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Ruanda niega tener relación con el atentado contra un disidente exiliado

Fuentes: El Periodico

«El pistolero vino a hablar con nuestro chófer pero lo que quería era conseguir un ángulo que le permitiera disparar a mi marido -contaba ayer Rosette Nyamwasa a los periodistas sudafricanos- y cuando este se giró sacó el arma y le disparó. Afortunadamente le dio en el estómago y no en la cabeza. Mi marido […]

«El pistolero vino a hablar con nuestro chófer pero lo que quería era conseguir un ángulo que le permitiera disparar a mi marido -contaba ayer Rosette Nyamwasa a los periodistas sudafricanos- y cuando este se giró sacó el arma y le disparó. Afortunadamente le dio en el estómago y no en la cabeza. Mi marido saltó y consiguió agarrarse a la pistola y en la refriega el atacante no pudo volver a disparar». El marido de Rosette es Faustin Kayumba Nyamwasa, ex-general del ejército ruandés, peleado con el actual presidente del país y antiguo comandante suyo, Paul Kagame, y exiliado en Sudáfrica desde el pasado mes de febrero. Nyamwasa se encuentra ahora ingresado en una unidad de curas intensivas de un hospital de Johannesburgo y su estado es reservado.

En esta ciudad son habituales los delitos con armas de fuego, y quizás por esto rápidamente se ha entendido que este no es un caso normal. No solo por el perfil de la víctima, sino porque no parece que en ningún momento hubiera un móvil económico y porque el atacante se centró únicamente Nyamwasa y no en sus acompañantes. «Kagame quiere ver mi marido muerto -aseguró contundentemente Rosette Nyamwasa- e incluso llegó a amenazarle en el Parlamento».

El Gobierno de Ruanda se ha apresado a emitir una declaración oficial en que niega cualquier vinculación con los hechos y donde se asegura que «no aprueba el uso de la violencia». Un desmentido que no ha acabado de convencer a nadie y menos al Gobierno de Sudáfrica al que, en pleno Mundial, le ha disgustado profundamente la ejecución de un atentado político, un problema que hasta el momento no tenía el país y que no ayuda precisamente a mejorar la imagen de seguridad que tanto se han esforzado en generar.

Nyamwasa fue uno de los principales lugartenientes de Kagame dentro del Frente Patriótico Ruandés (FPR) durante la guerra que devastó Ruanda en 1994 y que acabó con uno de los peores genocidios del siglo XX y la toma del poder por parte de Kagame. De hecho Nyamwasa está imputado por el juez Fernando Andreu de la Audiencia Nacional bajo la acusación de ordenar la muerte del religioso ampurdanés Joaquim Vallmajó, y de la enfermera manresana Flor Sirera, durante el avance del FPR. También la justicia francesa ha emitido una orden de busca y captura internacional contra Nyamwasa por su participación en las masacres que ensangrentaron la región africana de los Grandes Lagos en aquel año.

Tras ser embajador de su país en la India, Nyamwasa, fue expulsado tras acusar Kagame de corrupción y en febrero se vio obligado a exiliarse a Sudáfrica al temer por su vida. Poco después, la Audiencia Nacional pediría su extradición a la que Sudáfrica se negó alegando que desconocía su paradero.

Este intento de asesinato tampoco llega en el mejor momento para Paul Kagame. Tras 16 años en el poder, en el próximo agosto hay convocadas las primeras elecciones que tiene opciones de perder, tras ganar las anteriores con un 95% de los votos. En los últimos meses Kagame ha mostrado crecientes signos de nerviosismo y autoritarismo que pueden socavar la nítida imagen democrática con la que hasta el momento era reconocido internacionalmente. En marzo fue detenida Victoire Ingabire, la principal candidata opositora, en los últimos meses al menos dos periódicos han sido cerrados y cada vez hay más dudas sobre las garantías de que los comicios venideros sean libres. Unas dudas que el atentado de el sábado no ayudarán, precisamente, a despejar.

Fuente: http://vacomva.net/index.php?option=com_content&task=view&id=509&Itemid=1