Un artículo de La Razón implicó al Frente Polisario con organizaciones terroristas basándose en medios de información marroquíes.
El Polisario dice que La Razón ha difundido informaciones falsas y que ni el Departamento de Estado de EEUU ni Europol constatan que el Polisario tenga vinculación alguna con organizaciones terroristas.
Implicar al Frente Polisario con el terrorismo es falso, absolutamente infundado y de extrema gravedad y su único objetivo es socavar el apoyo social con el que cuenta esta organización a nivel internacional.
Es la respuesta del representante del Frente Polisario en España, Abdulah Arabi, a un artículo publicado en el periódico La Razón, titulado “Marruecos acusa al Polisario de aportar militantes al Estado Islámico en el Sahel”, del que dice carece de rigor, no ha sido contrastado y difunde informaciones falsas.
El autor del artículo, J.M. Zuloaga, se basa en informaciones publicadas en medios marroquíes, concretamente en unas declaraciones del jefe de la Brigada Central de Investigación Judicial (BCIJ) de Marruecos, Habboub Cherkaoui, al semanario Al Ayyam, en el que se vincula a antiguos elementos del Frente Polisario con el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS), la franquicia de Isis para el Sahel.
El periodista cita al portal Le 360 al afirmar que la “complicidad entre el Polisario y las organizaciones terroristas también se ha demostrado en el curso de las investigaciones llevadas a cabo por los servicios antiterroristas marroquíes y el sucesivo desmantelamiento de células terroristas”.
Le360 está considerado un medio muy cercano a la Casa Real marroquí y a los círculos de poder en Rabat, según han publicado diversos medios, incluida la delegación de la Agencia Efe en Marruecos.
El delegado del Frente Polisario en España habla de falta de rigor en el artículo, que no ha sido contrastado, “considerando la sensibilidad del tema tratado: la repugnante lacra del terrorismo”. Afirma que “asumir como verdad única el relato de una de las partes y contribuir a su difusión implica una violación de la presunción de inocencia de la otra parte y, por ende, una vulneración de su honor”.
Abdulah Arabi dice que es conocida la estrategia de algunos sectores y lobbies que utilizan de forma infame e infundada la acusación de terrorismo con el único objeto de socavar la base de apoyo social con la que cuenta el Polisario a nivel internacional, y que lo que buscan es “atemorizar y menoscabar el movimiento de solidaridad con el Pueblo Saharaui”.
Recuerda el delegado del Polisario que en diciembre de 2019 el Ministerio de Asuntos Exteriores de España desaconsejó viajar a los campamentos de refugiados saharauis en Argelia ante un supuesto riesgo “inminente” de atentado, que nunca se llegó a producir, con el objetivo de empañar la imagen de los campamentos y presionar a las ONG para reducir el apoyo humanitario, “en total sintonía con una campaña orquestada por Marruecos”.
Agrega que durante 29 años, el pueblo saharaui depositó su confianza en la comunidad internacional dando una lección al mundo de dignidad y de resistencia pacífica, y solo ha obtenido el alargamiento sine die del conflicto y frecuentes amenazas de reconocimiento de la supuesta soberanía de Marruecos sobre un territorio que ocupa ilegalmente por la fuerza.
Afirma que Marruecos siempre ha buscado desacreditar al Frente Polisario: “Se nos ha acusado de comunistas, de vietnamitas, de gadafistas… Ahora somos terroristas islámicos de Al Qaeda… Cualquier argumento es válido con tal de desprestigiar nuestra justa causa y resistencia pacífica”.
Abdulah Arabi dice a La Razón que “en lugar de dar voz a relatos no contrastados y documentados, les sugerimos que se refieran a fuentes oficiales, como los servicios de inteligencia de países serios y creíbles, que constatan que ni los saharauis ni el Polisario tienen vinculación alguna con organizaciones terroristas”.
Tras indicar que el articulo no aporta ningún documento ni elemento contrastado que acredite una acusación tan grave, precisa que el Frente Polisario es el único movimiento armado de naturaleza políticomilitar que jamás ha sido calificado de terrorista y que a pesar de llevar movilizado como organización militar cuarenta y cinco años y reivindicando la lucha armada, “nunca ha estado en un listado de organizaciones terroristas, ni siquiera en el muy riguroso y extenso listado del Departamento de Estado de Estados Unidos”. A esto agrega que “las instancias especializadas en la detección y diagnóstico de actividades, estructuras y actores terroristas como Europol, jamás han referido el más mínimo indicio, comentario o análisis que implicara al Frente Polisario”.
“Contribuir a difundir informaciones falsas –concreta- conlleva consecuencias negativas para la memoria -política, histórica y colectiva- de centenares de miles de personas que se identifican con la justa causa del pueblo saharaui. Pero atenta además contra la dignidad de un amplísimo colectivo y, sobre todo, de sus víctimas, de sus exiliados, de las familias forzadas a la separación, de sus refugiados”.
Agrega Arabi que el Estado Saharaui es un estado democrático y la sociedad española conoce la naturaleza real de la lucha del Pueblo Saharaui y su legítima causa por la autodeterminación y la independencia y es consciente de que el Frente Polisario es un actor clave en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo para contrarrestar los efectos del narcoterrorismo orquestado por Marruecos, el principal productor mundial de resina de cannabis que exporta a Europa, África, Oriente Medio y Asia.
“Este tráfico de drogas -agrega- está controlado por redes criminales conectadas a grupos terroristas. Las Fuerzas de Seguridad y Servicios de inteligencia de España han comunicado la existencia de indicios que acreditarían la entrada, mezclados con los inmigrantes, de miembros del Estado Islámico, casi todos de origen marroquí”.
El delegado del Frente Polisario recalca la importancia que tiene contrastar cualquier información que intente asociar su justa lucha y resistencia pacífica “con algo tan deleznable como es el terrorismo, y más aún cuando es una acusación sin pruebas y con una clara intención política, estrategia habitual de Marruecos y de su lobby en España”.