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Un pajarito cantor en una ópera terrorista

«Confesiones» contradictorias del único terrorista sobreviviente en Bombay

Fuentes: Asia Times

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

«Yihad significa matar, hacerse famoso y regocijar a Dios,» dicen que respondió el terrorista capturado Ajmal Amir Kasab a los interrogadores de la policía de Bombay cuando le dijeron que definiera «yihad», o «guerra santa», un término que algunos combatientes usan para justificar la violencia.

Funcionarios policiales también afirmaron que Kasab no es capaz de recitar ni un solo verso del Corán, el libro sagrado del Islam, y que admitió que fue tentado por el dinero para alistarse en el ataque terrorista del 26 de noviembre en Bombay, junto con otros nueve, todos muertos. El ataque realizado desde el mar, lanzado desde fuera de India, mató a 183 personas e hirió a más de 300.

Después que el grupo terrorista Lashkar-e-Taiba (LET), oficialmente prohibido en Pakistán, prometió compensar a la empobrecida familia de Kasab, en la aldea Faridkot en la provincia Punjab de Pakistán, el padre de Kasab le pidió que se uniera a LET hace un año, según la «confesión.»

Kasab, de veintiún años, fue capturado por la policía de Bombay en Girgaum Chowpatty en Marine Drive durante su sitio de tres noches de duración de dos hoteles de lujo y de un centro comunitario judío en el sur de Bombay.

Kasab es una presa extraña: un terrorista capturado vivo en una misión suicida. También está al centro de un misterio, porque no ha habido informes coherentes o consecuentes sobre sus declaraciones a las autoridades.

Las explicaciones del terrorista capturado son reflejadas en la confusa reacción oficial de India a lo que se describe como el ataque terrorista urbano más audaz y brutal desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.

Profesionales de los medios indios e internacionales no han tenido acceso durante la semana pasada a ninguna información coordinada del gobierno sobre la crisis. No hay ningún portavoz o incluso declaración oficial que subraye claramente la posición de India.

Por ejemplo, en la tarde del 2 de diciembre, el Ministro de Exteriores Pranab Mukherjee excluyó que India vaya a lanzar una acción militar contra Pakistán. Por la noche, sin embargo, se informó que Mukherjee había dicho que no se excluía nada en una reacción hacia Pakistán.

El 3 de diciembre, Mukherjee declaró que la reacción de India se basará en la acción que emprenda Pakistán para cumplir con las demandas indias, como ser la entrega de una lista de «20 fugitivos más buscados» de los que se dice que se encuentran en Pakistán.

Pero más tarde durante ese día, Mukherjee pasó rápida y sigilosamente junto a los periodistas que le pedían que respondiera a la noticia de que el presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, se había negado terminantemente a entregar algún fugitivo a India.

A falta de un líder fuerte que calme, tranquilice y dirija a una nación conmocionada, los ministros, funcionarios, generales, almirantes y policías de India parecen estar improvisando irresponsablemente ante las cámaras de televisión y los representantes de los medios.

La falta de liderazgo en India fue evidente en la tarde del 3 de diciembre cuando cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles en marchas en todo el país en las cuales participantes enfurecidos exigieron acción. El silencio paquistaní sólo ha contribuido a la furia del público.

Mientras tanto, el primer ministro, Manmohan Singh, voló a Bangalore para asistir a un acto mientras Nueva Delhi hervía en una crisis con ramificaciones globales, y unos 100.000 residentes de Bombay marchaban a la Puerta de India, cerca del hotel Taj Mahal ocupado por los terroristas hace una semana. Manmohan todavía no ha visitado Bombay desde el ataque de los terroristas.

El manejo de los eventos de la semana pasada por el gobierno pasó como una ópera terrorista mal dirigida. Lo único que impidió que la situación pareciera una farsa fueron las 183 personas de más de 10 países quienes perdieron sus vidas, y las subsiguientes poses agresivas de los vecinos con armas nucleares.

Concordantes con la trágica confusión en India de esta semana, son las «confesiones» divergentes del recluta de LET, Kasab, difundidas en los medios indios e internacionales a través de una serie de fuentes anónimas.

Kasab debe aparecer ante el tribunal el 11 de diciembre. Según la ley india, tiene derecho a repudiar toda su confesión hecha a la policía, afirmando que fue hecha bajo presión.

