El gobierno de Texas insiste en regresar al siglo XVII. Dos recientes decisiones así lo confirman y contravienen las más elementales normas de respeto a la democracia y los derechos humanos: coartan el derecho al voto y limitan drásticamente los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
Aprobó una draconiana ley electoral para mantener el poder en ese estado. Con el pretexto de un imaginario fraude redujeron el número de casillas, equipos, personal y recintos que dan cabida a un gran número de votantes, como estadios deportivos y foros de reunión comunitaria en los distritos donde viven votantes de color de bajos ingresos. Además, restringieron sustancialmente el envío de boletas de votación por correo, lo que es un atentado a la salud en plena pande-mia, cuando es preferible usar el servicio postal en lugar de acudir a los sitios de votación. Son las medidas que las autoridades texanas han establecido para coartar el derecho al voto de miles de ciudadanos que, obvio, son negros y latinos que viven en barrios populares cuya mayoría apoya a los candidatos demócratas. (Texas Tribune, abril 21 y 29)
El ataque a los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo es otra muestra de su deseo de desandar la historia moderna. El gobernador del estado firmó una ley que restringe esos derechos, uno de ellos a abortar. La ley complementa las más de mil 300 restricciones que este y otros estados han aplicado desde 1973, cuando fue aprobado el derecho al aborto (Roe vs. Wade). Los efectos de la ley se dejarán sentir principalmente entre las mujeres pobres, las de color y las jóvenes. (Guttmacher Institute). La restricción más absurda es que prohíbe el aborto a partir de la sexta semana de embarazo, cuando una mujer aún no tiene una noción clara de estar embarazada y cuando es altamente improbable detectarlo.
A contracorriente de esa aberrante decisión, la Suprema Corte mexicana se pronunció a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, incluido el de abortar. En varios estados del pais vecino ese derecho se ha erosionado paulatinamente. El próximo año, la Suprema Corte estadunidense, con una mayoría de jueces conservadores, juzgará la constitucionalidad del derecho de abortar; se ve difícil que actúen con el mismo sentido de justicia de sus homólogos mexicanos, al menos en este tema.
En este contexto, la intención del presidente de una de las mayores empleadoras en California, de apoyar a las mujeres que quieran relocalizar su empleo fuera de Texas, será indispensable.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/09/13/opinion/020o1pol