MSF hace un llamamiento urgente a los donantes y a las organizaciones humanitarias para que actúen de inmediato
Nairobi, 14 de marzo de 2025.- Somalia se enfrenta a una grave crisis de desnutrición agravada por las prolongadas sequías, el conflicto, la inestabilidad económica y la fragilidad del sistema sanitario. Las regiones de Baidoa y Mudug, donde trabaja Médicos Sin Fronteras (MSF), son ejemplos de la crisis que se desarrolla en todo el país, con miles de niños en riesgo inmediato de desnutrición severa, cuyas consecuencias son potencialmente mortales.
– Declaraciones en vídeo del Dr. Pitchou, coordinador general de MSF en Somalia (en inglés)
– Imágenes de archivo de actividades médicas y campos de desplazados en la región somalí de Baidoa
– Fotografías de las actividades nutricionales en Baidoa, Somalia
La escasez crónica de fondos ha paralizado los esfuerzos humanitarios, obligando a reducir o cerrar programas vitales de nutrición. La inminente amenaza de una sequía provocada por La Niña en 2025 podría poner al borde del abismo a una población ya de por sí vulnerable. MSF hace un llamamiento urgente a los donantes y a las organizaciones humanitarias para que actúen de inmediato para evitar este sufrimiento generalizado, cuyas consecuencias podrían ser catastróficas.
La desnutrición, en una crisis permanente en algunas zonas de Somalia
En Baidoa y Mudug, la desnutrición se ha convertido en una crisis persistente durante todo el año, no solo en un problema estacional. “Estamos viendo altas tasas de desnutrición, no sólo durante las habituales temporadas de escasez”, dice Jarmilla Kliescikova, coordinadora médica de MSF en Somalia. “Se trata de una crisis crónica que exige una intervención permanente”.
En 2024, los equipos de MSF trataron a 18.066 niños con desnutrición aguda severa en sus proyectos en Somalia, un aumento significativo respecto al año anterior. En Mudug, los ingresos en los programas ambulatorios de nutrición aumentaron un 250%, impulsados tanto por las crecientes necesidades como por la ampliación de los servicios. En Baidoa también aumentaron los ingresos en los programas a lo largo de 2024, lo que subraya la creciente desesperación de las familias que buscan atención. Sin embargo, estos esfuerzos son claramente insuficientes. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), se estima que en Somalia 1,7 millones de niños sufrían desnutrición aguda en 2024, de los cuales 430.000 padecían desnutrición aguda grave. Las intervenciones de MSF, aunque críticas, sólo alcanzaron al 1% de la población desnutrida total, lo que pone de manifiesto la abrumadora magnitud de la crisis y la acuciante necesidad de un apoyo más amplio.
El conflicto y el cambio climático han provocado desplazamientos masivos, obligando a la población a desplazarse a regiones con recursos ya escasos. Las repetidas sequías han devastado la agricultura, dejando sin sustento a familias que antes dependían de la agricultura y la ganadería. En los lugares donde se asientan los desplazados, la prevalencia de la desnutrición grave y moderada es alarmantemente alta, mientras que los centros de salud, desbordados, no logran dar abasto.
El déficit de financiación obliga a reducir programas esenciales
Para agravar aún más la crisis, la escasez de fondos ha asestado un golpe devastador a la respuesta humanitaria. Según OCHA, en 2022 solo se cubrió el 56% de las necesidades de financiación humanitaria de Somalia, cifra que se desplomó hasta solo el 40% en 2024. En Baidoa, por ejemplo, se han reducido varios programas de nutrición desde 2023, y en ambas regiones se están reduciendo o interrumpiendo servicios esenciales como centros de alimentación terapéutica y atención primaria de salud.
“El cierre de estos programas ha dejado un vacío devastador”, afirma Mohammed Ali Omer, coordinador de programas de MSF en Somalia. “Los programas se están viendo obligados a rechazar a niños que necesitan desesperadamente alimentos terapéuticos para salvar sus vidas. Sólo unas pocas comunidades se benefician de las vacunaciones, dejando a muchos niños y niñas vulnerables a enfermedades prevenibles que conducen al círculo vicioso de la desnutrición. Esto no es sólo una crisis, es una catástrofe que se desarrolla en tiempo real”.
Somalia ya lucha contra los continuos periodos de sequía, pero para el 2025 está prevista una sequía aún mayor provocada por La Niña, un fenómeno climático que enfría las temperaturas de la superficie del océano y altera los patrones meteorológicos globales, lo que a menudo provoca una reducción de las precipitaciones en África oriental. Con las fuentes de agua agotadas y la producción de alimentos paralizada por sequías anteriores, el impacto podría ser catastrófico, obligando a más familias a abandonar sus hogares y elevando aún más las tasas de desnutrición. A medida que las sequías se hacen más frecuentes y graves, las posibilidades de recuperación se reducen, mientras que el aumento de los precios de los alimentos complica la supervivencia de los más vulnerables.
Una crisis inminente que aún se puede evitar
Sin una ayuda inmediata y permanente, miles de niños se enfrentan no sólo a la inanición, sino también a una inmunidad debilitada, a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades y a daños irreversibles en su desarrollo. El sistema de salud, que ya se enfrenta a una demanda incesante, corre el riesgo de colapsarse por completo a medida que aumentan los brotes y las complicaciones. MSF hace un llamamiento urgente a donantes y gobiernos para que actúen ahora, antes de que llegue la sequía de 2025. Es urgente mejorar el tratamiento nutricional, ampliar la distribución de alimentos y reforzar los servicios de salud para salvar vidas mientras aún haya tiempo.
“La ayuda humanitaria en Somalia ya es peligrosamente baja y ahora, con informaciones de nuevos recortes de financiación -incluidas las reducciones de la ayuda estadounidense-, la situación no hará más que empeorar, poniendo en peligro más vidas”, afirma Mohammed Ali Omer. “Los recortes en los programas de nutrición llegan en el peor momento posible. Las tasas de desnutrición se están disparando, los desplazamientos aumentan y la necesidad de ayuda nunca ha sido mayor. Reducir la ayuda ahora no es sólo irresponsable, es mortal. El momento de actuar es ahora. Para los niños de Baidoa y Mudug, cada momento cuenta para darles una oportunidad de sobrevivir”.
Testimonio
Los dos hijos gemelos de Kalimow Mohamed Nur estaban
muy débiles debido al hambre, con repetidos ataques de vómitos y diarrea.
Kalimowpidióprestado el dinero para el viaje -una cantidad que tardaría meses
en ganar- y emprendió un agotador viaje a Baidoa, para que pudieran recibir
atención médica gratuita en el Hospital Regional de Bay.“
Tuve que pedir un préstamo de unos 130 dólares y viajar 300 kilómetros a
Baidoa para encontrar atención médica gratuita”, cuenta Kalimow, cuyos hijos
gemelos recibieron tratamiento por desnutrición aguda grave en el Hospital
Regional de Bay, apoyado por MSF. “Eran muy pequeños y apenas teníamos comida
suficiente. No paraban de caer enfermos”.
La historia de Kalimow -marcada por la pobreza, la ausencia de servicios médicos
y las largas distancias para poder acceder a ellos- refleja la dura realidad
que impide a innumerables familias acceder a la atención sanitaria. En Somalia,
el tratamiento para salvar vidas se ha convertido en un privilegio al alcance
de unos pocos.
Fernando Calero. Press Officer, MSF España. [email protected]. + 34 91 758 09 97. + 34 630 536 419. www.msf.es. @msf_prensa