La reunión del Comité Central del Partido Comunista sudafricano (SACP), el pasado mes de junio, supuso el distanciamiento público de la fracción dominante del presidente Zuma en el ANC -en el que el SACP está integrado-, y el inicio del debate sobre la ruptura de la alianza tripartita (ANC, SACP, COSATU) que ha gobernado el […]
La reunión del Comité Central del Partido Comunista sudafricano (SACP), el pasado mes de junio, supuso el distanciamiento público de la fracción dominante del presidente Zuma en el ANC -en el que el SACP está integrado-, y el inicio del debate sobre la ruptura de la alianza tripartita (ANC, SACP, COSATU) que ha gobernado el país.
La actual dirección del SACP no quiere verse arrastrada en la caída de Jacob Zuma en el Congreso del ANC de diciembre de este año, cuando además a su izquierda se prepara la constitución de un nuevo Partido de los Trabajadores, apoyado por el sindicato del metal NUMSA y otros movimientos sociales.
Desde poco después de su formación en 1921, el Partido Comunista sudafricano – nacido como el Partido Comunista de Africa del Sur – comprendió que en el África colonial era necesario transformarse en un movimiento de liberación nacional si quería tener futuro.
Una vez que superó las limitaciones de dirigir la huelga de los mineros blancos en 1922 bajo el lema ‘Trabajadores del mundo, unirse y luchar por una Sudáfrica blanca’ – que fue reprimida a tiros y linchamientos por el gobierno Smuts – y después de recibir instrucciones de la Unión Soviética en 1928, comprendió que no podía luchar por el comunismo en primer lugar.
Desde entonces, los comunistas entendieron su transformación en un movimiento de liberación como el trampolín para el establecimiento de la primera etapa hacia la consecución de un estado socialista. En ello siguió las declaraciones de la Internacional Comunista sobre los países coloniales.
Trabajaron para fortalecer los movimientos de liberación y dentro de los movimientos de liberación para movilizar y convencer a sus militantes de que el objetivo final era establecer el socialismo y finalmente el comunismo, como la etapa final del desarrollo social humano, según la teoría marxista-leninista. Así fue como el SACP trabajó dentro del ANC sobre la base de la «doble pertenencia», y lo que los miembros de Umkhonto we Sizwe (MK), el brazo armado del ANC, aprendieron en el exilio.
Para los miembros del ANC la lucha era por la liberación nacional, que se describe como la revolución democrática nacional (NDR), y que se caracteriza por un alto grado de capitalismo de Estado, con empresas paraestatales co-existentes junto a la emergente burguesía nacional. Vivimos bajo este estado de NDR actualmente, pero la corrupción ahoga cualquier avance hacia la prosperidad.
Como miembros del ANC en el gobierno nacional desde 1994, el SACP ha luchado contra la corrupción a medias. Apoyó el nombramiento de Jacob Zuma como presidente en 2009, a pesar de los 783 cargos que penden sobre su cabeza, y continuó haciéndolo después de la matanza de Marikana en 2012, después del escándalo de corrupción de Nkandla (la granja de Zuma) en 2013 y después de la sentencia del Tribunal Constitucional del año pasado de que el presidente Zuma no respetó el estado de derecho, minando al Defensor del Pueblo.
El SACP ha visto finalmente la luz, a pesar de que podría ser demasiado tarde en la saga de la Presidencia de Zuma. Tal vez deba elogiarse al partido por corregir su posición sobre los errores del pasado. (Teniendo en cuenta que Zuma era un miembro del Politburó del SACP, así como director de Mbokodo, hasta que dejó caducar su afiliación al partido en 1990).
Pero, ¿que posición adopta el SACP ante la moción de censura contra el presidente Zuma en el Parlamento?
¿Cuál es su posición cuando la diputada del ANC Makhosi Khoza valientemente se enfrenta a las amenazas de muerte por comprometerse a votar en contra de Zuma, y el diputado Mondli Gungubele es silenciado a gritos?
