Lewis Libby, «mano derecha» del vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, y uno de los hombres más poderosos de la Casa Blanca, fue acusado formalmente hoy de obstrucción de la justicia, perjurio y declaraciones falsas en la investigación criminal sobre la filtración a los medios del nombre de una agente secreta de la Agencia Central […]
Lewis Libby, «mano derecha» del vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, y uno de los hombres más poderosos de la Casa Blanca, fue acusado formalmente hoy de obstrucción de la justicia, perjurio y declaraciones falsas en la investigación criminal sobre la filtración a los medios del nombre de una agente secreta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
El fiscal especial encargado del caso, Patrick Fitzgerald, anunció además que su investigación de dos años aún no concluye, con lo cual permanecen en riesgo legal otros altos funcionarios del gobierno del presidente George W. Bush, entre ellos el «cerebro» del mandatario, Karl Rove.
Lewis Libby, jefe de equipo de Cheney y asistente del presidente en asunto de seguridad nacional, fue acusado hoy de cinco cargos, todos delitos mayores, por un gran jurado que investiga si funcionarios de la Casa Blanca cometieron delito al divulgar la identidad de Valerie Plame, esposa del ex embajador Joseph Wilson, quien denunció la manipulación engañosa de informes de inteligencia para justificar y lanzar la guerra contra Irak.
Las penas máximas para estos delitos son de 30 años de cárcel y un millón 250 mil dólares en multas. Como en el caso de Watergate y el escándalo Irán-contra, la acusación no fue sobre el delito bajo investigación, sino por aparentes intentos para encubrirlo.
Sin embargo, el fiscal especial comprobó que Libby fue uno de los que divulgó el nombre de Plame a los medios de comunicación, en particular a la reportera Judith Miller, del New York Times, aunque ella declaró ante el gran jurado y en público que no se «acordaba» quién le había revelado la identidad de Plame).
El fiscal declaró hoy que la versión de Libby fue que él era el eslabón final en una serie de conversaciones telefónicas con periodistas, pasando el chisme de uno a otro sobre la identidad de Plame.
«Eso es falso. El (Libby) era el comienzo de la cadena de conversaciones telefónicas, el primer funcionario en divulgar la información hacia fuera del gobierno a un reportero. Y después mintió, bajo juramento, repetidamente», dijo Patrick Fitzgerald.
Aunque no hubo cargos -aún- por violar la ley que prohíbe revelar de manera deliberada la identidad de un agente clandestino, en el resumen de los cargos se establece que fue el propio vicepresidente Cheney quien informó a Libby la identidad de Plame, y que esta información circuló entre altos funcionarios del gobierno (incluyendo al entonces vocero Ari Fleischer, abogados del Ejecutivo, un funcionario de la CIA y un subsecretario de Estado).
Fue justo en ese periodo cuando la Casa Blanca afirmaba insistentemente que ninguno de sus funcionarios sabía algo de Plame, y menos que hubiese filtrado su nombre a los medios.
Libby, reveló hoy el fiscal, testificó que se había enterado de la identidad de Plame por periodistas -en particular Tim Russert, de NBC News- y que él comentó ese «chisme» a otros periodistas.
Fitzgerald declaró que Libby mintió, ya que había abordado el tema Plame en por lo menos siete conversaciones con otros funcionarios antes -en algunos casos hasta un mes antes- de sus conversaciones con los periodistas.
Fitzgerald informó que Libby dio respuestas falsas a dos agentes de la Oficina Federal de Inteligencia (FBI) que investigaban el asunto (por tanto, los cargos de «falso testimonio), mintió sobre lo que sabía y cuándo lo sabía ante el gran jurado (cargos de perjurio), y buscó desviar la investigación sobre los hechos (obstrucción de justicia).
El vicepresidente, durante una gira FOTO Ap
«Cuando ciudadanos testifican ante un gran jurado están obligados a decir la verdad. Sin la verdad, nuestro sistema de justicia criminal no puede servir a nuestra nación o sus ciudadanos. La obligación de decir la verdad se aplica a todo ciudadano, incluyendo a personas con altos puestos en el gobierno. En una investigación que aborda la divulgación de la identidad de un oficial de la CIA, es especialmente importante que los integrantes del gran jurado se enteren de lo que verdaderamente ocurrió», declaró Fitzgerald al presentar los cargos.
La acusación, señaló, incluye que «mintió sobre cómo y cuándo se enteró y subsecuentemente divulgó información clasificada sobre Valerie Wilson (Plame)».
Fitzgerald declaró que estos son «delitos serios», ya que cuando un alto funcionario intenta obstruir una investigación sobre la revelación de la identidad secreta de una oficial de la CIA, eso tiene consecuencias para la seguridad nacional del país.
El hecho de que Cheney fue uno de quienes identificó a Plame a su subordinado y su más confiado asesor y estratega, coloca al propio vicepresidente en medio de esta crisis legal y política. De inmediato provocó especulación de que Libby, al buscar obstruir la investigación, estaba protegiendo políticamente a su jefe, Cheney.
Libby renunció poco más de una hora después de anunciarse las acusaciones en su contra, y con eso Cheney pierde a su colega clave, uno de los arquitectos de la política bélica de este gobierno, en particular la guerra en Irak.
Cheney, quien estaba en Georgia dando un discurso al anunciarse las acusaciones, dijo en una declaración que «lamentaba profundamente» la renuncia de su colaborador, y recordó que en el sistema judicial estadunidense un acusado es considerado inocente hasta que un juicio y un jurado determine lo opuesto.
«Libby es uno de los individuos más capaces y talentosos que he conocido. Ha ofrecido muchos años de su vida al servicio público y ha servido a nuestra nación de manera incansable y con gran distinción». Por ser un proceso legal activo, dijo, sería «inapropiado» hacer comentarios sobre las acusaciones.
El presidente Bush entregó esta tarde una escueta declaración en que anunciaba que había aceptado la renuncia de Lewis Libby y que todo acusado es considerado inocente hasta ser comprobada su culpabilidad, y después intentó cambiar de tema.
«Aunque estamos entristecidos por las noticias de hoy, nos mantenemos completamente enfocados en los muchos temas y oportunidades que enfrenta el país. Tengo una tarea que hacer, como también la gente en la Casa Blanca. Tenemos la tarea de proteger al pueblo estadunidense», señaló.
Libby dijo que está confiado en que «seré completa y totalmente exonerado».
El periodo de este gran jurado concluyó hoy, pero Fitzgerald dejó abierta la opción de convocar a un nuevo gran jurado (entidad legal compuesta de ciudadanos ante la cual se presenta testimonio y argumentos del fiscal y que determina si hay suficientes pruebas para emitir cargos formales contra individuos bajo investigación), si determina que hay más delitos en el caso.
Rove, estratega político y subjefe del gabinete de Bush, sigue bajo investigación, según sus abogados. Algunos sospechan que es la fuente no identificada de las acusaciones formales presentadas hoy, y quien posiblemente filtró el nombre de Plame a Bob Novak, comentarista conservador.
Novak fue el primero en publicar la identidad de la agente de la CIA, citando a «dos altos funcionarios» como su fuente, el 14 de julio de 2003, en su columna. Hoy la Casa Blanca se salvó de una peor noticia al salvarse Rove, pero esto aún no acaba.
Para ver los documentos, incluso las acusaciones del fiscal, se puede consultar el sitio de Internet del Departamento de Justicia: http://www.usdoj.gov/usao/iln/osc/index.html
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