El acoso al que está sometiendo el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, al principal líder de la oposición, Morgan Tvsangirai, ha llevado a éste a retirarse de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, prevista para el 27 de junio, pese a que su partido, el Movimiento para el Cambio Democrático, venció en la primera […]
El acoso al que está sometiendo el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, al principal líder de la oposición, Morgan Tvsangirai, ha llevado a éste a retirarse de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, prevista para el 27 de junio, pese a que su partido, el Movimiento para el Cambio Democrático, venció en la primera vuelta y en las legislativas del 29 de marzo.
El líder del principal partido de la oposición de Zimbabwe, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Morgan Tsvangirai, anunció ayer que no se presentará a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales previstas para el próximo viernes por la campaña de intimidación llevada a cabo en su contra por el Gobierno de Robert Mugabe. El MDC acusa al Ejecutivo de Zimbabwe de los violentos ataques que se han intensificado en los últimos meses y de haber manipulado los resultados de la primera vuelta.
En una rueda de prensa ofrecida en Harare, Tsvangirai anunció formalmente su retirada dado que «en las actuales circuns- tancias», en medio de la violencia, unas elecciones «justas y libres son imposibles».
Asimismo, denunció una «estrategia» del Gobierno para ayudar a Robert Mugabe a ganar la segunda vuelta de las presidenciales y aseguró que no puede pedir a los electores que «arriesguen su vida» votando por él el 27 de junio.
«Genocidio»
Tsvangirai urgió a la ONU, a la Unión Africana y a la Comunidad de Desarrollo del África Austral (SADC) a «intervenir para detener el genocidio» que, a su juicio, está teniendo lugar en Zimbabwe.
El Gobierno reaccionó al anuncio del líder opositor señalando que «no tenía otra opción para evitar la humillación de una derrota» en la segunda vuelta, según manifestó el portavoz del gubernamental ZANU-PF y ministro de Justicia, Patrick Chinamasa. Aseguró que las elecciones del viernes se celebrarán según lo previsto a menos que Tsvangirai envíe al Ejecutivo una nota con su renuncia formal.
Morgan Tsvangirai señaló que el MDC ganó las elecciones del 29 de marzo a pesar de la «ausencia de libertad y justicia», porque «el mensaje de nuestro partido de cambio y de la construcción de un nuevo Zimbabwe cuentan con el apoyo de una mayoría de zimbabuenses». Según indicó, el resultado de la primera ronda de los comicios confirmaron los deseos de un cambio en el país, y desde entonces Mugabe y sus seguidores están llevando a cabo una guerra contra los zimbabuenses.
Entonces el MDC se hizo con el poder en el Parlamento, pero ninguno de los candidatos presidenciales logró obtener la mayoría absoluta necesaria. Tsvangirai logró un 47,9% de los votos y Mugabe, un 43,2%, resultado que nunca aceptó el MDC, que insistó en que Tsvangirai ganó con el 50,3% de los sufragios.
Ayer denunció que más de 200.000 personas se han visto obligadas a desplazarse dentro del país y más de 86 partidarios del MDC han sido ejecutados. Afirmó también que más de 10.000 personas han resultado heridas y mutiladas en «esta orgía de violencia» y 20.000 casas han sido destruidas.
Tras los comicios de marzo Tsvangirai permaneció seis meses en exilio voluntario, alegando una conspiración para matarle. En ese tiempo se recrudeció la violencia en Zimbabwe e incluso se cuestionó su credibilidad. A su vuelta al país en mayo, el acoso del Gobierno y de los partidarios de Mugabe contra él y contra el MDC se intensificó.
El principal líder opositor ha terminado por arrojar la toalla acosado por la intransigencia del que fuera héroe de la independencia del país, de 84 años de edad y con 28 en el poder, al que se considera ligado por derecho divino. El viernes, Mugabe afirmó que «sólo Dios puede quitarme el poder que me dio» y amenazó con la vuelta a las armas de sus leales veteranos de la guerra de independencia.