Traducido para Rebelión por José Daniel Fierro
Slim Amamou [bloguero tunecino preso] en libertad, acabar con la censura de Internet, medidas económicas de urgencia y promesas de democratización, Túnez pronto podría entrar en una nueva era, el poder, finalmente, vacila. Este puede ser el principio del fin, puede ser el comienzo de algo radicalmente nuevo.
Hoy, el principal sindicato tunecino ha llamado a la huelga general, las manifestaciones que se llevarán a cabo estarán bajo la mirada de todo el planeta, a través de decenas de miles de smartphones que se encargarán de documentar hasta en los menores detalles las maniobras del gobierno de Ben Ali destinadas a hacer todo lo posible para que el movimiento fracase.
Por el momento, las manifestaciones de alegría realizadas tras las promesas de Ben Ali [en su discurso televisado] ha sido documentadas como un montaje [ver vídeo en francés]. Los coches pitando por las calles eran todos vehículos de alquiler. Una escena digna de Tintín en el país de los Soviets.
Lo que Ben Ali intentará durante las manifestaciones de hoy no será ni más ni menos que una guerra informativa, destinada a convencer a los grandes medios de comunicación internacionales y a su propia gente que todo va bien y que la situación está bajo control (tal y como ha intentado hacer creer a los islamistas en Facebook [1]). Pero todo esto tendrá lugar bajo la supervisión de los teléfonos inteligentes, convertidos en cámaras de vídeovigilancia, y con libre acceso a Youtube, que junto a Facebook, Twitter y blogs, se han impuesto como los únicos medios seguros para saber lo que sucede y dejar en evidencia todos los intentos de manipulación.
Lo que está sucediendo ante nuestros ojos y -para muchos- en nuestras pantallas, podría ser la primera revolución 2.0. Un movimiento local apoyado por un movimiento global, millones de usuarios de Internet de todas las nacionalidades y todos los países, que no sólo se miran -como en los días de Ceaucescu-, sino que participan. Desde un simple retweet a la organización de operaciones a gran escala, pasando, por supuesto, por la operación de OpTunisia de Anonymus [2], la revolución tunecina ha tomado, en Internet, un dimensión mundial.
Los tunecinos cargan hoy sobre sus hombros más que su propio destino, en el momento en que acaban de ser votadas en Francia las primeras leyes de vigilancia y censura sobre internet, ellos muestran (y verifican) al mundo entero que existe otra vía.
Notas:
[1] http://fr.readwriteweb.com/2010/05/22/a-la-une/gouvernement-tunisien-passe-loffensive/