El portavoz chino, Lu Kang, evitó cuidadosamente comentar este lunes sobre los ataques del futuro presidente de Estados Unidos. Pekín se abstuvo de reaccionar airadamente contra los ataques de Donald Trump, que en tres días intervino en tres asuntos ultrasensibles para el gigante asiático: la política cambiaria, las maniobras en el mar de China y […]
El portavoz chino, Lu Kang, evitó cuidadosamente comentar este lunes sobre los ataques del futuro presidente de Estados Unidos.
Pekín se abstuvo de reaccionar airadamente contra los ataques de Donald Trump, que en tres días intervino en tres asuntos ultrasensibles para el gigante asiático: la política cambiaria, las maniobras en el mar de China y Taiwán.
Los dirigentes chinos, que parecían casi contentos por la derrota de Hillary Clinton en la elección presidencial de Estados Unidos, al recordar más bien sus críticas por la violación de los derechos humanos en China cuando era secretaria de Estado, se ven ahora sorprendidos por los primeros pasos del presidente electo.
«Se preguntan probablemente cómo responder» a los desafíos del magnate, supone Bonnie Glaser, analista en el Centro para los estudios estratégicos e internacionales en Washington.
Interrogado varias veces el lunes en su habitual rueda de prensa del ministerio de Relaciones Exteriores sobre los últimos tuits de Trump, el portavoz Lu Kang evitó cuidadosamente comentar los ataques del futuro presidente de la primera potencia mundial.
«Es evidente que las relaciones económicas entre China y Estados Unidos son beneficiosas mutuamente», se limitó a decir, antes de añadir: «No tenemos ningún comentario sobre la razón por la que el equipo de Trump difundió estos tuits».
En dos mensajes publicados en Twitter el domingo, Donald Trump, que todavía no ha nombrado a su secretario de Estado, acusó a China de «devaluar» su moneda para apoyar a sus exportaciones así como de «construir un amplio complejo militar en el mar de China Meridional».
‘Golpe duro’
Si el yuan se encuentra actualmente en sus niveles más bajos frente al dólar desde hace unos ocho años, es debido en parte al alza del billete verde después de la elección de Trump.
El Banco del Pueblo Chino (PBOC, banco central) utiliza sus reservas de cambio para afianzar su moneda y no puede ser acusado de reducir artificialmente el valor del yuan.
En cuanto al mar de China Meridional, reivindicado en gran parte por Pekín, el régimen chino hizo construir islas artificiales que pueden albergar infraestructuras militares.
Bajo la administración de Obama, Estados Unidos hizo cruzar su marina en varias ocasiones para alegar la libertad de navegación en esta zona estratégica.
Donald Trump lanzó el viernes una primera provocación al anunciar que había hablado por teléfono con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, rompiendo así con 40 años de diplomacia estadounidense.
Pekín considera de hecho Taiwán como una de sus provincias y se opone a cualquier relación entre dirigentes extranjeros y Taipéi, en nombre del principio de «una China», respetado por Washington desde que estableció relaciones diplomáticas con Pekín en 1979. El ministerio chino de Relaciones Exteriores protestó el sábado de manera oficial por el mensaje de Trump.
Las declaraciones del magnate «son un golpe duro» para los dirigentes chinos, observa el profesor Jia Qingguo, director del Instituto de relaciones internacionales de la Universidad de Pekín. Los medios estatales mantienen sin embargo un silencio prudencial respecto a las últimas críticas de Donald Trump.
Ante una opinión pública indignada por el tema de la «soberanía» china en Taiwán, el presidente chino Xi Jinping no quiere «parecer débil», sobre todo en vista al importante congreso del Partido Comunista el año que viene donde quiere consolidar su poder, destaca Glaser.
Pero Pekín no debería reaccionar más hasta que Trump no asuma sus funciones, el 20 de enero, pronostica Jin Canrong, profesor de relaciones internacionales en la Universidad delPueblo, en Pekín.