Una capacitadora muestra a integrantes de una pequeña comunidad rural de Kenia cómo se cocina en una olla eléctrica. Foto: Fiona Lambe/SEI
ÁMSTERDAM, 7 ago 2020 (IPS) – Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sobre energía son claros: acceso universal a la energía asequible y no contaminante para 2030. Pero los esfuerzos actuales todavía están varios pasos por detrás de las necesidades específicas de las comunidades y no son suficientes para lograr el acceso a la energía para todos, especialmente las soluciones de cocina limpia.
Se han realizado numerosos estudios y se han desarrollado planes sobre cómo hacerlo, pero la mayoría de ellos ha pasado por alto a las personas y sus necesidades. La transición energética afecta la vida cotidiana y no podemos ignorar a quienes son potencialmente los receptores de estas intervenciones.
Vemos una gran brecha entre los ODS (el 7 es el del acceso a una energía asequible y no contaminante) y la situación real y sabemos que las personas pueden ofrecer una mejor orientación sobre cómo avanzar.
Esto se puede lograr preguntándose a las personas cómo ven esta transición a una cocina limpia, cómo esto afectaría sus hábitos y tradiciones, quién puede impulsar este cambio y cómo pueden promoverlo activamente. Y este proceso inclusivo debería comenzar ahora.
De hecho, a pesar del progreso y el papel esencial de los servicios de energía limpia para estimular el desarrollo socioeconómico, aproximadamente 2800 millones de personas carecen de acceso a combustibles y tecnologías no contaminantes para cocinar.
El acceso a las soluciones de cocina limpia sigue siendo un desafío particular en África subsahariana, donde el progreso apenas ha seguido el ritmo del aumento de la población.
Casi cuatro millones de personas mueren cada año por causas atribuibles a la contaminación del aire interior, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la mayoría de ellas utiliza combustibles tradicionales para cocinar como leña, carbón vegetal y queroseno.
La pandemia de covid-19 ha acentuado la fragilidad del sistema socioeconómico actual, revelando las profundas desigualdades existentes y cuestionando el ritmo de los esfuerzos para lograr el acceso universal a la cocina limpia.
Empoderar a las pequeñas comunidades
La cocina eléctrica ha demostrado ser una alternativa rentable y viable, pero una transición energética exitosa a largo plazo también debe abordar los impactos sociales, los factores conductuales y culturales.
Estos factores pueden ser una barrera para la transición de la cocina, que debe ser dinámica y estar respaldada por otras necesidades colaterales, como una electrificación más amplia en las comunidades.
Ampliar estas tecnologías requiere una fuerte voluntad política, inversiones y políticas específicas, pero también una mejor comprensión de los aspectos socioculturales de la cocina, como el gusto, las prácticas culinarias, las normas culturales y los roles de género.
En Kenia, se le pidió a un grupo de personas que actualmente no tienen acceso a tecnologías de cocina limpias que planifiquen una transición a una cocina limpia y 100% eléctrica. El grupo exploró formas de llegar a esto.
Durante las sesiones de trabajo, los residentes en pequeñas comunidades rurales utilizan el “backcasting” (o retrospectiva) como metodología para explorar posibles caminos. En su opinión, la transición a la cocina eléctrica no cambiaría los hábitos alimentarios, sino que mejoraría la seguridad y la salud de la familia.
También se considera que impulsa cambios en los roles de género al aliviar a las mujeres de algunas de las cargas del hogar, reducir la cantidad de tiempo necesario para recolectar combustible y hacer las tareas del hogar, y permitirles buscar oportunidades de generación de ingresos, como la venta de tortas y galletas.
Las comunidades prevén que este cambio esté vinculado con el acceso a una gama más amplia de electrodomésticos asociados con la vida moderna y, sobre todo, consideran a la comunidad en sí misma como un motor de cambio.
La investigación retrospectiva con estas comunidades de Kenia mostró una vez más que la transición a la cocina limpia debe comenzar empoderando a los aldeanos, apoyando el ahorro temprano y trabajando con los primeros adaptadores, y construyendo el conocimiento y la confianza para interactuar con entidades gubernamentales para acceder a servicios clave.
Las oenegés pueden desempeñar un papel crucial en la introducción de nuevas tecnologías de transición culinaria, probando mini redes y capacitando a las comunidades, pero la comunidad y, específicamente, los primeros en adoptar estas tecnologías son quienes pueden hacer que este cambio sea real.
Los gobiernos y los socios para el desarrollo, a su vez, son llamados a impulsar el progreso en múltiples niveles, desde los servicios públicos y la infraestructura a gran escala hasta la electrificación total, y mejores instalaciones de educación y salud. Todos estos sectores están profundamente interrelacionados y requieren una cooperación intersectorial.
Próximos pasos
Nuestro estudio en Kenia con el Instituto Ambiental de Estocolmo (Stockholm Environment Institute) muestra que las personas pueden imaginar, visualizar y planificar un futuro de cocina limpia más allá del fuego.
Una vez establecidos los objetivos, y dadas las tecnologías, los combustibles y la disponibilidad de financiamiento, debemos asegurarnos de que las inversiones se canalicen hacia medidas bien focalizadas que permitan a las personas impulsar este cambio y hacer que suceda.
Nuestro estudio es un paso inicial para enfatizar la necesidad de desarrollar un conocimiento sobre los aspectos conductuales y culturales de la transición a cocinar con electricidad.
Los gobiernos y los donantes deben considerar la perspectiva del hogar y la comunidad, cómo se percibe localmente la transición a la cocina eléctrica y tomar acciones basadas en el rol y las responsabilidades de los diversos actores involucrados en el sistema, desde el hogar hasta la sociedad civil.
T: MLM