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Somos mayoría (y VII)

Fuentes: Rebelión

Querid@s compañer@s: El 24 de Noviembre y tras la votación pertinente, la Comisión Provisional Estatal de Organización se constituyó en Comisión Gestora. Las funciones fundamentales de la misma serán dos: las de coordinación del proyecto y la preparación del proceso que conduzca a la Asamblea Estatal Constituyente. A tal efecto, una Comisión Técnica emanada de […]

Querid@s compañer@s:

El 24 de Noviembre y tras la votación pertinente, la Comisión Provisional Estatal de Organización se constituyó en Comisión Gestora. Las funciones fundamentales de la misma serán dos: las de coordinación del proyecto y la preparación del proceso que conduzca a la Asamblea Estatal Constituyente. A tal efecto, una Comisión Técnica emanada de la Gestora preparará los trabajos necesarios para el fin propuesto: hacer del frente Cívico una organización estatal con todos los requisitos y atribuciones que los futuros Estatutos aprueben.

Durante siete meses las únicas palabras que ha explicitado el proyecto del Frente Cívico han sido las mías a través de los escritos que en número de seis y bajo el título de Somos mayoría, han ido apareciendo en las páginas de Prometeo. A partir de la existencia de un órgano de coordinación e impulso del proyecto, mis comunicaciones deben ceder protagonismo a la expresión colectiva del mismo. Por eso, este último Somos mayoría es el punto final a un tiempo de provisionalidad y carencia absoluta de mecanismos e instrumentos colegiados.

Pero al despedirme de estas páginas quisiera, a título de última aportación personal desde las mismas, plantearos una serie de consideraciones que me han suscitado los acontecimientos internos y externos ocurridos desde el día 24 de Noviembre.

Mi experiencia en la génesis y desarrollo de otros proyectos de participación y elaboración colectiva, me ha enseñado que tras los primeros momentos de euforia y de ímpetu en la iniciación de los mismos aparecen situaciones de aparente inacción, de ralentización, de pérdida del aquel primer impulso que desbordaba previsiones y capacidades organizativas. El que ello ocurra no debe desanimarnos pero tampoco resignarnos en la costumbre y la aceptación de lo «inevitable». ¿Por qué ocurre eso?

En un primer momento el mensaje, la convocatoria, nos ilusiona y nos lanzamos a la tarea de juntarnos, unirnos y establecer las incipientes líneas de organización. Suelen aparecer entonces los primeros problemas de tipo personal o de exclusividad en la interpretación de las intenciones de los demás. Salvo contadísimos casos de protagonismo «purista», de narcisismo escénico o de instalación en la cultura de la sospecha permanente, hay que buscar las causas en los procesos, los momentos y las fases. El que esto es así lo demuestra el hecho de que frente a las excepcionales y mínimas bajas ocurridas en el Frente Cívico, la constitución del mismo en las provincias que faltaban o el aumento diario de incorporaciones en las ya existentes arrojan un saldo positivo abrumador.

Pero no nos engañemos, el problema subsiste y como dije antes tiene una razón de ser: la interiorización propia de los primeros momentos; hay que salir de ella. El CRECER PARA AUMENTAR debe ceder el paso al CRECER PARA ACTUAR. A partir de ahora el incremento numérico de personas adscritas no puede realizarse «a palo seco» sino como consecuencia de la actividad que desarrollemos. Solamente la acción programada, colectiva, democráticamente elaborada y asumida nos dará presencia e influencia en nuestro entorno.

Hemos asumido que queremos constituirnos en un contrapoder a los poderes económicos, sociales y políticos que continúan socavando los Derechos Humanos y constitucionales de la inmensa mayoría. Y todo contrapoder es, siempre, una organización al servicio de unos fines, unas propuestas, unos proyectos, un programa y unos intereses; en este caso los de la mayoría a la que pertenecemos y queremos galvanizar como protagonista consciente en esta hora de nuestra sociedad.

Permitidme, en esta última entrega del Somos mayoría, que abusando de vuestra paciencia os haga una serie de reflexiones que someto a vuestra consideración:

  1. Cada una y cada uno de nosotras y nosotros es el Frente Cívico; con nuestro ejemplo, trabajo y honestidad en el hacer explicitamos el proyecto. Tenemos personal y colectivamente, capacidad de iniciativa y de búsqueda permanente de puntos de encuentro con l@s demás. El sumar en el acuerdo, en la síntesis, en la acción común, es la permanente garantía de que servimos a nuestra gente, a nosotros mismos. Con este talante, el ejercicio de la tarea común, democráticamente aceptada, es fácil y además gratificante.

  2. El Frente Cívico es un proyecto democrático que no necesita para desarrollarse de ninguna adscripción ideológica o partidaria. Estamos aquí a título personal y sabemos que el objeto de nuestro compromiso no es otra cosa que una respuesta ciudadana a este estado de cosas en permanente descenso hacia la catástrofe social. Por desgracia, y para muchas personas, la palabra Democracia es algo inane y sin sustancia; no es cierto. Democracia es Justicia social, Ética cívica y política, Cultura y sentido de responsabilidad emanado de la asunción de Derechos y Deberes. Democracia es la plenitud de la ciudadanía. Democracia es la fuerza de la mayoría.

