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Ultimos alegatos en el caso Manning

Fuentes: Página 12

La fiscalía trató de traidor al joven militar que filtró los archivos a Wikileaks y dijo que «la bandera de EE.UU. no significaba nada para él». La defensa insistirá en que Manning era ingenuo y bienintencionado con lo que descubrió.

Bradley Manning, el analista de inteligencia destinado por el ejército de Estados Unidos a Bagdad en 2009, filtró cientos de miles de informes militares clasificados y cables diplomáticos a Wikileaks porque quería llamar la atención y notoriedad, dijo la fiscalía en su juicio durante los alegatos de cierre. La jueza en el caso, coronel Denise Lind, debe dictar sentencia dentro de pocos días y ayer escuchó a ambas partes describiendo características llamativamente distintas del acusado.

La fiscalía buscó subir el tono de un cargo central de «ayudar el enemigo» diciéndole a la Corte en Fort Meade, Maryland, que el soldado Manning sabía que lo que él le daba a Wikileaks sería visto por Al Qaida. «El único ser humano que le importó alguna vez, fue él mismo», aseguró el mayor Ashden Fein, el fiscal principal, antes de desplegar una foto de Manning sonriente tomada en 2010. Dijo que mostraba un «Manning alegre y burlón», quien había mandado material a Wikileaks con el saludo «Que tengan un buen día». Después de decir que Manning había traicionado la confianza de su país, añadió: «La bandera no significaba nada para él».

El mayor Fein también citó charlas entre él y el convicto hacker Adrian Lamo que mostraban su intento de hacer daño. «Hilary (sic) Clinton, y varios miles de diplomáticos alrededor del mundo van a tener un ataque al corazón», le dijo Manning a Lamo en un chat. Fue Lamo quien entregó a Manning a las autoridades.

Pero la defensa sostiene que su cliente posiblemente era ingenuo pero bien intencionado cuando después de llegar a su puesto tropezó con información que él pensó que era perturbadora, incluyendo miles de informes de batallas de las guerras de Irak y Afganistán así como mensajes seguros entre las embajadas de Estados Unidos y Washington, y decidió que serviría al interés público compartirlos con el resto del mundo.

Anteriormente, la jueza Lind falló en contra de una moción de la defensa para rechazar cinco acusaciones por robo. Eso significa que Manning, que tiene las dos nacionalidades, la estadounidense y la británica se enfrentará a veredictos por 20 cargos en los próximos días. Para obtener la condena del ex analista de inteligencia en Irak, la parte acusadora debe convencer a la jueza militar Denise Lind «más allá de la duda razonable» de que Bradley Manning «era consciente de que estos documentos podían terminar en las manos de Al Qaida». En febrero se declaró culpable de diez cargos menores. Con un veredicto de culpable por ayudar al enemigo solamente podría recibir una sentencia de cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional.

El juicio, parte del cual tuvo lugar a puertas cerradas, ha estado hasta un cierto punto ensombrecido por Edward Snowden, el ex contratista en la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), que huyó a Hong Kong y luego al aeropuerto de Moscú después de revelar programas para intervenir teléfonos privados y tráfico de Internet. Una ley que hubiera podido ponerles freno a algunas de las actividades de NSA fue apenas derrotada en un voto en la Cámara de Representantes a última hora el miércoles.

En una declaración que acompañaba a sus peticiones en febrero, Manning trató de explicar sus motivos. «Yo creía que si el público en general tenía acceso a la información, esto desataría un debate interno sobre la política militar y extranjera en general», dijo. Los materiales filtrados incluían filmaciones aéreas de un helicóptero de ataque de Estados Unidos en 2007, que mató a civiles en Bagdad. Los partidarios de Manning, de entre quienes algunos han asistido regularmente al juicio usando remeras negras con el slogan «verdad», han expresado consternación ante lo que ven como una parcialidad por parte de la jueza Lind hacia la fiscalía.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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