Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Un día después de que el presidente Obama dijera al público estadounidense que estaba preparando el bombardeo de objetivos en el Estado soberano sirio y que no necesitaba aprobación del Congreso para hacerlo, los críticos están arremetiendo contra lo que Bruce Ackerman, profesor de derecho y ciencias políticas en la Universidad Yale, describió el viernes como «arrogancia imperial».
En su acerbo artículo de opinión en el New York Times, Ackerman escribe:
La declaración de guerra del presidente Obama al grupo terrorista conocido como el Estado Islámico en Irak y Siria marca una ruptura en la tradición constitucional estadounidense. Nada de lo intentado por su predecesor, George W. Bush, es comparable remotamente a su arrogancia imperial.
Bush obtuvo un consentimiento explícito del Congreso para sus invasiones de Afganistán e Irak. El Gobierno de Obama, al contrario, ni siquiera ha publicado una opinión legal que intente justificar la reivindicación del presidente de autoridad unilateral para ir a la guerra. Por eso no se puede escribir ninguna opinión seria.
Esto quedó en claro cuando los funcionarios de la Casa Blanca informaron a los periodistas antes del discurso de Obama a la nación del miércoles por la tarde. Dijeron que una guerra contra el ISIS (EI) se justificaba por la autorización de fuerza del Congreso contra Al Qaida después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 y que no se necesitaba ninguna nueva aprobación.
Pero la autorización de 2001 para el uso de fuerza militar no se aplica en este caso. Esa resolución -reducida de lo que quería inicialmente Bush- se aplicaba solo a naciones y organizaciones que «planificaron, autorizaron, cometieron o ayudaron» los ataques del 11-S.
Y Ackerman no es el único.
Robert Chesney, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Texas, declaró esta semana a The Daily Beast que la afirmación de autoridad de Obama para bombardear objetivos del ISIS en Siria es «a primera vista» un «argumento imposible».
«La AUMF de 2001 requiere un nexo con Al Qaida o fuerzas asociadas a esta que combatan contra EE.UU.», explicó Chesney, pero «ya que ISIS rompió con Al Qaida es difícil justificar «el caso de que la autoridad otorgada por la AUMF se siga aplicando.
Y Zoë Carpenter de la revista The Nation informa:
El rechazo de la Casa Blanca de la necesidad de aprobación por el Congreso también está en conflicto con posiciones que el propio Obama expresó como candidato presidencial. «El presidente no tiene poder según la Constitución para autorizar unilateralmente un ataque militar en una situación que no implique parar una amenaza real o inminente para la nación», declaró Obama a The Boston Globe en 2008.
La situación en Irak y Siria no parece corresponder a ese estándar. Obama reconoció el miércoles que «todavía no hemos detectado una conspiración específica contra nuestro país». En tanto, fuentes de inteligencia dicen que la amenaza de ISIS se ha exagerado mucho. «Cuesta imaginar un síntoma más claro de la capacidad de los cargos elegidos y de los presentadores de la televisión para provocar pánico en el público, con afirmaciones de que la nación está apanalada de células durmientes, que los agentes fluyen por la frontera hacia Texas o que el grupo pronto estará rociando el ébola en los transportes colectivos, todo sobre la base de información no corroborada», dijo el exasesor en contraterrorismo del Departamento de Estado Daniel Benjamin a The New York Times.
Según Ackerman, el presidente se ha colocado en una posición peligrosa.
«El presidente parece estar sombríamente determinado ante lo que los asesores de Bush solo predicaron», concluye el profesor de Yale en su artículo de opinión. «Está actuando sobre la base de que el presidente, en su calidad de comandante en jefe, tiene autoridad unilateral para declarar la guerra. Al dar este paso, Obama no solo traiciona a las mayorías de los electores que lo eligieron dos veces por su promesa de terminar con los abusos de autoridad ejecutiva de la era de Bush. También está traicionando la Constitución que juró hacer cumplir».
Y Carpenter dice que fuera de desafiar al Congreso y sus obligaciones constitucionales, Obama también debería preocuparse de las implicaciones de su nueva estrategia según el derecho internacional. Escribe:
Vale la pena señalar que la legalidad de una campaña ampliada a través de la frontera no es solo una cuestión de separación de poderes. Como señaló Eli Lake en The Daily Beast, la Casa Blanca no ha explicado en qué se basa para atacar según el derecho internacional.
Mientras el actual intento del Gobierno de soslayar al Congreso es hipócrita, y potencialmente ilegal, también está en consonancia con la forma en que Obama ha ejercido el poder militar en EE.UU. anteriormente. Como señala Spencer Ackerman, ha extendido los ataques de drones por todo Medio Oriente y el norte de África; emprendió una campaña aérea de siete meses de duración en Libia sin aprobación del Congreso, ha prolongado la guerra en Afganistán; y en los últimos meses ha enviado más de 1.000 soldados de vuelta a Irak. A pesar de que no pondría más soldados en el terreno, la huella de Obama es grande y se expande.
Fuente: http://www.commondreams.org/news/2014/09/12/obama-charged-imperial-hubris-unmatched-even-bush