la lección. Pues no. Este año los republicanos dieron media vuelta y adoptaron casi el mismo plan, solo que peor. Y de inmediato Mitt Romney alabó el presupuesto de Ryan como «un paso atrevido para encaminar  nuestra nación hacia la cordura fiscal». Hasta lo calificó de «maravilloso».

Y ahora, dirigidos por John  Boehner, el presidente de la Cámara, los republicanos están mostrando la misma ignorancia y arrogancia -acerca del techo de la deuda. ¿Quién puede olvidar la debacle del año pasado? Aunque subir el techo de la deuda de manera que Estados Unidos pueda pagar su deuda nunca fue un asunto partidista -Ronald Reagan lo hizo 18 veces; George Bush siete veces-los republicanos de la Cámara se negaron a permitir otro incremento sin los correspondientes recortes a los programas internos.

Para los republicanos, esto demostró ser otro desastre de relaciones públicas. Los expertos pronosticaron el colapso económico. Las agencias de crédito alertaron de que Estados Unidos perdería su alta evaluación. Los mercados se desplomaron. La crisis pudo evitarse solo cuando ambos contendientes acordaron la creación del Supercomité. Pero también fracaso cuando los miembros republicanos del comité se negaron a aceptar aumentos en los ingresos del gobierno. En cuyo momento, como estaba acordado, entró en vigor el «secuestro», lo que requirió de un descuento de $1,2 billones en recortes, divididos  a partes iguales entre los programas de defensa e internos. Pero ahora los republicanos están tratando de violar también ese acuerdo al querer perdonar al Pentágono y realizar todos los recortes en Head Start, sellos de alimentos y atención médica.

Una vez más, después de tal abyecto fracaso, uno pensaría que los republicanos habrían aprendido algo. Pero no. Al presidente de la Cámara Boehner le está dando la misma pataleta. Esta semana le dijo a la Cumbre Fiscal de 2012 de la Fundación Peter G. Peterson: «Cuando llegue el momento, insistiré de nuevo en mi sencillo principio de recortes y reformas mayores que el incremento del límite de la deuda». En otra palabras, Boehner está reiniciando la pelea por la deuda del pasado verano y amenazando con paralizar al gobierno y tomar de rehén la fe y el crédito de Estados Unidos para obtener nuevos recortes de gastos internos (solamente internos) -y, por supuesto, otra prórroga de los descuentos de impuestos para los ricos de Bush.

Independientemente de cómo trate de disfrazarla con retórica de responsabilidad fiscal, la súbita y rígida postura de Boehner acerca del déficit no es más que pura politiquería. Si no, ¿por qué los actuales cuatro líderes republicanos -John Boehner, Eric Cantor, Mitch McConnell y Jon Kyl- continúan votando a favor de incrementos del techo de la deuda, sin condiciones, bajo el presidente George W. Bush? ¿Se volvieron de pronto religiosos cuando fue electo Barack Obama?  Y si es tan sacrosanto, ¿por qué el presupuesto mismo de Ryan incluye un aumento de $5 billones en el techo de la deuda sin los necesarios recortes correspondientes?

Está claro que Boehner está hacienda un rejuego político con el techo de la deuda. Pero es un juego peligroso cuyo fracaso tendría un  efecto devastador en la economía de EE.UU. Cada agencia gubernamental, cada negocio, cada familia enfrentaría un costo crediticio mucho más alto. Miles de negocios fracasarían y el desempleo crecería en forma dramática.

Es una irresponsabilidad de Boehner reavivar la pelea presupuestaria del verano pasado. Y un suicidio político. Según Gallup, después del lamentable desempeño del pasado año,  la tasa de aprobación del Congreso cayó a un mínimo de 10 por ciento. Este año, Boehner parece decidido en llevar la cifra a cero.

Bill Press es el anfitrión de un  programa diario de radio distribuido nacionalmente, y autor de un nuevo libro, La máquina de odio contra Obama, a la venta ya en librerías.  Pueden escuchar «The Bill Press Show» en su sitio web www.billpress.com. Su correo electrónico es [email protected] .

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=4695:ino-aprendio-nada-boehner-en-2011&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4