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"La peor de las torturas que nos infligieron fue la de ver cómo los verdugos torturaban a nuestros padres ante nuestros ojos"

Saharauis cuentan el infierno de las cárceles secretas marroquíes

Fuentes: Rebelión

Nuevos testimonios sobre casos de torturas y malos tratos infligidos a los encarcelados saharauis en las siniestras cárceles secretas marroquíes entre 1976 y 1991 fueron publicados el domingo por el diario catalán El Periódico . Entre los testimonios recogidos se encuentra el de dos hermanas saharauis, Fatma y Mamia Salek, detenidas en 1976 por el […]

Nuevos testimonios sobre casos de torturas y malos tratos infligidos a los encarcelados saharauis en las siniestras cárceles secretas marroquíes entre 1976 y 1991 fueron publicados el domingo por el diario catalán El Periódico .

Entre los testimonios recogidos se encuentra el de dos hermanas saharauis, Fatma y Mamia Salek, detenidas en 1976 por el ejército marroquí en El Aaiun y conducidas a la comisaría central de Agadir, «donde comenzó una infamia que se ha prolongado durante cinco años en las cárceles secretas de Agdez y otros diez en Keláat M’Guna», cuentan.

«El primer mes fue el peor, los interrogatorios y las torturas eran constantes. Los carceleros nos desnudaban y nos violaban con botellas,o nos obligaban a sentarnos en superficies al rojo vivo. Nos ataban encima de una mesa, nos golpeaban y nos regaban las heridas con ácido.

«Nos ataban con cuerdas mojadas, nos tapaban la cabeza hasta casi asfixiarnos con un trapo empapado de orina, sin contar los apaleamientos que eran nuestra ración diaria desde el primer día hasta el último de nuestro encarcelamiento», es el testimonio de las dos hermanas saharauis.

Pero la «peor de las torturas que nos infligieron fue la de ver cómo los verdugos torturaban a nuestros padres ante nuestros ojos, eso nos marcó para siempre», precisan.

«Los presos no podían hablar entre ellos, ni siquiera mirarse a la cara. Pasábamos los días sin movernos, sentadas en el mismo suelo, sin saber si era de noche o de día», cuentan, recordando que las «reinaban las enfermedades» en esas siniestras cárceles.

«De los 137 presos saharauis encarcelados en Agdez, 28 encontraron la muerte, entre ellos Batul, nuestra madre, el 17 de enero de 1977, mientras que en Keláat M?Guna, de los más de 200 encarcelados, 14 encontraron la muerte allí, entre ellos nuestro padre Salek, el 17 de mayo de 1983, como consecuencia de las torturas», siguen recordando.

Las dos sobrevivientes afirman que pudieron soportar sus sufrimientos gracias a su «fe en Dios» y en que «un día u otro, el Sáhara Occidental será libre e independiente».

Liberadas por fin en junio de 1991 por la presión internacional, junto con otros 320 presos saharauis de los que Rabat negaba hasta entonces incluso que existieran, las dos hermanas fueron trasladadas a la capital saharaui ocupada, El Aaiun. «Entonces descubrimos que habíamos cambiado una cárcel por otra más grande», afirman.

Desde entonces, Fatma y Mamia vivieron ocho años en esa ciudad, «vigiladas, a menudo interrogadas, hostigadas».»Queríamos sencillamente huir», dicen.

Alcanzaron su objetivo por fin, porque según cuentan, «conseguimos llegar a Fuerteventura (islas Canarias) a bordo de una patera en octubre de 1999». «Teníamos mucho más miedo de los marroquíes que del Atlántico», afirman.

El diario El Periódico ha publicado también el testimonio de las torturas a las que fue sometido el actual presidente de una asociación saharaui que defiende los Derechos de Humanos, Brahim Dahan, en las cárceles marroquíes.