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Entrevista a Mike Sambo, un militante socialista zimbabwense

«Nuestros gobernantes no tienen ninguna respuesta a la crisis»

Fuentes: Socialist Worker

Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero

Ken Olende entrevistó a Mike Sambo, de la Organización Internacional Socialista (ISO en sus siglas inglesas) de Zimbabwe, sobre la crisis que está teniendo lugar en el país. En el momento de la entrevista, Mike se encontraba en el Reino Unido con motivo del festival Britain for Marxism.

¿Cómo esta afectando la inflación a la población?

La tasa de inflación es actualmente de 5.000.000%. El salario mínimo ronda los 100 mil millones de dólares zimbabwenses. Con eso no se puede pagar el transporte hacia el trabajo, y no digamos ya el alquiler o la comida. Y olvídate de la matrícula de la escuela o las facturas médicas. Nuestra organización está tratando que se pague a los obreros en rand subdafricano. Algunas compañías ya lo hacen con sus administradores, pero son los obreros quienes más padecen la situación.

¿Cuál es la situación tras la reelección? [NB: La entrevista tuvo lugar antes de las conversaciones entre Zanu-PF y el MDC]

Incluso después de haber proclamado su victoria en las recientes elecciones, el presidente Robert Mugabe no tiene ninguna solución para la crisis económica y está desesperado por aferrarse a su cargo. Puede que trate de reconciliarse con el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC en sus siglas inglesas) para que se levanten las sanciones occidentales contra el régimen. Aún tiene que formar gobierno, y su tono contra la oposición se ha suavizado. Ha excarcelado al secretario general del MDC, Tendai Biti, y a dos dirigientes de la organización Women of Zimbabwe Arise (Woza) (Alzáos Mujeres Zimbabwenses). Así que puede que esté tratando de negociar con ellos, pero también tratara de actuar como las cosas funcionaban antes. O puede que opte por un gobierno militar. Durante el periodo electoral hizo que personal militar dirigiera todos los departamentos gubernamentales. Aunque Mugabe no quiere morir en el cargo, tiene miedo de ser derrocado. Teme que alguna corte internacional trate de procesarlo por sus atrocidades a principios de los ochenta en Matabeleland si no lo replaza alguien de su confianza. Sus dirigentes militares son personas que han trabajado estrechamente con él. Como ahí es donde descansa su fuerza, puede que escoja confiar en ellos, aunque esta opción le dejaría muy aislado. A pesar de las llamadas en Occidente para establecer sanciones contra Zimbabwe, nadie debería apoyarlas. Más sanciones sólo significarán más pobreza. Occidente dice que con ellas busca afectar a los miembros del gobierno, pero sólo los pobres saldrán afectados. El gobierno y los ricos aún van de compras a Dubai. En la capital, Hararare, aún pueden verse coches de lujo circulando por las calles. El mismo Mugabe se ha comprado hace poco una limusina a prueba de balas.

En el Reino Unido hemos oído llamadas para una intervención militar. ¿Qué opina la gente de Zimbabwe sobre ello?

Después del desastre de Irak, muy pocas personas de la izquierda en todo el mundo creen que la intervención occidental pueda ser una buena idea. Pero preocupantemente, hay algunas en Zimbabwe que no lo creen así. Incluso hay una canción muy popular entre los partidarios del MDC que dice: «Saddam se ha ido, Mugabe es el próximo.» Creen que el mismo método que hizo caer a Saddam Hussein nos liberará de Mugabe. Esperan una intervención, porque están agotados. Creen que los invasores atacarán solamente al Zanu-PF. Pero desde la izquierda sabemos que la gente que dio la bienvenida a las tropas estadounidenses como liberadores de Somalia en 1993 fue la misma que no tardó en odiarlos en cuanto empezaron a disparar a la población.

Así pues, ¿qué tipo de resistencia hace falta?

Mugabe es un gran pretendiente, que habla como alguien de izquierdas pero actúa como alguien de derechas. Pero lo cierto es que sólo redescubrió su discurso de izquierda cuando tuvo que enfrentarse a la amenaza electoral del MDC en el 2000. Antes de eso su discurso no era para nada de izquierdas, desde principios de los ochenta. Él era feliz con los imperialistas cuando los imperialistas le impusieron su programa de reajuste estructural y le concedieron en el título de sir.

Para traer el cambio real al país necesitamos reagrupar a todos los movimientos sociales en un frente unido con el MDC mismo, de manera que podamos iniciar un proceso de desobediencia civil y rechazo a la presidencia de Mugabe. Si el MDC llega al poder, las sanciones impuestas por Occidente se eliminarán. También habrá espacio para las organizaciones democráticas. Grupos como Woza traerán consigo la gente que ha estado luchando por sus derechos. Si todas estas fuerzas se uniesen, serían una gran fuerza en el desafío a Mugabe. La Convención Popular de febrero reunió a muchas de estas organizaciones. Por desgracia, algunos de sus dirigentes se auto-subordinan a la estrategia electoral del MDC. Ahora creo que volverán a trabajar en una carta de derechos popular, una idea que apareció en la convención. Nuestra organización interviene en ella con propuestas al liderazgo del movimiento. Planeamos concentrarnos en dos: una nueva constitución, popular y democrática, y un salario mínimo nacional vinculado a la inflación. Sabemos que si conseguimos destituir a Mugabe aún tendremos una lucha real que llevar a cabo: los líderes neoliberales del MDC no son amigos de los trabajadores. El papel de los socialistas y los sindicalistas en el Reino Unido es muy importante. Allí donde nuestros camaradas en Zimbabwe sean atacados o arrestados, vuestros mensajes tienen un efecto. No puedo decirte lo importante que es para nosotros hasta la donación más pequeña.

Artículo original: http://www.socialistworker.org.uk/art.php?id=15559