Más allá de su retórica seductora, Obama aplica en forma concreta el primer acto mayúsculo de su gobierno en política exterior, que descongela las tensas relaciones bilaterales con Rusia y puede servir de plataforma para lanzar la perezagruska (ver Bajo la Lupa, 11.3 y 8.4.09), avanzar en los acuerdos estratégicos de recortes de armas nucleares […]
Más allá de su retórica seductora, Obama aplica en forma concreta el primer acto mayúsculo de su gobierno en política exterior, que descongela las tensas relaciones bilaterales con Rusia y puede servir de plataforma para lanzar la perezagruska (ver Bajo la Lupa, 11.3 y 8.4.09), avanzar en los acuerdos estratégicos de recortes de armas nucleares (Start, por sus siglas en inglés) y, de paso, mejorar la conectividad de Rusia con la OTAN y la Unión Europea.
Obama abandona un proyecto fantasioso -la miniguerra de las galaxias: el escudo misilístico antibalístico edulcorado con radares, interceptores y sensores en la República Checa y en Polonia (hoy tristemente abandonadas a su suerte geopolítica, como era de esperarse), en la «periferia inmediata de Rusia- contra la amenaza inexistente de cohetes de largo alcance provenientes de… Irán.
Zbigniew Brzezinski, polaco de origen y rusófobo implacable, lo describe espléndidamente: la propuesta del escudo misilístico de Bush estaba basada en una tecnología inexistente, orientada contra una amenaza inexistente y diseñada para proteger a los europeos occidentales, quienes no estaban solicitando su protección (Gerald Posner, The Daily Beast, 18.9.09).
La miniguerra de las galaxias impulsada por el belicoso Baby Bush y los neoconservadores straussianos servía dos propósitos: fomentar las inversiones de alta tecnología del complejo militar industrial en el laboratorio experimental de Europa del este y mantener en jaque a la humillada Rusia.
El lobo feroz estadunidense suele avanzar sus proyectos bélicos mediante sus conocidas supercherías (v.gr. el montaje hollywoodense del 11/9 y la fabricación de las armas de destrucción masiva en Irak) para devorar a sus cándidas víctimas como Caperucita Roja.
El problema no es el lobo, que cumple su misión biológica, sino de los ingenuos dirigentes que se comportan como Caperucitas.
El abandono de Obama no fue brusco, para no dar la impresión de una retirada indecorosa, por lo que intenta convencer con muchas dificultades que se trata de una revaluación mediante un redespliegue más eficaz en cuatro fases que cubrirá a toda Europa contra los cohetes chiítas iraníes ahora de corto y mediano alcance -cuya argumentación muy endeble ha sido ampliamente expuesta tanto por Bob Gates, el secretario del Pentágono proveniente de la segunda administración de Baby Bush, quien repite con Obama (NYT, 20.9.09), como por la secretaria de Estado Hillary Clinton (The Financial Times, 20.9.09).
Mas allá del discurso histórico y amigable hacia el Islam desde El Cairo, Obama mantiene el espantapájaros de la amenaza de los cohetes chiítas iraníes para proteger a Europa (esta vez en contra de los misiles de corto y mediano alcance, ya que sus misiles de largo alcance habían sido sobredimensionados por los reportes de espionaje de EU).
Geoff Morrell, anterior reportero de ABC News y hoy flamante portavoz del Pentágono, manifestó que la optimización del sistema no tiene nada que ver con Rusia y tiene todo (sic) que ver con Irán (17.9.09).
Ahora resulta que Europa, básicamente los miembros nucleares de la OTAN (Gran Bretaña y Francia), no pueden defenderse de los cohetes iraníes de mediano y pequeño alcance, ya no se diga de largo alcance, que sepa Dios cómo darán en el blanco tan lejano.
Los estrategas rusos nunca se tragaron el cuento texano de la amenaza iraní de los cohetes de largo alcance contra Europa, como refiere People’s Daily Online (17.9.09), el rotativo oficioso del gobierno chino, que cita fuentes rusas: las amenazas de Irán no existen fundamentalmente (sic) hoy, ni en el futuro visible.
El rotativo chino aduce que además del factor militar, la causa principal de la abrogación del escudo misilístico de defensa se debe a la crisis financiera global, por lo que algunos expertos rusos del más alto nivel estimaron que el gobierno de EU tendría que recortar su presupuesto militar.
Es interesante que los chinos expongan la tesis poco convincente del redespliegue misilístico de EU en Europa y adopten finalmente la tesis más creíble de los rusos.
Obama tiene serias dificultades en persuadir a tirios y troyanos de que su sabia rectificación no comporta concesiones a Rusia que, guste o disguste, sacó una gran victoria diplomática como reflejo inequívoco del retraimiento del poder unipolar de EU (ver Bajo la Lupa, 20.9.09).
Ni Obama desea dar la impresión de concesiones a Rusia ni ésta otorga un quid pro quo que llevaría al abandono de su cooperación nuclear (estrictamente de carácter civil) con la teocracia chiíta iraní.
Roland Oliphant (Russia Profile, 17.9.09) elimina la hipótesis de reciprocidad de parte de Rusia, aunque admite que el giro en la política de Obama extirpa el mayor asunto espinoso en las relaciones bilaterales de EU y Rusia. Cita a Oksana Antonenko, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Gran Bretaña (IISS, por sus siglas en inglés), quien asevera que para Rusia no representa concesión alguna, sino más bien un retorno al sentido común, como expresó su canciller Sergei Lavrov en una reciente reunión del Club Valdai conformado por expertos rusos.
¿Se generarán trueques geopolíticos tras bambalinas, como la permuta de Ucrania por Irán? Pronto se sabrá, pero tal hipótesis es desechada por Fyodor Lukyanov, editor en jefe de Russia in Global Affairs, para quien «sería ingenuo esperar un quid pro quo directo», ya que «un rubro en el que los estadunidenses tienen la mayor esperanza de reciprocidad -Irán- es improbable que rinda mucho. (…) Rusia siempre ha rechazado explícitamente vincular el escudo misilístico con el contencioso iraní». Agregó que para EU la prioridad es Irán, mientras que para Rusia es Ucrania, pero los intereses comunes de Washington y Moscú pueden ser escabrosos de encontrar.
Brzezinski, en su entrevista a Gerald Posner, tampoco opera la vinculación simplista con el contencioso iraní: los rusos tienen una agenda complicada con Irán. Se acabó el pensamiento lineal de la época neoliberal y ahora hemos entrado al pensamiento complejo de la multipolaridad.
Lo real es que EU ha pasado al voluntario repliegue militar en Europa (ya no se diga, en forma obligada en Irak y Afganistán), mientras Rusia opera una contraofensiva exitosa en los frentes que anhelaba controlar la OTAN, que ahora hasta desea compartir una seguridad europea común con Moscú, con base en la propuesta del presidente Medvedev.
Lo cierto es que el mundo cambió en Osetia del Sur, como habíamos anticipado (ver Bajo la Lupa, 20.8.08).
La geopolítica es también sicología: Vlady Putin no estaba bluffeando como Baby Bush en Osetia del Sur, donde el jugador racional de ajedrez le ganó la partida al vulgar especulador de póker de cantina sin juego en las manos.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2009/09/23/index.php?section=opinion&article=020o1pol