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Podemos al todo o nada

Fuentes: Rebelión

Demasiadas veces la épica está presente en la política, sobre todo en las posiciones más de izquierda. Es entonces cuando se nubla la vista y apelando a principios y a la razón moral, se termina tomando decisiones equivocadas. Creo que es lo que ocurrió en la jornada del 25 de julio en el Congreso cuando […]

Demasiadas veces la épica está presente en la política, sobre todo en las posiciones más de izquierda. Es entonces cuando se nubla la vista y apelando a principios y a la razón moral, se termina tomando decisiones equivocadas. Creo que es lo que ocurrió en la jornada del 25 de julio en el Congreso cuando Podemos rechazó la última oferta del PSOE. Una oferta insuficiente que, sin embargo, podía haber sido el punto de partida para una recuperación política, interna y externa, de Podemos.

Para hacer política hay que tener presente tres factores sin los cuales las tomas de decisiones pueden ser erráticas: la correlación de fuerzas, las nuevas oportunidades y el arte de lo posible.

Empiezo por esto último diciendo que lo posible no es la resignación, la auto imposición de límites, sino la aceptación de un punto de partida para ir conquistando nuevos posibles. Lo posible significa la aceptación en un momento dado de que tu fuerza, la fuerza de los otros, y las circunstancias de un país, no admite ir tan lejos como puedas desear. Sin embargo, la aceptación pragmática de los límites no supone renuncia por cambiar todo lo necesario, políticas, leyes e instituciones, tratando de ir todo lo lejos que se pueda. La noticia, en el caso Podemos/PSOE es que lo posible daba herramientas, aunque limitadas, para proyectar hacia la ciudadanía una gestión con talento, hacer crecer la idea del voto útil a Podemos y tratar de recuperar un peso electoral que se va perdiendo. Pero fallaron los reflejos y se impuso una decisión tomada a media mañana.

Lo posible va de la mano de la correlación de fuerzas. Por más que la razón asista a quien hace demandas justas, en política es la relación de fuerzas la que manda. En este caso, en lógica matemática, el peso de Podemos es de un tercio, siendo para el PSOE los dos tercios. Pero esta es una foto fija. Es imposible evitar que los números se valoren en lo que significan como tendencia. No son lo mismo 42 escaños viniendo de 20 que viniendo de 71, pues aquí vemos una tendencia a la baja; ni son lo mismo 123 escaños viniendo de 90 que viniendo de 150. Mal que pese es inevitable que en la subjetividad de una mesa de negociaciones las tendencias jueguen un papel de resituación. Y juegan tanto que Sánchez quiere nuevas elecciones tras una campaña que culpe a Podemos, PP y Ciudadanos, por haberle empujado a esa decisión. Claro que le puede salir mal. ¿A dónde nos lleva la reflexión que propongo? A la necesidad de evaluar no sólo los escaños actuales de cada parte sino que también los números que pueden darse en unas nuevas elecciones. Sánchez las quiere e Iglesias debería evitarlas.

Las oportunidades suelen decirse que van en el último tren. Podemos querer viajar en primera pero a lo mejor toca hacerlo en tercera, pero subidos al tren. La verdad es que para una fuerza política fundada en enero de 2014 entrar en el gobierno, aunque no fuera de la mejor manera, hubiera sido un éxito. No ya sólo la oportunidad de rebasar en expectativas al otro partido que nació para contrapesar a Podemos, sino que sobre todo para la autoestima propia de un colectivo que necesita de alguna alegría. Y, también, para entrenarse en grandes áreas de gestión pública.

La resultante de esta reflexión general es que en política no vale actuar con las tripas, ni siquiera con el corazón. Es necesario hacerlo con la cabeza fría. Alguien me ha dicho que tal vez cuando Adriana Lastra reiteró la oferta del PSOE en el último minuto de su intervención, pareciera que Pablo Iglesias estuviera mentalmente en otra parte y apenas se enteró de que ese sí era el último vagón. No lo sé. Pero puede ser, tras unos días de locura que desgastan y enredan a cualquiera.

Pienso que Podemos no debe perder tiempo. Necesita armarse de un relato que ponga las responsabilidades en su lugar. Las del PSOE y las de Podemos mismo. Pero no será fácil pues la maquinaria de medios se pondrá al servicio de los otros: del PSOE y de las derechas. Pero creo que el mejor relato es aquel que proponga, esta vez sí, un gobierno de coalición en donde lo ha dejado el PSOE. Y debe hacerlo de manera rápida, antes de que el PSOE extienda y asiente la idea de buscar de nuevo como socios preferentes a las derechas o en su caso proceda a la convocatoria de nuevas elecciones.

Jugar al todo o nada es peligroso. Puedes quedarte con nada. Con la razón, pero con nada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.