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La farsa de la pelea por el poder

Show USA / La falsa guerra de Bush con los demócratas

Fuentes: IAR Noticias

Demócratas y republicanos se turnan en la administración del Imperio: Cuando asumen la presidencia los republicanos (como ahora), los demócratas juegan de «oposición crítica», y viceversa, sin que varíen para nada las matrices funcionales del sistema capitalista estadounidense basamentado en la conquista imperial de mercados y de recursos estratégicos, sea por la vía militar (invasiones) […]

Demócratas y republicanos se turnan en la administración del Imperio: Cuando asumen la presidencia los republicanos (como ahora), los demócratas juegan de «oposición crítica», y viceversa, sin que varíen para nada las matrices funcionales del sistema capitalista estadounidense basamentado en la conquista imperial de mercados y de recursos estratégicos, sea por la vía militar (invasiones) o por la vía «democrática» (gobiernos sometidos).
La falsa antinomia
Si ambos partidos políticos no pertenecieran por igual al Imperio capitalista norteamericano (y de acuerdo como lo quieren hacer creer la socialdemocracia «progresista» y las grandes cadenas mediáticas del lobby judío), Bush y los republicanos serían los malos de la Casa Blanca, y los demócratas los buenos del Congreso.
Y como cree (y quiere hacer creer) la izquierda internacional: los demócratas (históricamente militaristas e invasores como los republicanos) serían la cara «progresista» de EEUU, y los republicanos la cara «militarista e invasora» del Imperio norteamericano.
Ambos partidos, en cambio (y como está demostrado históricamente), son las versiones «alternativas» («liberal» y «conservadora») del mismo Imperio que se turnan periódicamente para administrar la Casa Blanca y ejecutar sin miramientos las políticas de conquista imperial (militar o «democrática») que requieren los intereses del capitalismo trasnacional sionista asentado en Wall Street.
Demócratas y republicanos se turnan en la administración del Imperio: Cuando asumen la presidencia los republicanos (como ahora), los demócratas juegan de «oposición crítica», y viceversa, sin que varíen para nada las matrices funcionales del sistema capitalista estadounidense basamentado en la conquista imperial de mercados y de recursos estratégicos, sea por la vía militar (invasiones) o por la vía «democrática» (gobiernos sometidos).
Y está claro también, que la leyenda mediática del Bush «guerrero fundamentalista» sirve para proteger la trama de corporaciones (armamentistas, petroleras, financieras, tecnológicas y de servicios) que controlan el negocio de las «guerras contraterroristas» de Bush, y que lo seguirá controlando cuando los demócratas se sienten en el sillón de la Casa Blanca.
Tomemos dos ejemplos «alternativos» inmediatos: El «malo» Bush (republicano) invadió y conquistó Irak y Afganistán, y el «bueno» Clinton (demócrata) su predecesor, bombardeó y conquistó Yugoslavia (hoy Serbia) y ejecutó los primeros bombardeos contra Irak, preparatorios de la invasión posterior.
Salvada esta disgresión para explicar que demócratas y republicanos (para los fines del sistema capitalista imperialista de Washington) son exactamente lo mismo con «discursos diferentes», situemos el origen de la guerra por el poder que mantiene Bush con la oposición demócrata que controla la mayoría del Congreso.
Objetivos
En primer término precisemos los objetivos que guían a ambos partidos (demócratas y republicanos) respecto de Medio Oriente y la «guerra» de Irak (el centro de la contienda político-electoral imperial):
A) Bush (el actual administrador del Imperio):
Traza y ejecuta una política (unilateral y excluyente) de ocupación militar (disfrazada de «guerra contraterrorista») en Irak, Afganistán y en todo el Medio Oriente, cuyos principios estratégicos y funcionales están orientados a dos objetivos principales: 1) Expandir y afianzar el control geopolítico-militar estratégico de EEUU en Medio Oriente y el Golfo Pérsico, y 2) Mantener las prebendas económicas de la conquista militar para las trasnacionales, bancos, armamentistas y petroleras USA que lucran con la ocupación militar asignada a la «locura de Bush».
B) Demócratas (la «oposición» que quiere ocupar el lugar de Bush) :