  3. Tenemos ante nosotros un programa que debemos ampliar, profundizar, explicar y llevar a la calle. Hasta que el programa o cualquiera de sus puntos no ocupe la centralidad de nuestra tarea, estaremos permanentemente en un frustrante ejercicio de endogamia.

  4. Nuestra gente, la mayoría, necesita explicaciones, consejos, motivaciones concretas, canales de participación y lucha, ámbitos de solidaridad y comprensión, referencias personales inmediatas; pero sobre todo necesita de lazos de coincidencia y de unión con otros y otras que le estimulen a la acción ciudadana, a constituirse en mayoría consciente de que lo es y quiere ejercer de ella.

  5. Si el Frente Cívico se constituye en cualquier sitio y lugar como el referente a donde nuestros conciudadanos puedan asistir a conferencias, sesiones informativas o de elaboración colectiva, proyecciones divulgativas recogidas de la red, debates programáticos, redacción de octavillas, hojas volantes, pasquines y preparación de movilizaciones en general, asambleas en cualquier lugar, etc, el Frente Cívico será la Casa Ciudadana por excelencia.

  6. Estemos permanentemente abiertos a otras organizaciones y colectivos con los que coincidamos general o puntualmente. Invitémoslos a nuestras actividades y participemos en las que ellos organicen sin más requisito que la coincidencia en la acción y los métodos para llevarla a cabo. Nosotros queremos unir a la mayoría pero no podemos erigirnos en protagonistas exclusivos de esa tarea. Hay multitud de plataformas, movimientos colectivos con los que mantener relaciones de colaboración y acción conjunta. La unidad se hace en la actividad, en la acción.

  7. Tengamos una paciente impaciencia. En la medida en que el proyecto con el que nos comprometemos es muy ambicioso pero también muy necesario, no debemos consumir etapas o avanzar sobre terrenos poco firmes. Porque tenemos prisa, porque la mayoría necesita con urgencia constituirse en contrapoder, precisamente por eso, hay que dar pasos firmes y seguros. Si eso lo hacemos así, estaremos preparando las condiciones para que en un momento dado nuestra fuerza, la fuerza de la mayoría organizada, incida en la realidad y cambie el rumbo de las cosas

  8. En estos momentos se están poniendo en marcha los trámites para nuestra inscripción como Frente Cívico Estatal. Esa referencia es muy importante porque comenzamos a ser legales y en consecuencia a poder usar, cara a terceros, las prerrogativas y derechos que tal inscripción nos otorga. En consecuencia y a partir de ese momento, esa será nuestra referencia para todo el ámbito estatal, traducciones idiomáticas aparte.

Y una última cuestión que a modo de propuesta, someto a vuestra consideración.

Tenemos un decálogo programático que fue ampliado en la reunión de la Comisión Provisional de Organización Estatal. Ese conjunto de contenidos a los que debemos añadir aquellos que dimanen de campañas y movilizaciones surgidas de nuestras filas o a instancias de otros constituye un material más que sobrado para centrarse en lo concreto y convertirse en eje vertebrador de nuestro crecimiento.

Sin embargo los acontecimientos se precipitan y agravan aún más la postración a la que nos conducen.

El año pasado las dos fuerzas políticas mayoritarias perpetraron unos de los mayores atentados contra la ciudadanía: la reforma del artículo 135 de la Constitución. En virtud de dicha reforma los pagos de los intereses de la Deuda son prioritarios a cualquier otro Gasto Público: Educación, Sanidad, Obras Públicas, Investigación, Servicios Sociales, etc. Los acreedores que se han beneficiado de esta reforma son fundamentalmente los bancos nacionales y extranjeros.

Pues bien, en este enlace:

https://n-1.cc/file/view/1372980/agustin-turiel-informe-sobre-la-deuda-ilegitima

encontraréis un informe de Agustín G. Turiel Martínez, Inspector de Hacienda del Estado, Interventor y Auditor del Estado sobre lo que califica de «Deuda ilegítima» o sea aquella deuda pública emitida por la Administración General del Estado cuyos fondos se destinan no a sufragar gastos operativos corrientes o de capital sino a ser nuevamente prestados a terceros.

Está clara la alusión a la banca española.

El informe calcula que la deuda anterior al año 2012 se eleva a la cantidad de 108.303 millones de euros. ¿Cuánto supondrá si le añadimos la del citado año y la prevista para el 2013?

El final del informe es demoledor. Los citados miles de millones de euros son solamente de la Administración General del Estado. Queda por analizar la Deuda ilegítima de Comunidades, Entidades Locales, gastos en armamento, obras públicas inútiles y transferencias a confesiones religiosas.

Cuando se nos informa de que los enfermos crónicos deberán pagar las ambulancias que los trasladan, estos datos sobre la Deuda ilegítima son una invitación a la movilización generalizada. Debemos exigir y conseguir lo que se hizo en Ecuador cuyo Gobierno auditó la deuda y dejó de abonar la ilegítima.

Compañeras y compañeros de todos los Frentes Cívicos, Movimientos sociales, plataformas de todo tipo y ciudadanía en general, el combatir y acabar con este expolio es más que urgente. Empezad de manera creativa la movilización. No esperéis a las consignas. Ahí tenemos una tarea más que da sentido a nuestra existencia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.