Nueva York. El socialista democrático Bernie Sanders y el multimillonario semifascista Donald Trump ganaron el segundo concurso de elecciones internas del Partido Demócrata y Republicano realizadas hoy en Nueva Hampshire, el primer triunfo para ambos en un proceso que apenas inicia y que continuará con medio centenar de contiendas estatales más antes de culminar con […]
Nueva York. El socialista democrático Bernie Sanders y el multimillonario semifascista Donald Trump ganaron el segundo concurso de elecciones internas del Partido Demócrata y Republicano realizadas hoy en Nueva Hampshire, el primer triunfo para ambos en un proceso que apenas inicia y que continuará con medio centenar de contiendas estatales más antes de culminar con la coronación de los candidatos presidenciales de ambos partidos (y tal vez un independiente) en el verano.
Aunque los resultados fueron los pronosticados, el triunfo de Sanders y Trump comprueba la fuerza de dos figuras que se presentan como insurgentes dentro de sus respectivos partidos, y la cúpula política en general. Por lo tanto, sus triunfos nutrirán la narrativa de que esta es una elección impulsada, hasta ahora, por una ola «anti-establishment» entre el electorado que percibe a la cúpula nacional como corrupta y el proceso político y económico del país como sirviendo a solo los intereses de unos cuantos.
Ante la ventaja en las encuestas de los dos triunfadores, el concurso en Nueva Hampshire -donde se esperaba el voto de medio millón de personas- fue más bien entre los que buscaban obtener el segundo lugar.
Desafortunadamente para Hillary Clinton, el segundo lugar entre los demócrata también es el último luego que el tercer precandidato presidencial demócrata Martin O’Malley abandonó la contienda la semana pasada, después del concurso en Iowa.
Para los nueve republicanos que permanecen en la carrera, fue una pugna agresiva llena de ataques y mentadas entre todos, ya que es posible que algunos que no alcanzaron a acabar entre los primeros lugares podrán estar llegando al fin de sus ambiciones presidenciales de este año. Para Trump, quien se autoproclama como alguien que no acepta nada menos que ganar en todo, siempre, la victoria ayudó a sobar el moretón a su ego por su derrota ante el ultraderechista Ted Cruz en Iowa. A la vez la disputa por los segundos lugares se libró entre John Kasich, Jeb Bush, Ted Cruz y Marco Rubio.
El mensaje antimigrante, si no xenófobo, siguió resaltado entre los republicanos, con Trump reiterando su posición de construir un muro a lo largo de la frontera cuyo costo será pagado por Mexico. Que Trump gane envía un mensaje escalofriante a inmigrantes y musulmanes.
Por lado democrata, en las encuestas a boca de casillas, los votantes identificaron el tema de la desigualdad económica -el centro del mensaje de Sanders- como el más importante. Pero, una vez más, fue el voto joven (y aparentemente, y sorprendentemente, el de mujeres) el que sigue impulsando al precandidato más viejo entre todos.
A la vez, la elección primaria en este pequeñísimo estado, uno de los menos representativos del país (abrumadoramente blanco y sin grandes zonas urbanas y suburbanas) sirve más para impulsar las campañas de los precandidatos que a determinar su futuro en este proceso. De los más de 2 mil delegados de cada partido que se seleccionan a nivel nacional en este largo proceso, en Nueva Hampshire solo estaban en juego 32 para los demócratas y 23 para los republicanos. Sin embargo, su valor estratégico al inicio de este proceso es tal que los precandidatos invirtieron más de 80 millones en propaganda por televisión y parecía que intentaban conocer personalmente a cada uno de sus 1.3 millones de habitantes.
La campaña de Clinton desde hace días ya había preparado su explicación de esta derrota esperada como resultado de que Sanders es un político del estado colindante de Vermont, y que estas primeras contiendas no son tan importantes como las que siguen. Sin embargo, después de la inesperadamente cerrada contienda de Iowa, donde Clinton ganó por sólo un 0.2 por ciento (de hecho, fue más bien una derrota ante la muy favorecida precandidata) la semana pasada, esta derrota -y por un amplio margen- es un golpe más contra lo que se consideraba la candidata invencible.
Vale recordar que ella ganó de manera abrumadora en ese estado en 2008, que ahora goza del endoso oficial de la cúpula estatal de su partido y que al inicio de esta contienda en el verano pasado ella tenía una ventaja de 40 puntos contra Sanders, y que solo hace tres meses estaba empatada con él, y que ella es la figura demócrata más reconocida del país después presidente Barack Obama y su marido, Bill. O sea, es una derrota aunque aún no se puede decir que alterará de alguna manera fatal a su destino de ser la coronada de su partido al final de todo este proceso.
Sin embargo, ella sigue con una ventaja amplia -aunque cada vez más reducida- en las encuestas nacionales. Ahora la preocupación es cómo limitar los daños potenciales de esta derrota para las siguientes contiendas (en donde ella es la favorecida).
Sanders es primer precandidato presidencial identificado como socialista que gana una primaria presidencial, y que goza de mayor apoyo -según encuestas- que cualquier otro candidato autoproclamado como socialista en el último siglo.
Esta noche todos abandonarán la nieve y hielo de este pequeñísimo estado -como Iowa, solo importante en el proceso electoral por ser uno de los dos primeros en realizar estos concursos internos de ambos partidos nacionales- para proceder hacia el sur y al oeste para las próximas dos citas de esta carrera hacia la Casa Blanca.
El 20 de febrero se realizará el concurso democrata en Nevada y el concurso republicano en Carolina del Sur. El 23 de febrero los republicanos tendrán su concurso en Nevada y el 27 de febrero los demócratas tendrán su elección primaria en Carolina del Sur.
Para los demócratas, Nevada y Carolina de Sur serán los primeros concursos donde las minorías latinas (Nevada) y afroestadunidenses (Carolina del Sur) jugarán un papel clave, lo cual hasta ahora favorece a Clinton. Sin embargo, algunos analistas latinos indicaron a La Jornada que esto esta cambiando rápidamente en Nevada, algo que podría sacudir aún más al tablero electoral.
Para los republicanos, los próximos concursos serán clave para los precandidatos que buscan frenar a Trump, y donde el ultraderechista Cruz podría retar al multimillonario entre las filas cristianas fundamentalistas en el sur.
Poco después, una docena de estados realizarán concursos el primero de marzo, el llamado «súper martes», fecha que podría dar una ventaja definitiva a algunos, y reducir aun más el número de republicanos.
Mientras tanto, desde afuera, el multimillonario y ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg está a la espera después de confirmar personalmente, en una entrevista con el Financial Times, que está contemplando ingresar a la contienda presidencial como candidato independiente, y que tomará esa decisión a más tardar en marzo.