Quince agentes de la policía de Bombay están interrogando a Kasab. Al parecer cada uno presenta furtivamente su versión de la actuación judicial a contactos mediáticos, y el gobierno estatal de Maharashtra está demasiado ocupado con sus propios problemas para impedir las filtraciones. Después de luchar durante una semana por sobrevivir, el Ministro de Estado Vilasrao Deshmukh fue despedido el miércoles. El despido vino después de las renuncias del Ministro del Interior indio Shivraj Patil y de su homólogo en Bombay, R R Patil.

Al sumarse el FBI, la policía israelí y Scotland Yard a los interrogatorios, se pueden esperar más versiones de las declaraciones de Kasab hasta que la policía desvele vídeos de su testimonio grabado.

El nombre y la nacionalidad de Kasab fueron confirmados por el Comisionado de Policía de Bombay,

Hassan Gafoor, el 2 de diciembre en su primera conferencia de prensa después de los ataques terroristas.

El resto de las supuestas confesiones de Kasab parecen ser desconcertantes contradicciones. Según una versión, Kasab confesó haber sido un carterista de poca monta en Pakistán quien se unió a LET para lograr un entrenamiento con armas para impulsar su carrera criminal.

En otra versión, el terrorista capturado supuestamente dijo que sólo era un joven aldeano empobrecido con poca educación. Pero una información anterior afirmaba que habla inglés fluido.

Según otros informes, Kasab dijo que fue enviado a una misión suicida con promesas de dinero y de una novia cachemirí.

La policía de Bombay no ha desmentido ni confirmado ninguna de las presuntas declaraciones de este terrorista suicida que aparentemente canta como el proverbial pajarito ante sus aprehensores.

El diario de Bombay Afternoon Dispatch & Courier intentó otra versión el 2 de diciembre. Citando «fuentes,» el informe dijo que altos agentes de policía que realizaban el interrogatorio sospechaban que Kasab y sus compañeros terroristas habían estado usando drogas como LSD para inducir el atrevimiento y la resistencia requeridos para aguantar el sitio de 60 horas sin dormir. El uso de drogas alucinantes fue también utilizado para explicar la incongruencia de las declaraciones de Kasab.

Los dirigentes musulmanes de India actuaron rápidamente para distanciar al Islam de los terroristas. Dirigentes religiosos musulmanes se negaron a permitir el entierro de los nueve terroristas en cementerios musulmanes de Bombay y en toda India, diciendo que terroristas que atacaron India no debieran ser enterrados en «santo suelo indio.»

«Los terroristas no merecen ser enterrados como musulmanes porque asesinar y dañar a alguien no es permitido en el Islam,» dijo Mohammad Faruq, anciano propietario de un negocio de perfumería en

Mohammad Ali Road, a Asia Times Online en una visita al área de mayoría musulmana de Bombay el 3 de diciembre. «Como musulmán, ni siquiera se me permite abofetearte.»

El área de Mohammad Ali Road, apenas a dos kilómetros de la principal estación de ferrocarril atacada por los terroristas hace una semana, trajinaba pacíficamente. Una marcha de manifestantes, incluyendo a muchos musulmanes, se había reunido en toda la ciudad para condenar a los terroristas. No había indicios de tensión, o de una reacción violenta comunitaria de parte de la comunidad mayoritaria.

«Nosotros, los musulmanes indios, somos felices y hemos estado aquí durante 55 años,» dijo el propietario de la perfumería Faruq, quien nos entregó un pequeño folleto del Corán. «La gente en Pakistán que crea erróneamente que los musulmanes en India están sufriendo puede venir y ver por sí misma en lugar de tragar la propaganda.»

A medida que el cielo de la tarde enrojecía para saludar la noche, la fuerte fragancia de los negocios de attar (perfume basado en flores) se mezclaba con el olor ahumado a kebabs y de pan recién horneado y flotaba en el aire por el área estrecha y congestionada de adoquines, minaretes y mezquitas, mujeres vestidas de burqa y de hombres con casquetes. Esta área de mayoría musulmana en el corazón de Bombay, podría ser confundida con Vieja Delhi, Lahore, Karachi, Teherán, Estambul o Bagdad.

«La tragedia es que la mayoría de los musulmanes no leen realmente el Corán,» dijo Yunis, socio de Taj Publishers, cerca del restaurante Gulshan-e-Iran, que imprime y exporta copias del libro sagrado del Islam. «Durante 65 años en este trabajo, veo a gente que compra el Libro Sagrado, pero no lo lee. Su comprensión está muy distante.»

Tal vez si Kasab el terrorista de labia fácil y su especie hubiesen tratado de comprender el Corán, la pesadilla ensangrentada del 26 de noviembre podría no haber sucedido.

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http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/JL05Df02.html