Excmo. Sr. ministro,
Rachid Sghayer es un activista saharaui que vive en Dajla ocupada, antigua Villa Cisneros. Protagonizó la primera delegación de activistas de los territorios ocupados que fueron a los campamentos de refugiados a estrechar lazos entre saharauis. A su regreso, el 8 de octubre de 2009, fueron detenidos en Casablanca. Les llamaron el Grupo de los 7. Estuvieron encerrados durante meses. Tras una huelga de hambre de 41 días que fue secundada por otros 30 presos saharauis, les fueron dejando en libertad provisional, sin juicio. Sghayer salió el 19 de mayo de 2010.
En cualquier lugar de los territorios ocupados hay tantos colonos, que eclipsan a la población autóctona, los saharauis. Campan a sus anchas, convertidos en vándalos y atacando a los saharauis con una total conciencia de impunidad. Así sucedió, por ejemplo,en 2015, cuando hordas de marroquíes atacaron a saharauis en Dajla, tras un partido de fútbol, y el periodista saharaui Mohamed El Bambari fue condenado a 6 años por cubrir el acontecimiento. La desprotección es total. Ni siquiera los hospitales son seguros.
Ahora, el 17 de julio, han atacado a Sghayer entre varios colonos, a las 2,30 h. de la noche, cerca de su casa. Tiene un tajo profundo, impresionante en la cara, y un dedo amputado.Difícil que se investigue el caso. Los colonos tienen bula. O quizá ataquen por encargo.
Sghayer es una persona incómoda. Es valiente y no duda en denunciar las injusticias que se cometen, incluida la ocupación. Su última aparición relevante fue la denuncia de la situación de los saharauis cuando, en febrero de 2022, desapareció -por los indicios, con la complicidad de la policía- Lehbib Agrichi, un comerciante saharaui cuyo paradero aún se ignora.
Esta es la herencia que provocó España: una ocupación, la ley del terror, la tortura. Ni una sola vez el gobierno de turno ha mostrado arrepentimiento. No sólo hay que estar a lo que digan las Naciones Unidas. A lo que digan las Naciones Unidas puede estar cualquier otro país. Pero España tiene que revertir lo que provocó. Y no se puede decir que se está a lo que digan las Naciones Unidas y a la vez aplaudir la anexión como “la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo”. Es una perversidad además de una incoherencia: las Naciones Unidas exigen un referéndum. Ese entreguismo que parece no tener fin perjudica a los saharauis y nos perjudica a todos.
Vd. podía, por una vez, interesarse por la suerte de un preso político saharaui. En este caso, un preso en libertad provisional, perseguido constantemente. Interesarse, no ya porque es su obligación velar por los saharauis al detentar España la condición de potencia administradora de iure del Sahara Occidental -¿qué menos se le puede pedir?-, sino por mostrar algo de sensibilidad, por hacer honor a su constante exaltación de los derechos humanosy los valores democráticos.
Cristina Martínez Benítez de Lugo participa en el Movimiento por los Presos Políticos Saharauis
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.