Inmediatamente después de la imposición de la Constitución Provisional, CP, que establece un modelo medieval de gobierno en Somalia, el profesor Ken Menkhaus, experto y asesor del gobierno de los Estados Unidos sobre Somalia, publicó un artículo bajo el título «Somalia, 20 años de experimentos y gobernanza híbrida» en la World Politics Review, y varias […]
Inmediatamente después de la imposición de la Constitución Provisional, CP, que establece un modelo medieval de gobierno en Somalia, el profesor Ken Menkhaus, experto y asesor del gobierno de los Estados Unidos sobre Somalia, publicó un artículo bajo el título «Somalia, 20 años de experimentos y gobernanza híbrida» en la World Politics Review, y varias páginas web somalíes.
El artículo ofrece justificación teórica para la adopción de lo que el autor denomina el modelo de gobierno de «Estado Mediado» en el que el gobierno central externaliza sus principales funciones al sector privado, organizaciones sin ánimo de lucro y políticas locales. Este modelo de gobierno incrustado en la Constitución Provisional asume la existencia de autoridades políticas locales legítimas y responsables, que están o interesadas en, u obligadas a, cooperar con los líderes e instituciones nacionales. Así, los líderes del gobierno central sin responsabilidades ni competencias deben adquirir legitimidad, funciones y autoridad de esas autoridades locales.
Menkhaus, que ha estado meditando sobre el futuro distópico [o anti-utopía] de Somalia durante los últimos 20 años, hace que se desvanezca la percepción de que habrá un gobierno funcional en Somalia, después del 20 de agosto de 2012. El profesor considera infructuosos todos los esfuerzos empleados en establecer un gobierno central. Y finalmente, admite que el modelo de «Estado Mediado» no susceptible de recibir programas de ayuda de los donantes.
Como ejemplo de la idoneidad del modelo de «Estado Mediado» para estados frágiles (Somalia), Menkhaus hace referencia al estudio del caso Wajir, titulado «El surgimiento de un «Estado Mediado» en el norte de Kenia: la historia de Wajir y sus implicaciones para la construcción del estado«. Pero parece endeble, si no una amplificación, hacer de la historia de Wajir -la experiencia de seguridad y desarrollo de una comunidad pequeña- un modelo para reconstruir el derrumbado estado de Somalia. Las motivaciones de la comunidad de Wajir y la indiferencia del gobierno de Kenia ante la inseguridad en las zonas habitadas por somalíes, podría tener explicaciones diferentes, incluida la del sistema dictatorial, la corrupción, y las políticas deliberadas de divide y vencerás. En los años 1992 – 2002, el gobierno de Kenia tenía suficiente poder coercitivo y recursos para sofocar cualquier interrupción de la seguridad en cualquier parte de Kenia. En Somalia, las leyes del gobierno local contienen provisiones que garantizan la participación de los líderes tradicionales y civiles en las actividades de seguridad, desarrollo y políticas de las regiones y distritos. Pero la dictadura hace que cualquier participación pública no tenga sentido. De todos modos, esos modos de experiencias locales no deberían ser elevados a modelos de construcción de Estado en Somalia. Es irónico ver a los donantes apresurarse para evitar a cualquier coste el desmoronamiento del estado Etíope, en cualquier momento crítico, mientras que se exhorta a los somalíes a seguir yendo a la deriva.
Menkhaus no es el único en intentar prescribir un modelo primordial de gobierno para Somalia. En concreto, la imposición de la CP y la formación del Gobierno Federal simbólico es la implementación práctica de un marco teórico político articulado por una serie de expertos e instituciones americanos y europeos. La lista de estos expertos incluye a Matt Bryden, John Yoo, Richard Dowden, Bronwyn E. Bruton, Peter Haldèn y Ken Menkhaus. Las instituciones incluyen Chatham House y el Centro Berghof de Investigación para la Gestión Constructiva de Conflictos, que publicó el artículo titulado «Sobre órdenes políticas híbridas y estados emergentes: Formación del estado en el contexto de la fragilidad», escrito por Volker Boege, Anne Brown, Kevin Clements y Anna Nolan.
También, en 1995, la Unión Europea financió un estudio proyecto co-dirigido por el profesor Ioan M. Lewis y James Mayall, que publicaron un documento titulado «Un estudio de la estructura política descentralizada de Somalia: un menú de opciones». En 1998, el ministerio de Exteriores de Etiopía elaboró un documento de política para la conceptualización e implementación de una «estrategia de construcción por bloques basada en los clanes» para Somalia. A pesar de las críticas ampliamente documentadas desacreditando, si no rechazando abiertamente, el federalismo de clan, por parte de la mayoría de los somalíes, las potencias extranjeras a la cabeza del federalismo siguieron adelante con la imposición de un sistema federal -precursor de conflicto nacional.
Los que se oponen a la construcción nacional, teóricos del concepto del «problema perverso» en la ciencia política, revisionistas de la soberanía del estado-nación de Westfalia para estados frágiles (fracasados, débiles, derrumbados), gurús y especuladores de la guerra contra el terror, donantes burócratas, y vecinos históricamente rivales (Etiopía y Kenia) se han propuesto debilitar en lugar de rehabilitar Somalia. Estos grupos utilizarían Somalia como un laboratorio de experimentos o un lugar para saquear ayuda exterior. Han desarrollado brillantes historias que se ofuscan en los defectos y superficialidades de los triviales esfuerzos internacionales para ayudar a Somalia.
