Leo con cierto regocijo las explicaciones de multitud de economistas, periodistas, e individuos de diferente pelaje tratando de argumentar que hay detrás de la mayor caída histórica, a lo largo de la primera semana del año, en los precios de ciertos activos de riesgo. Seamos claros. China es la excusa de aquel que no tiene […]
Leo con cierto regocijo las explicaciones de multitud de economistas, periodistas, e individuos de diferente pelaje tratando de argumentar que hay detrás de la mayor caída histórica, a lo largo de la primera semana del año, en los precios de ciertos activos de riesgo. Seamos claros. China es la excusa de aquel que no tiene nada que decir, nada que prever, nada que argumentar. Las razones son otras. Desde estas líneas nos desgañitamos en explicarlas.
La primera, la sobrevaloración de la inmensa mayoría de los activos financieros de riesgo, por obra y gracia de los Bancos Centrales y de unos inversores nada racionales («greed and fear»). La segunda, la reactivación de la crisis sistémica iniciada en 2008. La ortodoxia hizo un diagnóstico erróneo de la crisis sistémica y ésta se cerró en falso. Ambas razones van unidas, de la mano. La crisis sistémica se está reactivando y la caída será muy dura. El tema chino es una mera escusa. Occidente oculta una realidad todavía más cruel. Pero vayamos por partes.
Desde un punto de vista estrictamente financiero, hace tiempo que venimos avisando que cualquier inversión en la mayoría de los activos financieros de riesgo ofrecía rendimientos esperados ex ante a largo plazo próximos al 0% anualizado. Ello, decíamos, se podía traducir en descensos alrededor del 50% en futuro cercano. La bolsa más cara del mundo es la estadounidense. Y esto es un problema. Veo difícil una reactivación de la maltrecha bolsa patria si el S&P 500 cae hasta niveles alrededor de los 950-1000.
Binomio bancos centrales-sistema financiero
El binomio bancos centrales-sistema bancario, está en el origen de estas dinámicas. El regulador, especialmente la Reserva Federal, bajo los mandatos de los inefables Allan Greenspan y Ben Bernanke, abogaron en favor de una desregulación masiva, y activaron un problema de riesgo moral, el papel de la política monetaria como elemento incentivador de la toma de riesgos excesivos. Los inversores, especialmente los bancos, asumieron importantes riesgos en sus apuestas a sabiendas de que si al final las cosas iban mal, las autoridades monetarias los rescatarían, como así sucedió. Hemos hablado hasta la saciedad como los grandes subsidiados por los contribuyentes son los bancos sistémicos.
Permítanme, por eso, cierta actitud hilarante recordando determinados panfletos periodísticos alabando la labor de Bernanke, Draghi y compañía durante la crisis sistémica. ¡Qué no, que la superclase colocó a determinados zorros para que «cuidaran» el gallinero!
Una nota adicional final sobre la valoración de activos financieros. La actual burbuja no solo afecta a activos de renta variable. Cuidado con los bonos. En un mercado bajista, si los inversores que han amasado grandes cantidades de inversión en bonos de distinta naturaleza -«high yield» o «investment grade», corporativos o soberanos-, deciden vender todos a la vez, de golpe, podría registrarse cuellos de liquidez, con su reflejo bajista en los precios de los mismos.
Vayamos al fondo del problema
Pero vayamos al fondo de la cuestión, la naturaleza sistémica de la crisis. Los datos (parálisis ciclo inversiones productivas; datos de China, países emergentes, Estados Unidos; inefectividad política monetaria; burbujas de activos de riesgo y posterior estallido,…) confirman que definitivamente estamos entrando en lo que bautizamos desde estas líneas como la Segunda Fase de la Gran Recesión. Se trata de un escenario no contemplado por el mercado, debido a que no incorpora dinámicas de deuda, dinero y mercados en sus análisis. El estallido de la actual burbuja, supondrá el fin del súper-ciclo de deuda iniciado a mediados de los 80. De ello ya hemos hablado largo y tendido desde estas líneas.
Permítanme unas breves pinceladas finales sobre aquello que se debió hacer y no se hizo y que es el origen de los problemas actuales. Durante los últimos ocho años no se reestructuró el sistema bancario global a costa de su gerencia y acreedores. Todo lo contrario, se continúo subsidiando, vía política fiscal y monetaria, a un sistema bancario completamente zombi, con balances inflados, donde aún no sabemos lo que hay dentro, ya ni hablamos del apalancamiento neto vía derivados. Y éste es el gran error de política económica y no otro.
Pero además eran necesarias condonaciones de deuda, negociadas o no -me río escuchando a algunos políticos patrios cuando hablan sobre el tema-. Lo explican perfectamente los economistas Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, profundamente ortodoxos, en Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten «…Las causas que originaron la actual crisis económica no solo no se han corregido sino que han empeorado. Los niveles extremos de deuda implican quiebras al estilo de los años 30 […] La carga de la deuda en los países desarrollados se ha convertido en un evento extremo utilizando cualquier medida histórica y requerirán una ola de condonaciones de deuda, negociadas o no». Y este es el problema real; China, la excusa.