Los equipos de Médicos Sin Fronteras atienden diariamente decenas de nuevos casos sospechosos de sarampión y de niños con desnutrición
Madrid, 27 de julio de 2023 – Más de 140.000 personas, en su mayoría mujeres y niños sursudaneses que han huido de Jartum, han llegado al estado del Nilo Blanco tras el inicio del conflicto en Sudán el pasado mes de abril. Se enfrentan a una enorme escasez de alimentos, de refugio y de atención médica, así como de agua y saneamiento, en 10 campos de acogida, que según las autoridades locales albergan a un total de 387.000 personas. Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabajan en algunos de estos campos atienden diariamente decenas de nuevos casos sospechosos de sarampión y de desnutrición y afirman estar desbordados.
“Cada día llega más gente, lo que conlleva una necesidad cada vez mayor de incrementar y mejorar los servicios médicos. También se incrementan las necesidades en cuanto alimentos y refugio”, afirma Alí Mohammed Dawoud, responsable de actividades médicas de MSF.
Fotos: población desplazada y refugiada en Nilo Blanco
Videocomunicado: entrevistas con personas desplazadas y trabajadores de MSF
En junio, los equipos de MSF comenzaron a apoyar tres clínicas del Ministerio de Sanidad para brindar atención médica primaria en los campos de refugiados de Um Sangour y Al Alagaya, así como en Khor Ajwal, que alberga a sudaneses desplazados del estado del Nilo Azul. Más recientemente, MSF también comenzó a apoyar el centro de alimentación terapéutica en el hospital del campo de refugiados de Al Kashafa, donde están ingresados unos 50 niños con desnutrición aguda severa, algunos de los cuales han sido derivados de otros campos de refugiados.
Um Sangour, un campo destinado a albergar a unas 30.000 personas, acoge ahora a más de 70.000. “Las enfermedades más comunes que afectan a la comunidad aquí, especialmente a los niños menores de cinco años, son el sarampión, la neumonía y la desnutrición”, dice Alí.
“El número de muertos ya era alto cuando llegamos. Durante los primeros días, recibíamos un promedio de 15 a 20 casos sospechosos de sarampión por jornada, con seis muertes registradas en la primera semana. Trágicamente, la mayoría de los fallecidos eran niños menores de cinco años”.
“Actualmente realizamos una media de 300 a 350 consultas diarias, incluidos de 30 a 40 casos sospechosos de sarampión. Junto al Ministerio de Sanidad, hemos establecido un centro de aislamiento para brindar la atención médica necesaria a estos casos sospechosos”, continúa Ali. “También tenemos una sala de parto para mujeres embarazadas en la que asistimos un promedio de uno o dos partos cada día y hacemos entre 20 y 30 consultas de atención prenatal para mujeres embarazadas. Nuestros servicios de vacunación rutinaria alcanzan a entre 30 y 40 niños por día”.
Se necesitan más vacunas contra el sarampión
Durante varias semanas, MSF ha estado abogando ante las autoridades sanitarias locales para que se movilicen las vacunas contra el sarampión disponibles, que ya se encuentran en el país, y poder así llevar a cabo una vacunación masiva de niños en el estado del Nilo Blanco. Al mismo tiempo, para ampliar las actividades médico-humanitarias, resulta necesario llevar a cabo un aumento significativo de personal, incluidos más especialistas internacionales, dado que los equipos que trabajan in situ están sobrecargados y agotados.
El conflicto actual ha dejado a Sudán sin laboratorios que puedan identificar brotes de enfermedades. Sin embargo, al otro lado de la frontera con Sudán del Sur, en las localidades de Renk y Malakal, se ha confirmado un brote de sarampión entre las personas que huyeron del conflicto. Se estima que más de 180.000 personas ya han cruzado la frontera de Sudán a Sudán del Sur.
Entre los pacientes de sarampión que MSF trata y examina en Malakal, el 90% no está vacunado, lo que muestra que ha habido una interrupción en los programas de vacunación de rutina en Sudán.
Médicos de MSF atienden a niños en la unidad de aislamiento de sarampión del campo de refugiados de Um Sangour, en el estado del Nilo Blanco. Créditos: Ahmad Mahmoud/MSF
“Mi sobrina tiene fiebre y diarrea, y también vomita”, cuenta Philip*, un joven que espera con su hermana y su hija en una de las clínicas del estado del Nilo Blanco. “Aunque le recetaron medicamentos, no pudimos encontrarlos en la farmacia. Desafortunadamente, hay una gran escasez y el sarampión se está cobrando vidas rápidamente. La fiebre está resultando letal. Si alguien se enferma por la mañana, a menudo no sobrevive hasta la noche”.
En otra parte de la clínica, una mujer embarazada, Hamida*, que espera con su hijo enfermo, describe otros desafíos a los que se enfrenta la gente.
“Hubo intensos bombardeos en nuestro barrio. Somos ocho y yo en la familia. Huimos de Jartum hace dos meses. Nuestra situación aquí es complicada porque estamos recién llegados y no hemos recibido aún ninguna ayuda. Luchamos para conseguir algo de comer. Hasta ahora solo hemos recibido lonas de plástico. Numerosas personas están esperando comida y materiales de refugio, pero no hay espacio para instalarlos. Las condiciones son increíblemente difíciles; muchas personas viven al aire libre porque carecen de un refugio adecuado. El agua está sucia, lo que provoca enfermedades. Si bebes agua, coges diarrea y empiezas a vomitar”.
Los recién llegados dependen por completo de la ayuda humanitaria para sobrevivir
La estación anual de lluvias ya ha comenzado, lo que puede provocar un aumento de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la malaria, que es endémica en la zona.
En estos campos de acogida superpoblados, las personas tienen pocas opciones para mantenerse a sí mismas o a sus familias y dependen completamente de la ayuda humanitaria. Algunos han recibido alimentos a través de refugiados y familiares que ya vivían en los campos antes del estallido del conflicto actual.
El incremento de personas en los campos hace que sea necesario que se produzca un aumento urgente del volumen de asistencia, incluido el apoyo nutricional y la provisión de refugio, alimentos, agua potable, saneamiento y vacunas contra el sarampión para evitar que se produzca una epidemia. Esto requiere urgentemente un incremento de recursos humanos, incluido el envío de personal con experiencia en la gestión de este tipo de crisis y emergencias, y asegurar rutas de suministro más cortas que lleguen directamente al estado del Nilo Blanco desde el extranjero.
Desde que se iniciaron los combates hace algo más de tres meses, 3,4 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, según la ONU. De todas ellas, más de 2,6 millones han buscado refugio dentro de Sudán. Según la Organización Internacional para las Migraciones, el estado del Nilo Blanco, junto con Darfur Occidental, Río Nilo y los estados del norte, es una de las zonas que registra un mayor número de desplazados.
*Los nombres de nuestros pacientes han sido cambiados
Fernando Calero García. Press officer, MSF España