En la presentación ayer, en Oslo, de una iniciativa global para prohibir las municiones de racimo, sólo cuatro de las 48 naciones participantes eran africanas. La conferencia de Oslo, que continúa la línea exitosa de ilegalización de las minas antipersonales de los noventa, sólo ha encontrado apoyo entusiasta en Sudáfrica. No es seguro que Angola, […]
En la presentación ayer, en Oslo, de una iniciativa global para prohibir las municiones de racimo, sólo cuatro de las 48 naciones participantes eran africanas. La conferencia de Oslo, que continúa la línea exitosa de ilegalización de las minas antipersonales de los noventa, sólo ha encontrado apoyo entusiasta en Sudáfrica. No es seguro que Angola, Egipto y Mozambique – presentes en Oslo – apoyen la iniciativa. El gobierno noruego ha declarado hoy que la reunión de gobiernos en Oslo para lanzar una iniciativa histórica para prohibir las municiones de racimo, que causan grandes daños a los civiles, va dirigida a concluir un nuevo tratado en 2008. Casi cincuenta países están presentes en la Conferencia de Oslo sobre Municiones de Racimo – la mayoría de ellos están supuestamente a favor de la prohibición.
Hasta ahora, el único país africano que ha declarado claramente su apoyo a un tratado que prohíba este tipo de municiones y bombas es Sudáfrica. «Sudáfrica apoya esta iniciativa», declaró a la prensa sudafricana a principios de este mes Sten Anders Berge de la embajada noruega en Pretoria.
Aunque el gobierno de Pretoria no ha realizado aún ningún anuncio público sobre su posición respecto a las municiones y bombas de racimo, los representantes han asegurado al menos a sus anfitriones noruegos que su presencia en la conferencia de Oslo está destinada a apoyar la iniciativa global. Berge alabó esta disposición sudafricana.
Sigue sin estar claro qué es lo que los otros dos países surafricanos presentes en la conferencia de Oslo – Angola y Mozambique – piensan sobre la prohibición. Ninguno de los dos países ha ratificado nunca la Convención de Naciones Unidas sobre Armas Convencionales (CCW, en inglés), a pesar del hecho de que ambos han vivido, hasta hace poco tiempo, largas guerras civiles con una gran repercusión sobre la población civil.
Pero los observadores mantienen que Angola y Mozambique – ambos con fuertes lazos con Noruega – apoyarán probablemente la prohibición sobre las municiones de racimo. Ambos han ratificado y se han beneficiado en gran medida del tratado de prohibición de minas terrestres, con los donantes internacionales asistiendo en la limpieza de muchos millones de minas aún presentes en los dos estados. De hecho, en Mozambique mueren anualmente cerca de 20 personas – la mayoría niños – debido a las minas terrestres.
Egipto es el único país norteafricano presente en la conferencia, y los anfitriones siguen sin conocer aún la posición de El Cairo. Como aliado de EEUU, Egipto podría ayudar a Washington a suavizar el borrador de declaración. Por otra parte, varios países de Oriente – incluyendo a víctimas de las bombas de racimo como Líbano y Afganistán – han expresado su apoyo a una prohibición.
Las bombas de racimo son pequeños aparatos empaquetados con fuertes explosivos y cargados en proyectiles de artillería, bombas o misiles. Cuando la bomba explota, esparce cientos de pequeños explosivos, o «bomblets», en un amplio radio. Dado que cerca del 30 ó 40% de los «bomblets» no llegan a explotar regularmente en el impacto, ponen en peligro la vida de los civiles durante años después del conflicto. Generalmente, los coloridos y metálicos «bomblets» son recogidos por los niños.
Noruega ha propuesto una prohibición de las municiones de racimo que causan un inaceptable daño humanitario. El tipo de armas que caen dentro o fuera de la prohibición debe ser determinado durante las negociaciones de Oslo. Actualmente hay miles de millones de submuniciones en arsenales de más de 70 países.
El ministro noruego de Asuntos Exteriores, Jonas Gahr Støre, inauguró ayer la conferencia de Oslo, declarando su confianza en poder aprobar una prohibición a pesar de la oposición de EEUU, China, Rusia y Reino Unido. «Creo que hemos aprendido de la experiencia de la campaña de las minas antipersonales en los noventa que si tuviéramos que esperar a que esos países lideraran la iniciativa, tendríamos que esperar mucho tiempo», declaró a la prensa en Oslo.
Para que la prohibición tenga efecto, los gobiernos necesitan primero ponerse de acuerdo en un texto de tratado – algo que Støre confía en que suceda hoy en Oslo. Luego, un gran número de estados tienen que firmar y ratificar el tratado, convirtiéndose en ley internacional después de un cierto umbral. Para que eso suceda pronto, muchos países africanos tendrán que mostrar su interés.
Hasta ahora, no se han usado o acumulado grandes cantidades de bombas de racimo en África. Los clientes actuales de esta mercancía incluyen a Libia y Uganda. Las bombas de racimo son conocidas además por haber sido usadas por varios de los países involucrados en la guerra de Congo y por Eritrea en su guerra fronteriza con Etiopía. Finalmente, EEUU ha sido acusado de usar bombas de racimo en sus últimos ataques en Somalia, aunque esto no ha sido confirmado.