La pobreza donde hay pobreza produce pena; donde hay riqueza produce asco.
Los Ángeles: «Un hombre tirado en la acera en Hollywood Boulevard»
Hay un hombre tirado en la acera junto a su silla de ruedas en Hollywood Boulevard. Ambos, silla y hombre, lo hacen en escorzo, dándose la espalda, bajo la escasa sombra de dos cajeros automáticos del Bank of America. Nadie mira, ni se detiene, es sólo una persona más que se consume en la calle. Son muertos, vivos, pero muertos.
No hay uno, hay cientos. Sólo hay que acostumbrarse a sortearlos si cayeron en medio del camino. Deambulan por las calles, hablan solos, en ocasiones a gritos. Algunos beben o se drogan y entonces su voz es más fuerte. Luego duermen, a cualquier hora, en cualquier lugar.
En nuestro apartamento alquilado de Venice Beach los escucho gritar cada noche. Son decenas de vagabundos que duermen en la misma arena o justo debajo del parking al que asoma nuestra ventana. ¡Fuck Trump!, gritan. Y algunos repiten el alarido como un mantra que les hace cerrar los ojos entre ciertas risas.
No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir En el centro de Los Ángeles, en las calles Spring y Main Street, justo antes de Chinatown, hay una larga hilera de tiendas de campañas en las que duermen decenas de personas. Cuando cae la noche ellos se sientan en el bordillo de la acera y ven pasar los coches quizá con el íntimo deseo de que alguno les arrolle. Muchos son ahí veteranos de guerra. No piden dinero, no piden ya nada. Esperan morir.
Datos L.A. En la ciudad de Los Ángeles ha subido en 2015 un 5,7% el número de sin techo. Según los datos oficiales, hay en el condado de Los Ángeles 46.874 vagabundos. El alcalde Eric Garcetti resume así la situación: «A pesar de nuestro progreso, Los Ángeles se enfrenta a una escasez histórica de viviendas, una crisis de enfermos mentales asombrosa y los veteranos de guerra se están convirtiendo a diario en personas sin hogar».
Palm Springs: «yonquis en la ciudad de Elvis»
Al salir de nuestra Guest House, Desert Rivera Hotel, donde se han reunido los vecinos junto a la piscina para hacer una cena-barbacoa que empezó a las 17:30 y acabó, con toda ya limpio, a las 19:30 horas, bromeamos si esta ciudad no sería Pleasantville (película de 1998 que muestra un pueblo perfecto).
Cruzamos una zona de villas con jardines milimétricamente cuidados en un barrio limpio, de calles amplias. Hace mucho calor, son las 20:30 horas. Vamos a la parada de autobús que nos llevará a Indian Canyon Drive y Palm Canyon Drive, zona de bares y tiendas. Llega entonces el autobús, subimos y justo cuando vamos a pagar nos percibimos de una imagen desoladora.
Hay siete personas dentro, nada más: tres negros y cuatro blancos. El primero es un blanco, de unos cincuenta años, con un gorro de lana y un carrito con bolsas de basura en las que lleva sus pertenencias. Detrás hay una mujer blanca y una mujer negra, sentadas cada una a un lado del pasillo y con aspecto muy pobre. Ambas llevan también bolsas con ropa. Murmuran y hablan solas quejándose del ruido que hace una pareja que tienen síntomas claros de alcohol y drogas y que están sentados al final del autobús. Él le muerde el cuello y ella grita. Nos sentamos y justo al hacerlo vemos que detrás hay una mujer blanca muy gorda medio desmayada en los brazos de un chico parece más joven. Ella está llena de tatuajes y el lleva también un gorro de lana.
Él le acaricia el pelo y ella, si estuviera en una cama, juraría que allí mismo se estaba muriendo Unas pocas paradas después, tras contemplar por la ventanilla una ciudad vacía por la que deambulan como zombis sombras con carritos o bolsas, llegamos a nuestro destino. Bajan con nosotros el hombre cincuentón blanco con su armario con ruedas y las dos mujeres mayores. Al levantarnos y girarnos veo que la mujer desmayada tiene la cara llena de costras y los brazos y piernas con picaduras. El chico también. Supongo que es sida y se inyectan heroína. Él le acaricia el pelo y ella, si estuviera en una cama, juraría que allí mismo se estaba muriendo.
Datos. P.S. El Dessert Sun, periódico local, publicaba el pasado 26 de junio que las drogas y vagabundos eran un enrome problema para los negocios de Palm Springs y calificaban el problema de interminable. El último informe dice que hay al menos 2000 sin techo viviendo en esta población de 46.000 habitantes famosa por ser un lugar lleno de campos de golf, hoteles, tiendas y restaurantes levantados en medio del desierto. Elvis Presley vivió aquí entre 1966 y 1967.
San Diego: el campamento de los vagabundos veteranos de guerra
En San Diego cruzamos la calle junto a Batman, Spiderman, Thor y Doraemon. Es el fin de semana del Comic-Con, el festival de cómics más grande del planeta, y las avenidas se han llenado de personas disfrazadas que pasean con capas, hachas o alas en la espalda. Todos los hoteles están reservados desde hace meses y por dormir en un motel con cucarachas, literal, pagamos 180 dólares. En otros moteles nos pidieron hasta 400 dólares.
