Durante las celebraciones del bicentenario del nacimiento de Karl Marx, el presidente chino Xi Yinping declaró que las ideas de Marx eran «totalmente correctas». Al mismo tiempo, un grupo de trabajadores y estudiantes chinos que se denominan maoístas y marxistas están siendo detenidos y golpeados, y desaparecen por exigir el derecho a un sindicato independiente. […]
Durante las celebraciones del bicentenario del nacimiento de Karl Marx, el presidente chino Xi Yinping declaró que las ideas de Marx eran «totalmente correctas». Al mismo tiempo, un grupo de trabajadores y estudiantes chinos que se denominan maoístas y marxistas están siendo detenidos y golpeados, y desaparecen por exigir el derecho a un sindicato independiente.
Esta es la nueva era de Xi, en la cual la imagen internacional de China se ha difuminado fuera de la perspectiva de los comentaristas de lo que está pasando dentro del país. Xi, que eliminó recientemente el límite de dos mandatos en el cago de Presidente y centralizó aun más todas las formas de control en el seno del Partido, está reprimiendo cualquier forma de oposición, y como prueba tenemos la historia de los estudiantes y trabajadores de la Tecnológica Jasic de Shenzhen.
En los últimos días, han desaparecido al menos doce activistas, supuestamente secuestrados por los pequeños grupos de matones contratados por el Partido o los sindicatos que se deshacen de problemas embarazosos. Las desapariciones se han producido en Beiying, Guangzhou (Cantón), Shanghai, Shenzhen y Wuhan. Según las informaciones aparecidas hasta ahora, uno de los secuestrados, Zhang, dirigía la búsqueda de los activistas y trabajadores que habían sido detenidos en los meses anteriores. De acuerdo con la AFP, un testigo declaró que los hombres que detuvieron a Zhang golpearon también a los testigos y les impidieron tomar fotos.
El Grupo de Solidaridad con los Trabajadores de Jasic emitió un enérgico comunicado: «La Universidad de Beijing consintió el secuestro: se trata de otro crimen cometido contra los estudiantes progresistas y la comunidad de la izquierda».
Las protestas de los trabajadores de la fábrica Jasic de Shenzhen, que produce maquinaria industrial para soldaduras, habían alcanzado una notable visibilidad en agosto tras la detención de los líderes de la lucha. Algunos grupos de estudiantes que se denominaban «marxistas y maoístas» manifestaron su solidaridad con los trabajadores, escribiéndole una carta a Xi en la que subrayaban que no representaban ninguna clase de «poder foráneo». Sin embargo, la nueva era de Xi se caracteriza por la represión de cualquier cosa que contradiga la línea oficial. Los trabajadores de Jasic habían conseguido luz verde de la Federación Pan-China de Sindicatos (FPCS) para crear organizaciones de base, pero luego la FPCS se volvió atrás. Como era de prever, pronto se sucedieron detenciones, desapariciones forzosas y amenazas.
China está empezando a sentir los efectos de su guerra arancelaria con los Estados Unidos, y la caída del consumo y las subidas de precios, aunque todavía bajo control, están empezando a preocupar al Partido. Las protestas de estudiantes y trabajadores representan una amenaza adicional para la dirección y para el mantra de Beiying de «mantener la estabilidad».
Es ciertamente llamativo un aspecto: Xi, que tantas alabanzas le ha prodigado a Marx, y que ha trabajado por resucitar algunos aspectos del maoísmo -como la «línea de masas»- se encuentra ahora con el desafío de activistas que se declaran marxistas.
¿Son estas las contradicciones internas de ese extraño animal político que es hoy en día China? La explicación parece estar en las palabras de la gente joven y los trabajadores que están comprometidos en la lucha; el crecimiento de China ha dejado a mucha gente atrás, sobre todo a los trabajadores, y hay todavía otros que están condenados a sufrir en el futuro: pensemos, por ejemplo, en los «trabajadores digitales». Tal como dicen activistas y trabajadores, la lucha de clases en China nunca ha sido un asunto tan pertinente como lo es hoy.
Simone Pieranni, licenciado en Ciencias Políticas y periodista especializado en China, fundó en 2009 China Files, agencia, con sede en Beiying, de información sobre el país asiático, en el que vivió entre 2006 y 2014. Desde 2014 trabaja en la sección de Política Internacional del diario italiano il manifesto. Junto a Giada Messetti es autor del «podcast» sobre China «Risció», producido por Piano P. Es autor de Brand Tibet (Derive Approdi, 2010), Cina Globale (Manifestolibri, 2017) y de la novela Genova Macaia (Laterza, 2017).
Fuente: Il Manifesto global, 14 de noviembre de 2018
Traducción: Lucas Antón para Sin Permiso (http://www.sinpermiso.info/textos/china-xi-reverencia-a-marx-pero-desdena-a-los-trabajadores-que-se-organizan)