¿Que instrucciones dará el SACP a sus miembros, electos en las listas del ANC en el Parlamento?, ¿votar a favor de la moción para expulsar a Zuma, o votar en contra de ella para mantenerlo? Esto coloca a la alianza entre SACP y el ANC en su peor crisis desde la década de 1930, incluso antes de la formación del gobierno del Partido Nacional en 1948, que consolidó una alianza indestructible – hasta ahora.
Considérese la posición de Gwede Mantashe, miembro del Comité Central del SACP y también secretario general del ANC. ¿En qué dirección empujará la lealtad del ex presidente del SACP y SG actual del ANC? De una forma u otra tiene que escoger. ¿Defenderá la línea del SACP de exigir que Zuma dimita o la de los miembros de la dirección (NEC) del ANC que no ven nada malo en Zuma y quieren que termine su mandato como presidente de Sudáfrica?
¿Qué opinas, camarada Secretario General?
La decisión del SACP en su conferencia nacional de junio de hacer campaña independientemente del ANC en las futuras elecciones ha sido burlada. ¿Es factible? ¿Están las masas preparadas para que el partido comunista aparezca como tal? Hay más de cuarenta miembros del SACP en el Parlamento nacional electos en las listas del ANC. ¿Qué van a hacer en el futuro, cantar ‘Bandera Roja’ únicamente y olvidar Nkosi Sikelel iAfrika , o cantar los dos himnos?
¿Qué pasará a camaradas como Gwede Mantashe? ¿Van a seguir manteniendo la doble afiliación? De hecho, el SACP y el ANC están en una encrucijada. Nunca ha sido así desde los tiempos de Thabo Mofutsanyana en la década de 1930, cuando se consolidó la unión orgánica entre el SACP y el ANC. ¿Que pensarían los gigantes del pasado, como Moisés Kotane y JB Marks de la situación actual? ¿De qué lado se pondrían?
El problema actual en la Asamblea Nacional, que amenaza con dividir al ANC y al SACP es causa de la ley electoral de Sudáfrica, que otorga el voto universal, pero no un gobierno representativo. Bajo nuestro actual sistema de listas de partido, con la representación proporcional del 100%, todos los parlamentarios representan a la dirección del partido, pero no a los votantes. Ningún diputado es elegido directamente por los votantes en las circunscripciones, donde la gente sabe que están eligiendo cuando votan, y la libertad de conciencia de los parlamentarios está protegido por la ley hasta las próximas elecciones, cuando los votantes pueden elegir de nuevo.
Esta estructura política no democrática es lo que acabó con los países socialistas como la Unión Soviética y la República Democrática Alemana, que apoyaron al ANC y el MK en el exilio. La falta de rendición de cuentas a los votantes, con el poder de tomar sus propias decisiones, es lo que produjo un Joseph Stalin en la URSS y un Nikolai Ceausescu en Rumania. Este tipo de gobierno de un solo partido, con un parlamento sin poder y sin sentido, no pudo sobrevivir a la perestroika y la glasnost de Mikhail Gorbachev.
Nuestro sistema electoral actual es también un vestigio del pasado y debe desecharse. Con la libertad de los electores a elegir entre candidatos en las elecciones, la vieja alianza entre el SACP y el ANC quizás podría sobrevivir. Esto resolvería el problema de «¿Quién es ‘nosotros’?»,»¿Quiénes somos ‘nosotros’?». Nuestro lema «Amandla Ngawethu!» (¡Poder para el pueblo!)- ¿se refiere a los jefes del partido o a la gente?
La propuesta mayoritaria de la Comisión Electoral del año 2003 debería ser adoptado, de manera que el 75% de los parlamentarios sean elegidos directamente por los votantes, mientras que el 25% restante son nombrados por los responsables del partido, como en la actualidad.
De esta manera el partido de lucha de Moisés Kotane, JB Marks, Thabo Mofutsanyana y Josie Mpama podría sobrevivir las tormentas del futuro.
Omry Makgoale es militante del SACP y del ANC.
Traducción: Enrique García