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Tetas prohibidas

Fuentes: La Jornada

Ninguna fórmula artificial ha conseguido sustituir las cualidades nutricionales, bioquímicas, antialérgicas, inmunológicas y antinfecciosas de la leche materna. Sus anticuerpos protegen al niño de la gastroenteritis y de los trastornos respiratorios y se trata de un alimento que facilita el desarrollo de la flora intestinal que protege al bebé de hongos y bacterias. Compuesta de […]

Ninguna fórmula artificial ha conseguido sustituir las cualidades nutricionales, bioquímicas, antialérgicas, inmunológicas y antinfecciosas de la leche materna. Sus anticuerpos protegen al niño de la gastroenteritis y de los trastornos respiratorios y se trata de un alimento que facilita el desarrollo de la flora intestinal que protege al bebé de hongos y bacterias.

Compuesta de 200 sustancias que funcionan como auténticos mensajeros químicos de la vida, la leche materna (distinta a la de vaca y cabra) juega un papel en el desarrollo de la mucosa intestinal, en la regulación del apetito y en el desarrollo del sistema de inmunización.

Por litro, la composición de la leche materna de mujeres bien alimentadas incluye proteínas, lactosa y grasa o lípidos. Investigaciones hechas en México con madres mal alimentadas del pueblo otomí permitieron observar que su leche era baja en grasa, lo que coincidía con el bajo consumo de lípidos. Normalmente las fuentes más importantes de lípidos son los alimentos de origen animal, productos de bajo consumo en el medio rural.

Los carbohidratos, vitaminas, proteínas y minerales que posee la leche natural son óptimos para el organismo del pequeño y la leche industrializada no combina bien con la pobreza. En lugares sin acceso al agua potable, un lactante alimentado con biberón tiene mayores posibilidades de morir por diarrea que un niño amamantado.

Las familias que carecen de instrucción necesaria para leer las indicaciones del envase diluyen a menudo con exceso los preparados comerciales. Por tal motivo se recomienda a la madre que amamante a su hijo y evite los productos sustitutos de calidad inferior. Si todos los niños fuesen alimentados exclusivamente con leche materna durante los cuatro a seis primeros meses de vida, se calcula que se podría evitar la muerte de un millón de bebés que fallecen por problemas asociados a la alimentación artificial.

En escuelas y facultades de medicina, la leche materna ya es motivo de estudio por sus alcances biológicos, sicológicos, culturales y económicos. Esta sustancia, la más compleja de la naturaleza, es como una vacuna milagrosa: no se inyecta, es eficaz, viene del microcosmos de la mujer y nos proyecta al universo.

La mayoría de los pueblos inteligentes del mundo han confirmado, además, que los niños amamantados tienen generalmente coeficientes intelectuales mayores que los que recibieron leches industrializadas. Por ende, consideran que la lactancia materna es un derecho del niño. Sin embargo, en los pueblos que van perdiendo su inteligencia, el origen de la vida, la evolución, la salud del niño y la lactancia materna, viene consagrándose la idea de que el asunto está sujeto a la «libertad de opinión».

En Estados Unidos -país vanguardia de la pornografía infantil y del tráfico ilegal de órganos de niños, donde «la ley» permite sentenciar a muerte a un niño, adiestrarlo en el manejo de un fusil de asalto o llevarlo a juicio encadenado y esposado si a una niña le regala un dibujo con las tetas de una chica al aire- el estado de Ohio se convirtió en la 34 entidad federativa en adoptar una ley para consagrar el derecho a amamantar en público.

El debate tuvo lugar hace un par de semanas, y no en el siglo XVI (Afp, Nueva York, 17/6/05). En 16 estados más, la cosa no está clara. Si en Kentucky es ilegal que una mujer camine en traje de baño por una autopista (a menos que vaya escoltada por dos policías) o que una mujer pueda denunciar a un hombre de bigote por haberla besado, o si en Tennessee las mujeres no pueden llamar a un hombre para concertar una cita, y en Wyoming la ley penaliza a las parejas que hagan el amor en el pasillo de carnes congeladas de los supermercados, Lisa Herek no se puede quejar.

En Nebraska, durante un concierto de rock en el que muchas niñas andaban con las tetas al aire, la policía se acercó a Lisa cuando amamantaba a su hija de cinco meses y le pidió que se cubriera. Los agentes estaban tan avergonzados como la famosa conductora de televisión Barbara Walters, quien ante millones de televidentes contó de su incomodidad porque una madre, que viajaba a su lado en un avión, iba amamantando.

Desafiando las leyes «antiterroristas», centenares de mujeres se pusieron a amamantar a sus bebés ante la cadena televisiva ABC de Nueva York, en protesta por el comentario de Walters. Pero en Maryland, mientras Jennifer Myrna amamantaba discretamente a su bebé en una casa de decoración, un empleado se acercó a pedirle que se moviera a una zona reservada a las familias. Y ya son varios los locales de hamburguesas Burger King y cafés Starbucks donde las mujeres han denunciado acoso de los empleados por «amamantar en público».

No hay que desesperar. Según la Casa Negra, el presidente elegido la semana pasada en Irán es un «ultraconservador».