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Foro Social Mundial

«Una nueva África ha comenzado»

Fuentes: IPS

«Una nueva África no sólo es posible, sino que ya ha comenzado. Los africanos han empezado a expresar sus problemas a su modo, y a buscarles sus propias soluciones».   Estas palabras adquieren un significado especial en la boca desdentada de una campesina que debe usar bastón debido a su artritis y que nunca asistió […]

«Una nueva África no sólo es posible, sino que ya ha comenzado. Los africanos han empezado a expresar sus problemas a su modo, y a buscarles sus propias soluciones».

 
Estas palabras adquieren un significado especial en la boca desdentada de una campesina que debe usar bastón debido a su artritis y que nunca asistió a un Foro Social Mundial (FSM), pero es integrante activa del Foro Social de Zimbabwe, que a su vez forma parte del Foro Social Africano (FSA).

El FSA representa a más de 300 movimientos sociales de un amplio espectro de organizaciones y grupos (académicos, sociales, de desarrollo, religiosos y de jóvenes) de unos 45 países de África.

Este sábado, organizado por el FSM, se celebrará el Día de Movilización y Acción Global, con actividades en todo el mundo en coincidencia con la segunda jornada del Foro Económico Mundial, que se desarrolla en Davos, Suiza.

Con la ayuda de una intérprete, la agricultora Andrina Maseko, dijo a IPS que el FSA se ha transformado del «propagandismo» de 2002 en un movimiento continental integral, capaz de expresar sus problemas, de comprometer a instituciones mundiales en un llamado a reelaborar los programas de ajuste estructural, y de denunciar las injusticias del sistema mundial de comercio.

«¿Quién hubiera pensado en 2001, después del primer FSM, que un país africano sería anfitrión de este evento mundial?», pregunta Maseko, una cultivadora orgánica del movimiento verde de Zimbabwe, en referencia al FSM realizado en Nairobi, Kenia, en 2007.

«Todo esto significa un despertar en África y un cambio definitivo de poder a manos africanas», agrega.

Lo que entusiasma a Maseko no es sólo que un país africano haya sido anfitrión del Foro, sino la forma en que el FSA ha tomado el control de los problemas que enfrenta África y la iniciativa para hallarles soluciones.

«Cuando el Foro Social Africano habla sobre el subdesarrollo en los países del Sur, tiene más peso que organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales. Podemos armonizar nuestras estrategias y políticas cuando nos integramos en red como africanos, más que cuando nos reunimos en conferencias mundiales, donde nuestros problemas son discutidos, pero no con la misma pasión ni urgencia», comenta.

Para Sara Longwe, activista por los derechos de la mujer y miembro de Civicus (una coalición internacional de ONG con sede en Johannesburgo, Sudáfrica) y de Femnet (Red de Desarrollo y Comunicación de Mujeres Africanas, con sede en Nairobi) lo más admirable del FSA es el panorama general que ofrece.

Longwe ha asistido a la mayoría de las instancias regionales del FSM, incluso al Foro Social de África Meridional, y sostiene que gracias a estas actividades los grupos de la sociedad civil de África pueden ver más allá de sus propios problemas y relacionarlos con las tribulaciones del continente en general.

Por ejemplo, la violencia de género se trataba de diversas formas en los distintos países, pero cuando las organizaciones comenzaron a unirse en el FSA, pudieron aunar recursos estratégicos para combatir el flagelo a escala regional y continental, destacó.

«Hay solidaridad en el FSA. La sociedad civil africana, mediante la interacción interna, ha podido mirar más allá de sí misma y ver el panorama general de África», dijo la activista.

Con cierta ironía, comentó que el FSA también ha separado la paja del trigo. «Algunas ONG se proclamaban pioneras o expertas en ciertos asuntos. La interacción y la integración en red en el FSA les hizo darse cuenta de que otras habían avanzado mucho más (…) Esto fue un importante aprendizaje para muchos».