Intentan arrebatarle la Casa Blanca a los republicanos en las presidenciales del 2008, utilizando (en forma demagógica) una estrategia y un discurso «progresista» opuesto a la «guerra» (falsamente situado en las antípodas del «conservadorismo» de Bush), y orientado a captar el voto de las mayorías socialdemócratas (hispanos, negros y «progresistas» estadounidenses).
Si ganan las presidenciales en 2008 (y como siempre los hacen), los demócratas ejecutarán a rajatabla las mismas políticas imperial-militaristas de Bush y los republicanos, adornadas falsamente por un discurso «multilateralista» (falsamente integracionista) en política exterior.
La falsa «oposición»
La guerra político-electoral de los demócratas contra Bush es falsa por tres razones fundamentales:
A) Desde el 11-S para adelante, los demócratas avalaron expresamente las invasiones a Irak y Afganistán y votaron (sin oposición) en el Congreso todos los presupuestos presentados por Bush para financiar las invasiones y asegurar el despliegue de tropas y el mantenimiento de las bases militares del Imperio por todo el planeta.
B) Pese a su declamativa «oposición» actual (por razones electorales) a la ocupación de Irak y a las políticas «militaristas» de Bush, o al recurrente pedido del retiro de tropas, el Congreso con mayoría demócrata acaba de votar el presupuesto de guerra (el más grande de la historia de EEUU) y los agregados presentados por la administración Bush para financiar la ocupación militar de Irak y Afganistán, y sostener el despliegue imperial de sus fuerzas militares en el mundo.
C) En caso de ganar la presidencia en el 2008, la administración demócrata que asuma se verá frente a las mismas disyuntivas y deberá implementar la misma política que Bush para preservar los intereses capitalistas imperiales de EEUU y sus transnacionales en Irak, Medio Oriente, y en todo el mundo.
La farsa electoral y la lógica
Más allá de la piroctenia político-electoral que usan los demócratas para «oponerse» (falsamente) a la política de Bush en Irak y ganar elecciones, subsiste la lógica que deberán seguir si ganan la presidencia de EEUU en el 2008.
Los demócratas (como hoy lo está haciendo Bush) deberán implementar las cinco secuencias lógicas que utilizan Bush y el establishment económico estadounidense para oponerse al retiro de las tropas de Irak:
A) Si los soldados norteamericanos se retiran de lo que hoy es una «masacre controlada» por la CIA y el Pentágono, el país se convertiría en un caos con una «triple guerra» entre kurdos, chiíes y sunies.
B) Como efecto inmediato, el «triunfo islámico» que representaría el retiro de las tropas invasoras de EEUU incendiaría toda la región , desde el golfo hasta Palestina, convirtiendo a Irak en el gran centro irradiador del «terrorismo islámico» actuando libremente y sin ninguna contención militar en todo Medio Oriente.
C) Bancos, empresas, armamentistas, petroleras y contratistas del Pentágono (en suma el poder real con asiento en Wall Street) que hoy operan normalmente en Irak y dentro de la llamada «región inestable del Medio Oriente», verían amenazadas sus plantas y estructuras por sabotajes y ataques continuos de grupos fundamentalistas que fluirían continuamente desde el «Irán de los ayatolas».
D) Sin las bases militares de EEUU en Irak, y con el gobierno iraquí controlado por la mayoría chií pro-iraní, un ataque preventivo contra Irán, como ya está planificado, convertiría al país petrolero en una base de las fuerzas de Teherán.
E) En resumen, si EEUU abandonase el control militar de Irak, lo que hoy le insume 140.000 soldados y un tercio de su presupuesto militar, le costaría en el futuro algo más que la totalidad de sus fuerzas desplegadas a lo largo y a lo ancho del planeta.
Esa es la razón determinante por la que los demócratas, si ganan la presidencia en el 2008, deberán hacer lo mismo que Bush para la preservar los intereses del imperio capitalista estadounidense:
Seguir invadiendo países para conquistar mercados y recursos estratégicos, y quedarse en Irak y Afganistán hasta «derrotar al terrorismo».
Desde que el mundo es mundo (con «demócratas» o «conservadores» en el poder) ningún Imperio se suicidó voluntariamente.
Y el yanqui no es una excepción a la regla.