Cuba, a pesar del prolongado y cruel bloqueo que aún le impone Estados Unidos, no dejará nunca de brindar atención sanitaria a quienes lo necesiten, ni los pueblos que la reciben permitirán que algún que otro diablo al servicio de Washington intente mancillar la prestigiosa medicina de nuestra bella isla.
La historia por la liberación definitiva de la patria tuvo en Fidel a un líder indiscutible, de alta sensibilidad humana, ocupado siempre por la justicia social y el bienestar del pueblo. Su preocupación por la salud y el pensamiento internacionalista estaban presentes en sus ideales antes del Moncada y formaban parte de su programa de lucha, como se muestra en el fragmento que sigue de su alegato «La historia me absolverá»:
«… a los diez mil profesionales jóvenes: médicos, dentistas, farmacéuticos, que salen de las aulas con sus títulos deseosos de lucha y llenos de esperanza para encontrarse en un callejón sin salida, cerradas todas las puertas, sordas al clamor y la súplica… La sociedad permanece criminalmente indiferente ante el asesinato en masa que se comete con miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos; cuyos ojos parecen mirar hacia lo infinito como pidiendo perdón por el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios… Se declara que la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente…»
Y no solo en América, sino que la bondad, el altruismo de Cuba ha llegado a casi todo el mundo.
La Brigada Médica Cubana en Gambia (BMC) ha sembrado semillas de amor que germinan día a día en cada sonrisa, y en cada carita alegre devuelta a la vida.
Nosotros salvamos vidas, cuántos niños hoy juegan por las calles, inocentes, felices, cuántos hoy van a la escuela y contaminan todo a su paso llenos de salud y de vitalidad, gracias a la labor constante y dedicada de estos cubanos, como la doctora Minerva Reina Pérez, especialista de Primer Grado de Pediatría, Instructora y Máster en Nutrición Pública, que trabaja en la región de Farafenni, y en estos tiempos de pandemia no dejado un día de atender a sus pacientes con suma dedicación.
Queremos destacar dos de sus últimos casos, que merecen reconocimiento, el primero; paciente de 10 años con historia de vómitos y fiebre, tres días antes del ingreso, la niña había estado ingresada dos días en un Health Center con pérdida de conciencia, fue dada de alta en 24 horas, en igual estado, la llevan a la medicina tradicional de este país, y sin resolver retornan al hospital por mantenerse inconsciente.
Es en ese momento, cuando llega a las manos de esta cubanita, en el examen físico encontró que la paciente estaba en coma, lesiones herpéticas en labios y mejilla izquierda, Babinsky positivo, entre otras patologías; no se pudo realizar punción lumbar, se sospecha meningoencefalitis por Herpes y se le pone tratamiento.
La niña permanece en coma durante cinco días, y al cabo de los seis días comienza a tener movimientos de piernas, luego abre los ojos, hasta que paulatinamente se recupera del todo y es dada de alta caminando perfectamente.
La niña se ha mantenido en interconsultas y su estado de salud es muy favorable.
El otro caso se trata de dos gemelas Awa y Adama, nacidas con 36 semanas, con un peso de 1,1 kg y 1,09 kg. Presentaron episodios de hipoglucemia, dificultad respiratoria, en Awa se sospechó una cardiopatía acianótica y fue remitida inmediatamente al hospital Nacional Edward Francis en Banjul, capital de Gambia, donde se le realizó un ecocardiograma y se le diagnosticó un defecto del tabique AV, fue egresada con evolución satisfactoria.
Dos meses más tarde, Awa regresa al hospital con un episodio de diarrea, deshidratación, distención abdominal, es tratada con inmediatez y a los siete días se le da el alta en perfecto estado de salud.
La madre satisfecha le escribe la doctora cubana: «Soy la madre de Awa y Adama, le estoy agradeciendo sinceramente por sus esfuerzos y atenciones, que mi dios todo poderoso la proteja de todo mal y le dé una larga vida y mucha salud.»
Muchas felicidades doctora Reina, mujeres como usted merecen todo nuestro respeto y admiración por su bello y valioso trabajo.
Así son los mensajes de agradecimiento que reciben a diario nuestros médicos cubanos.
Son millones de personas en este planeta tierra los que claman por tener siempre cercano a un profesional de la salud cubano y los que reconocen su altruismo.
Eusebio Leal en su prólogo al libro Los niños del infortunio: memorias de la misión médica cubana en Pakistán, expresó: «Con su sentido caballeresco de la vida y con una visión que alcanza el tiempo futuro, Fidel, alentó a los médicos a ultimar su preparación para asistir a cualquier otro pueblo de la tierra.»
Si alguien pretende deshonrar al más invencible de los ejércitos, el de «Batas blancas de Cuba», se equivoca, porque es el más noble y humano del mundo y es precisamente inexpugnable porque su único propósito es combatir y derrotar a la muerte.
María Inés Álvarez Garay. Profesora y colaborado de la Brigada Médica Cubana en Gambia