Tras recorrer el puerto vamos a la zona marítima donde está el Midway Museo. Los gritos de un tipo que dice que ese museo es bullshit (mierda) se mezclan con los de otra cadena de vagabundos que esperan casi a la sombra del portaviones. Es una larga fila que se desparrama por el suelo. Me llama la atención una chica joven, no parece enferma pese a cubrirla una capa de mugre, que habla con un perro dormido que está tumbado a su lado.
Hay muchos carteles que parecen estandartes y en el centro hay uno en el que se lee: «Villa de veteranos sin techo» Decidimos después ir a visitar el Balboa Park y en el camino, en una larga cuesta, vemos decenas de personas tiradas en la calle y algunas tiendas de campaña. Hay muchos carteles que parecen estandartes y en el centro hay uno en el que se lee: «Villa de veteranos sin techo».
Al asomarnos vemos que hay una explanada llena de tiendas de campañas donde viven cientos de ex-militares que se han jugado la vida por su país a cambio de una lona de plástico, unos retretes comunitarios y un plato de comida recalentada al regreso. Algunos gritan y otros dormitan sobre la acera con sus cuerpos débiles, flácidos, como si hubieran recibido un disparo mortal que les atravesara el pecho.
Datos. S.D. El 1 de marzo de 2016, el San Diego City Council aprobó por unanimidad un plan en el que participan varias administraciones de 12,5 millones de dólares pasa sacar a 1000 veteranos de guerra de las calles y darles una vivienda. San Diego es la cuarta ciudad de EEUU con más sin techo. En 2015, la cifra oficial de vagabundos era de 8742 de los que se calcula que cerca de 1500 son veteranos de guerra. Su población es de 1,3 millones de personas.
San Francisco: hordas de sin techo
En San Francisco nos alojamos en un apartamento en la Golden Gate Avenue casi esquina Larkin Street. Lo elegimos porque nos pareció céntrico, cerca del Ayuntamiento, la ópera y el museo asiático. Cuando llegamos y vamos a meter el coche en el parking nos llama la atención las decenas de personas que hay tiradas en la calle frente a nuestro portal.
Decidimos dejar el coche e irnos andando al centro, a Chinatown y la zona de Union Square. Las cuatro manzanas que rodeaban muestra vivienda eran literalmente una horda de sin techo, camellos y drogadictos desparramados por las aceras. Algunos gritaban solos, otros arrastraban sus carritos y la mayoría estaban tirados en el suelo. Muchos, eso lo vimos durante todo el viaje, estaban en sillas de ruedas, llevaban muletas o tenían serias dificultades en caminar.
Por las noches, el panorama era más desolador: quedaban solo ellos y los que fumaban y vendían marihuana. Recuerdo una vez que tuvimos que esquivar a una chica mulata joven, de buen aspecto, que dormía atravesada en medio de la acera. Tenía una bolsa a un metro de sus brazos que debió arrojar al suelo mientras se desmayaba.
Tenía una bolsa a un metro de sus brazos que debió arrojar al suelo mientras se desmayaba La misma imagen era en la zona del Embarcadero, donde una mañana que alquilamos unas bicis para ir hasta el Golden Gate, nos cruzábamos con hombres y mujeres que vivían tirados frente a la bahía. Especialmente jodida me pareció una escena frente a la famosa heladería Ghirardelli, en las que las colas llegan a hasta la calle para tomar uno de sus famosos y caros helados. La gente los compra y sale al césped, frente a la marina, a comer mirando al mar. Ese domingo caluroso el parque estaba lleno de gente degustando helados y en el medio, con una prudencial distancia, había dos ancianos dormidos vestidos con harapos.
Esa noche, cuando llegamos a nuestro apartamento, mientras abríamos la puerta del garaje, vimos a un hombre que se agachaba a defecar enfrente de nosotros. Lo hacía tapado por el único coche aparcado que había en la calle.
Datos. S.F. En San Francisco, una de las ciudades de EEUU con más ayudas para sin techo, se calcula que hay al menos 7.000 vagabundos en una ciudad con una población de 837.000 personas. Muchos llegaron del frente en barcos, tras la guerra de Vietnam, y se quedaron abandonados viviendo en sus calles.
Un 40% de personas pobres o casi pobres en la rica California
El estado de California es el responsable del 13% del PIB de Estados Unidos con 1,8 billones de dólares, y del 20% de los sin techo del país, con cerca de 114.000 personas. Si California se considerara un país independiente, sería entre la séptima y la décima economía del mundo (hay informes diversos). La renta per cápita media es de 42.325 dólares. Todas las escenas narradas corresponden a barrios buenos o céntricos de las ciudades mencionadas que recorrimos durante 15 noches. No observamos apenas inmigrantes latinos o asiáticos entre los sin techo, la inmensa mayoría eran estadounidenses blancos o afroamericanos. Este texto versa sobre los vagabundos, el último escalafón social de cualquier país, pero según los datos oficiales del Public Policy Institute of California, un 16,4% de los californianos viven en la pobreza y un 40% en la pobreza o rayando la pobreza.