Según Longwe, los grupos y organizaciones de la sociedad civil se han vuelto mucho más sabios en su interacción con entidades poderosas.

Antes, dice, el FSA hacía más que nada «ruido mundial», lo cual era bueno, porque era lo que se necesitaba en ese momento. «Los peces gordos (los gobiernos y empresarios más poderosos, reunidos en el Foro Económico Mundial) tenían sus reuniones y nosotros debíamos acallar sus voces», recuerda.

Pero ahora el foro regional ha avanzado a otro nivel, en que las reuniones ya no son continentales sino locales, en el ámbito de los foros nacionales que desembocan en el FSA.

En opinión de la activista, esto significa que las ideas son mundiales pero la acción es local. «Los países toman lo macro y lo aplican a lo micro. Esto ha sido el mayor éxito del FSA. Con la experiencia ganada en el FSA, la sociedad civil puede llevar las lecciones aprendidas a nivel mundial en el FSM al nivel local», dice.

Para Longwe, lo más importante del FSA es que se haya convertido de un evento en un proceso. Los miembros trabajan todo el año en el Foro y en sus objetivos, como un continuo, y no como algo que conmemoren una vez al año.

Toufik Ben Abdalla, integrante de la secretaría del FSA, explicó que éste fue creado para tener una perspectiva africana de la globalización y alcanzar un consenso sobre qué cuestiones africanas podrían plantearse en el FSM. En este sentido, cree que el foro regional ha avanzado mucho en materia de organización y coordinación entre los movimientos sociales del continente en cuestiones básicas de desarrollo.

Hay tres ideales principales que el FSA se propone alcanzar, destacó: autonomía para el continente, independencia de instituciones financieras internacionales y unidad africana mediante la consolidación de la ciudadanía. Falta mucho para lograrlos, pero el solo hecho de que la sociedad civil haya comenzado a hablar sobre ellos y a verlos como problemas que se deben resolver es un paso adelante, concluyó.

Por otra parte, persiste cierta negatividad en torno al FSA. Trevor Ngwane, un académico de Sudáfrica, observó que el proceso del foro regional todavía está dominado por ONG y no por movimientos de base.

Ngwane cree que los ciudadanos comunes han sido excluidos del proceso, porque las reuniones se realizan en lugares a los que no pueden acceder, en idiomas que no entienden y en la jerga complicada de las ONG.

En las zonas rurales de Zambia y Zimbabwe, casi nadie sabe de la existencia del FSM o del FSA, salvo aquellos que están vinculados a grandes organizaciones comunitarias o a grupos de la sociedad civil.

Matilda Nzonderai, que trabaja en una organización dedicada a los huérfanos y a otros niños vulnerables de Zimbabwe, cuenta que sólo se enteró de la existencia de los foros porque alguien de otra organización le regaló una cartera de souvenir de uno de los dos eventos.

Mary Kazembe participa en un grupo religioso que ayuda a mujeres a generar sus propios ingresos. Explica que su grupo no participa en los foros pero se entera de sus actividades mediante el Comité Coordinador No Gubernamental.

Kazembe no cree que el FSM sea «para todos», porque la gente de su zona no habla ninguno de los idiomas que se manejan en el Foro (portugués, inglés, español, francés).

«Creo que debemos permitir que organizaciones con más experiencia y recursos asistan a las reuniones y hablen en nuestra representación; nosotros podemos ayudar en la ejecución», dice.

Susan Chilala, del Foro Social de Zambia, cree que todavía hay ciertos grupos de la sociedad civil que no han sido «capturados», pero espera que con el tiempo, los foros nacionales se suban a bordo.

Chilala explicó que grupos de Zambia y de los vecinos Zimbabwe, Sudáfrica y Kenia realizarán «marchas sociales» el 26 de este mes. El FSA tendrá su propio evento en Togo.

*Este artículo fue publicado originalmente por TerraViva el 21 de enero y reeditado para el servicio de noticias de IPS.