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Entrevista a François Burgat

Túnez frente a sí mismo

Fuentes: Zaman France

Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino

François Burgat, politólogo y director de investigaciones del Instituto de Investigación y Estudios sobre el mundo árabe y musulmán en Aix-en- Province, en una entrevista del hebdomadario Zaman analiza las elecciones tunecinas y las razones de la derrota de Ennahda, que llegó segundo en las elecciones legislativas.  

¿Por qué cedió su lugar la izquierda tunecina?

Explicar el fracaso de una izquierda tunecina respetable al fin de cuentas por el solo «regreso de la bipolarización» entre dos populismos conduce a desconocer una realidad esencial. Por «identitario» que sea el léxico de la movilización islámista es portador, al menos, de una buena parte de los ideales revolucionarios -tanto democráticos como sociales- y por tanto de izquierda y esas son las verdaderas razones de su fracaso, perdió el monopolio.

¿De uno a otro populismo?

Poner el populismo de Ennahda al mismo nivel que el de Nidá Tunis, donde se codean, junto a los temores burgueses de «La Marsa», el miedo de los más débiles frente al cambio y al mercantilismo de los grandes rapaces apartados del poder, no me parece hacer justicia, en este momento, a la historia nacional tunecina ni a la del resto del mundo árabe. Pero una vez más, es la historia (y no los observadores que desde hace 30 años nos anuncian en todos los tonos el descrédito de los islamistas) la que zanjará en nuestras modestas construcciones intelectuales.

Las trampas de la bipolarización

El primer puesto de Nidá Tunis sobre todo si se interpreta triunfalmente en el lado norte como «una derrota de los islamistas» o «una victoria del laicismo» corre el riesgo, por varias razones, de convertirse en un peligroso engaño que dificultará una lectura serena de las dinámicas futuras. Olvidemos que la coalición muy heteróclita de Nidá Tunis está lejos de haber agrupado a la mayoría de los votantes, aún menos la de los inscritos, por no hablar de los potenciales electores.

He ahí un argumento que solo se escucha cuando quienes ganan -como en el caso de Morsi- son los islamistas. Recordemos también que los partidos que han contribuido a debilitar al principal competidor de Nidá no inclinan necesariamente la balanza hacia el antiislamismo primario y/o contrarrevolucionario que puede tener Nidá. Pero allí no está lo esencial.

Las causas del estancamiento de Ennahda

Estos resultados, que sin duda deberán ser objeto de más afinadas investigaciones para descifrar los motivos de la abstención, confirman el presentimiento enunciado antes de las elecciones: Ennahda está lejos de haber logrado reunir a la totalidad de la movilización islamista. Y esa puede ser la señal más negativa de las planteadas por la elección: tiende a consagrar la autoexclusión de una parte del cuerpo político, especialmente de la juventud.

La causa principal es la amplitud de las concesiones que Ennahda, por proceder de la histórica etapa de la adopción de la constitución, ha debido hacer frente a las convicciones de ciertos componentes de su base potencial, que se han desprendido irresistiblemente primero del partido y luego del proceso electoral

Además de esta ruptura de una íntegra porción del potencialmente islamista electorado, aunque la desaceleración sea relativa, las causas son plurales. La primera es conocida: el hecho de que haya aceptado asumir la «misión», desde cualquier punto de vista «imposible» de ejercer el poder -ya sea compartiendo responsabilidades con sus socios de la troika- en condiciones tan excepcionalmente exigentes como los comienzos de la transición.

La alianza objetiva de las dictaduras árabes

Frente a una sociedad en la que saliendo de decenios de autoritarismo el volumen de expectativas crecía de manera exponencial, en una siniestra coyuntura económica regional y mundial, frente a unos medios casi monopolizados por los resabiados del antiguo régimen tuvo también que hacer frente a la hostilidad más o menos evidente, discretamente o no, de potentes fuerzas contrarrevolucionarias, por todos aquellos a quienes había irritado su victoria inicial: las diplomacias occidentales ciertamente, pero también de Egipto a Kuwait, pasando por los Emiratos, por la casi totalidad (excluido Catar) de las monarquías petroleras, es decir, todo el campo árabe de los «dictadores sin fronteras».

En el escenario interior, su rechazo a ceder al intento de venganza contra los miembros del RCD en la escena internacional, las múltiples concesiones realizadas en tanto partido gobernante que abrió manifiestamente una brecha con parte de su potencial electorado.

La irreductible complejidad política

La acusación de populismo a Ennahda aquí y allá debe contextualizarse. Ninguna de las ideologías políticas movilizadas para ponerse al servicio de una estrategia electoral podía prescindir de una componente populista. La izquierda heredera, aunque lejana, de las demagógicas «grandes noches» no escapa en modo alguno de esa regla universal Una de las lecciones de su hundimiento tunecino se debe a que su propio populismo se mantuvo muy cerca del léxico importado para resistir la dinámica potencialidad identitaria del léxico islamista.

Esa es la principal razón por la que fue privada del éxito opositor de Ennahda, cuyo léxico islámico proponía tanto en el plano de la justicia social como en el de la defensa de los derechos y de las libertades individuales, objetivos e ideales tan cercanos a los suyos.

La desaceleración del resultado de Ennahda muestra por el contrario, y finalmente, que el léxico identitario de los islamistas en versión Ennahda (si se observa a fortiori que el espíritu de este partido está lejos de movilizar a todo el campo islamista, se tiene una de las claves de las elecciones), si les sirvió para acceder al poder, no fue suficiente, para mantenerlos, en una coyuntura excepcionalmente hostil. La «política» muy universal ha recuperado sus derechos: «Detrás del árbol identitario» o «bajo el velo» del islamismo aparece ante el observador del panorama islámico el hecho de que la realidad es a la vez banal y… como de costumbre terriblemente compleja.

Fuente: http://www.zamanfrance.fr/article/tunisie-face-a-elle-meme-12989.HTML