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Visita sorpresa de Obama a Afganistán: el error de 2014

Fuentes: Atenea

«Un buen plan de batalla que sirva hoy puede ser mejor que un plan perfecto para mañana». Estas palabras del general George S. Patton no parecen estar de moda. El Presidente Obama llegó en un viaje sorpresa a Afganistán para confirmar que ahora la fecha de traspaso de poderes será diciembre de 2014 y no […]

«Un buen plan de batalla que sirva hoy puede ser mejor que un plan perfecto para mañana». Estas palabras del general George S. Patton no parecen estar de moda. El Presidente Obama llegó en un viaje sorpresa a Afganistán para confirmar que ahora la fecha de traspaso de poderes será diciembre de 2014 y no julio de 2011, como señaló en el discurso de West Point de hace ahora casi un año. Si bien la Casa Blanca asegura que la política con respecto al conflicto armado sigue siendo la misma.

Las fuerzas aliadas internacionales cuentan a día de hoy con alrededor de 150 mil soldados en Afganistán, de los cuales 100 mil son norteamericanos. Ante más de 3.500 soldados en el hangar de Bagram Air Field, Obama señaló que «vais a tener éxito en vuestra misión… vamos a romper el «momentum» de los talibanes… ahora vais a pasar a la ofensiva, cansados de jugar a la defensiva».

Esta visita presidencial tiene varios objetivos, como por ejemplo: expresar agradecimiento a las tropas norteamericanas desplegadas en el país afgano; mejorar las tensas relaciones con el presidente de Afganistán Hamid Karzai, tras la filtración de algunos comentarios en WikiLeaks, etc. Sin embargo, tal y como hemos dicho anteriormente, lo más importante gira en torno a la nueva fecha que se «oficializa»: diciembre de 2014. Como ha confirmado Elisabeth Bumiller, periodista del NY Times destinada al Pentágon, los discursos de la administración han comenzado a hacer referencias a la fecha de 2014, si bien insistiendo en que la política no ha cambiado.

Sin embargo, se pueden buscar muchos formulismos, discursos oficiales y escurrir responsabilidades entre civiles y militares, pero desde hace más de ocho años Afganistán ha sido una guerra perdida. No por la calidad de los «guerreros afganos» sino por «nuestra» incompetencia, ámbito que incluye a los máximos responsables políticos, militares y organizaciones internacionales (OTAN).

Sin haber cumplido la misión en terreno afgano, hace apenas una semana que los distintos líderes de la OTAN se comprometieron a comenzar «la transición» en Afganistán. O lo que es lo mismo, a preparar una salida gradual tras haber demostrado la OTAN que las guerras «asimétricas» no son su fuerte.

En este contexto se enmarca y tiene sentido la nueva visita sorpresa del Presidente Obama a Afganistán; si bien la cuestión en Estados Unidos es conocer cuándo el Congreso y el público en general van a decir «basta» a tanta confusión y mal hacer.

Cuando Obama ofreció el discurso de West Point en diciembre de 2009, la fecha de 2014 no formó parte del discurso. De hecho, Obama anunció que enviaría más tropas, pero que tras «18 meses, nuestras tropas comenzarían a regresar a casa».

La Casa Blanca, que no obvia que 2012 es un año de elecciones, tiene la esperanza de que cualquier progreso militar en tierra afgana pueda contener el sentimiento contra la guerra de Afganistán entre los ciudadanos norteamericanos.

En los últimos meses la fecha de 2014 ha ido ganando terreno, concretamente desde que Obama nombrara al general David Petraeus máximo responsable para la misión de Afganistán.

El 4 de julio de 2010, Petraeus señaló que «estamos aquí para ganar». Posteriormente, Karzai anunció que «Afganistán asumiría la total responsabilidad militar y de seguridad en el 2014». Igualmente, en la visita del Secretario General Anders Fogh Rasmussen a Washington, se puso énfasis en la fecha de 2014 como hoja de ruta para alcanzar el éxito y ganarse el apoyo público. Algo que, según el Washington Post, confirmó el embajador Mark Sedwill, alto representante civil de la OTAN en Afganistán, en su visita la pasada semana a las oficinas de dicho periódico.

Una vez más, la inocencia de la burocracia internacional queda reflejada en las propias palabras de Sedwill: «si los talibanes piensan que julio de 2011 es el fin de la presencia internacional, se encontrarán con una sorpresa muy desagradable en agosto».

Durante todos estos años, las quejas en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, liderado por los senadores Kerry y Lugar, han sido las mismas: fatiga e impaciencia por las constantes situaciones de corrupción en el entorno de Karzai. Sin embargo, y tal y como hemos intentado reflejar en este medio en otras ocasiones defendiendo la tesis del parlamentario británico Rory Stewart («Una posición crítica», Número 20), el principal problema no es la corrupción sino la estrategia que envuelve a Afganistán.

En cualquier caso, muchos se preguntan en Washington por qué la estabilización de Afganistán es tan importante cuando países como Yemen o Somalia albergan a terroristas globales con mayor facilidad. O cuando los servicios de inteligencia siguen señalando que el «terrorismo casero» sigue incrementándose.

En términos militares, los plazos suelen ser muy peligrosos, ya sea 2011 ó 2014. En primer lugar, porque pueden dar un mensaje equivocado a los enemigos, dando la sensación de que se huye. En segundo lugar, porque los jugadores regionales en torno a Afganistán pueden desarrollar estrategias paralelas que tienen intereses propios, rompiendo así el sentido de cohesión.

Y la fecha de 2014 perpetúa el error, tal y como señalaba la idea de Patton.

Fuente: http://www.revistatenea.es/revistaatenea/revista/articulos/GestionNoticias_3496_ESP.asp