En este documento sobre «Fragilidad del estado como Problema perverso», Menkhaus argumenta que clasificar a Somalia como un «Problema perverso» en lugar de cómo un «problema doméstico» desafía lo que él llama las prescripciones de la política tradicional de construcción del estado. Así, detrás de puertas cerradas, Somalia es vista y tratada como una sociedad distópica que requiere una nueva doctrina y prescripciones políticas desarrolladas por poderes externos.
Organizar y financiar conferencias sobre Somalia y publicar comunicados en inglés para consumo internacional se ha convertido en una práctica permanente y que evidencia los logros de la comunidad internacional. Pocos países, muchos periodistas y estudiosos independientes extranjeros, organizaciones humanitarias internacionales y otros entre los que se incluye organismos de investigación de la ONU, han trabajado duro para señala las políticas equivocadas de la comunidad internacional para Somalia, pero sus análisis objetivos y recomendaciones han sido ignorados.
A modo de ejemplo, el International Crisis Group, publicó un importante comunicado con información política titulado «Somalia, ¿de transición problemática a transición empañada?» que analizaba las dañinas consecuencias del proceso controlado por la ONU para terminar con el periodo de transición. En su rápida respuesta, la UNPOS o Oficina Política de Naciones Unidas, no negó las críticas y argumentó que la política somalí es complicada y difícil de controlar y que el proceso ha sido difícil y ha sido y sigue siendo profundamente imperfecto en muchos sentidos. Esto desvela el juicio decididamente destructivo de los donantes burócratas sobre Somalia.
En agosto de 2008, Hiiraan Online, una influyente página web somalí, publicó un editorial crítico de principio a fin titulado «De condición de Estado a primordiales ciudades estado» en respuesta a un artículo publicado por el New York Times, «Nación maldita por la anarquía considera un gobierno de abajo hacia arriba». El énfasis del enfoque en «de abajo hacia arriba» es para obstruir la construcción del estado en Somalia. Uno de los mitos reciclados es que los procesos políticos en Somalilandia y Puntlandia fueron enfoques «de abajo a arriba» mientras que en realidad los procesos en las dos entidades nacionales eran un enfoque de arriba hacia abajo en su contexto. Somalilandia y Puntlandia todavía no han implementado la devolución del poder a los gobiernos locales. Por lo tanto, el debate sobre «de abajo hacia arriba» contra «de arriba hacia abajo» es engañoso. Somalia necesita los dos enfoques simultáneamente. El foco debe permanecer sobre las complementariedades de las estructuras de gobierno a todos los niveles, el consenso y concienciación pública de la agenda de la construcción de estado y la disponibilidad de los recursos.
Los expertos mencionados antes comparten la visión de que el pueblo de Somalia es incapaz de comprender y practicar el sistema de valores que hay tras el concepto de nación-estado de Westfalia, que constituye la fundación de las normas internacionales de cooperación económica, ayuda externa y relaciones diplomáticas. Como consecuencia, mantienen que debería permitirse al estado somalí desintegrarse y ser reemplazado con un sistema medieval de gobierno con diversos nombres: sistema de gobierno basado en el desarrollo de la comunidad, desarrollo sin tener en cuenta el gobierno, sistema de estados nacientes o gobierno de estado mediado, todos sin soberanía. Ahora, en el supuesto de que los somalíes carezcan de sofisticación política, es duro desentrañar la capacidad somalí para comprender el embrollado proceso de formación de estado sugerido, basado en lo que se ha venido llamando el gobierno de «Astado Mediado».
Menkhaus y otros no han explorado suficientemente el profundo efecto de la influencia y las intervenciones externas en Somalia. El «Estado Mediado» es un modelo de gobierno destructivo, que institucionaliza la fragmentación política y probablemente obstaculice la emergencia de un gobierno nacional efectivo con capacidad para abordar las necesidades de gobernanza.
El pueblo somalí debería estar muy preocupado por las decisiones y acciones de los nuevos líderes políticos y un parlamento poblado de individuos acusados de corrupción y con una lealtad cuestionable. Ya se han plantado las semillas de nuevos conflictos entre los somalíes, y el nuevo liderazgo del parlamento ha caído en una trampa caza-bobos. El indebido viaje del anterior portavoz del parlamento, Sharif Hassan Sheikh Adan a Kenia, y los Emiratos Árabes Unidos para discusiones con líderes extranjeros, supuestamente sobre cómo manipular los resultados de las elecciones presidenciales, ha hecho añicos la confianza pública y el entusiasmo por el nuevo parlamento así como la credibilidad de todo el proceso político. Además, se ha ordenado al nuevo parlamento, secuestrado por la comunidad internacional, que elija rápidamente un nuevo presidente, que sin una preparación apropiada deberá asistir el 26 de septiembre a una conferencia internacional sobre Somalia que se celebra en Nueva York.
El secuestro de las instituciones nacionales por parte de la comunidad internacional es el principio del fracaso del Gobierno Federal. Para evitar un futuro distópico para Somalia, es urgentemente necesario crear y activar una sociedad de Transparencia y Responsabilidad, para la protección de defensa de Somalia. En el siglo 21, Somalia necesita una autoridad nacional democrática y funcional, responsable en primer lugar y ante todo frente a su pueblo, no sólo dispuesto, sino que sea demostrablemente capaz de representar los intereses nacionales y con poder para cumplir las funciones principales de un gobierno.
Publicado el 12 de septiembre de 2012 en Pambazuka.org.
Traducido por Rosa Moro de Fundación Sur.