La celebración de elecciones presidenciales celebradas entre los meses de junio y julio del presente año constituye un nuevo ciclo político en Guinea Bissau. El asesinato del presidente Joao Bernardo Vieira y el Jefe del Estado Mayor Tagme Na Waie a principios del mes de marzo de 2009 fracturó la situación interna del país africano. […]
La celebración de elecciones presidenciales celebradas entre los meses de junio y julio del presente año constituye un nuevo ciclo político en Guinea Bissau. El asesinato del presidente Joao Bernardo Vieira y el Jefe del Estado Mayor Tagme Na Waie a principios del mes de marzo de 2009 fracturó la situación interna del país africano. Ambas figuras constituían un factor importante en el desarrollo histórico del país desde su independencia de Portugal en 1973. Las contradicciones entre el sector militar y el Ejecutivo constituyen una constante en el devenir político de Guinea Bissau reflejado en las disputas entre Vieira y Na Waie. La supresión de la principal figura política y militar del país puso fin a la contradicción histórica entre ambos personajes y marca un nuevo compás político, económico y social en un panorama local caracterizado por la inestabilidad y la pugna por el poder. La convergencia de factores internos y externos hacen de Guinea Bissau un terreno fértil para la imposición – por parte de las potencias neocoloniales europeas- de modelos económicos, políticos y el desarrollo de fenómenos como el tráfico de armas y el narcotráfico.
«… se debe tener plena conciencia del hecho de que cada Estado constituido después de una lucha de liberación nacional, es necesariamente un movimiento antiimperialista, un movimiento de liberación nacional; o si no, traiciona» (Amílcar Cabral)
El carácter atípico del fenómeno político guineano se proyecta con el asesinato de Na Waie y Vieira y la transición política, la cual fue catalizada por las fuerzas armadas de Guinea Bissau y las principales figuras políticas locales. La celebración de elecciones presidenciales generó grandes expectativas y permite precisar una aproximación en torno a la formación histórica de Guinea Bissau y el desenvolvimiento de una dinámica política que pueda ofrecer una proyección sobre la definición del futuro del país africano.
Guinea Bissau: los actores mueven sus fichas de poder
La pugna por el poder político constituye una constante en el devenir histórico de Guinea Bissau. Las contradicciones entre el gobierno y el sector militar se remontan a la llegada al poder de Joao Bernardo Vieira en 1980. La formación de Guinea Bissau, bajo la égida colonial portuguesa, sentó las bases para la materialización de los antagonismos políticos que muestran su cenit con la muerte del Presidente y el Jefe del Estado Mayor. La convergencia de factores e intereses políticos, sociales y étnicos marcan la pauta en Guinea Bissau. Esta situación se concatena con la vigencia de una estructura económica dependiente de la producción agrícola y la ayuda internacional.
El proyecto político progresista impulsado por el caboverdiano Amílcar Cabral dirigido a la transformación de las bases sociales, políticas y económicas de Guinea Bissau vislumbraba la consolidación del socialismo africano, con sus virtudes y contradicciones, y la construcción de un gobierno sustentado y dirigido por las bases. La muerte de Cabral en 1973 y el ascenso al poder de Vieira generaron un viraje en el proyecto nacional, el cual fue reorientado hacia los principios del neoliberalismo pautado por los países industrializados a través de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). A pesar de contar con un gran respaldo social sustentado en el carisma (autorita) que revestía a Vieira como héroe de la gesta independentista, convirtió a Guinea Bissau en un «conejillo de indias» para la práctica de reformas macroeconómicas. Ello se sustentó en el control político a través de la formación de un sistema político caracterizado por el dominio del poder centralizado en la figura de Vieira.
El golpe de Estado dirigido al gobierno de Vieira en 1999 y su posterior victoria en los comicios presidenciales de 2005 incrementaron los niveles de conflicto entre el gobierno y el sector militar obstaculizando el desenvolvimiento socioeconómico y político del país. Por ello, se plantea que la muerte del presidente y el jefe del Estado Mayor guineano constituyen una estrategia de los sectores de poder local -con respaldo de factores foráneos- dirigida a depurar el sistema político a través de la supresión de dos de las figuras políticas de gran influencia en las fuerzas populares, económicas y militares.
El papel del Partido para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC) como principal fuerza política guineana será fundamental para la reconfiguración del sistema político y económico del país. El PAIGC ha sido permeado por la influencia de los distintos grupos de poder locales perdiendo la esencia progresista que le imprimió su fundador, Amílcar Cabral, para convertirse en el mecanismo de defensa de la clase dominante local, la cual detenta el principal medio de producción guineano: la tierra; además de manejar los proyectos mineros y energéticos en el país. Vale destacar que existe la presencia de corrientes políticas en el seno del partido que reivindican el proyecto político de Cabral, sector generador de pugnas a lo interno del PAIGC.
En el plano militar, las fuerzas armadas, posteriormente a la muerte de Na Waie, ejercen el mecanismo de la violencia y la defensa para generar las condiciones necesarias para el desenvolvimiento de la transición política local. El papel de las fuerzas armadas en la formación histórica de Guinea Bissau es fundamental como elemento de presión e instrumento para la reconfiguración del sistema de dominio político. El jefe del Estado Mayor tiene tanta influencia y poder como el presidente generando fuertes contradicciones con el despliegue político ejercido por el ejecutivo. Las alianzas de poder entre las facciones gubernamentales y militares han sido de vital importancia para la constitución o desarticulación del sistema político local.
Las reacciones en el plano internacional no se hicieron esperar. El presidente de Libia Muanmar al Gadafi, visitó al país días después de los asesinatos de Vieira y Na Waie en representación de la Unión Africana (UA). La posición de condena ante los hechos ocurridos en marzo de 2009 refleja la posición del organismo regional en evitar el desarrollo de un conflicto en Guinea Bissau sustentado en la situación actual de su población, altamente empobrecida y el carácter volátil de la región de África Occidental. El desarrollo del conflicto en la región de Casamance (sur senegalés), área fronteriza de Guinea Bissau con Senegal, constituye un factor de preocupación para el gobierno de Abdoulaye Wade tomando en consideración la reactivación de las confrontaciones entre el gobierno senegales y el Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC) producto de la profundización del conflicto armada en Guinea Bissau.
Las contradicciones en plano local hacen de Guinea Bissau un caso atípico en la región pero con muchos elementos en común con el contexto histórico africano. El desarrollo de grandes civilizaciones, la práctica esclavista, el dominio colonial, la lucha por la independencia y el enfrentamiento de factores sociales negativos como la pobreza, la dependencia y el dominio neocolonial reflejan la necesidad de precisar los elementos claves en la formación histórica de Guinea Bissau para comprender y abordar de forma coherente los problemas estructurales y coyunturales del país africano y así poder establecer un diagnóstico sólido y acorde a la realidad guineana.
Construcción histórica de Guinea Bissau
El territorio actual de Guinea- Bissau fue parte del desenvolvimiento histórico de varios pueblos africanos. El desarrollo de grupos sociales en el área se inicia a partir de la aparición de pequeños núcleos de cazadores nómadas hasta el asentamiento de nuevos grupos étnicos agricultores, cazadores y «algunos pocos ganaderos procedentes de las sabanas del este» (Ikuska, 2009). La definición de estructuras sociopolíticas en territorio guineano se esbozó con la expansión del Imperio de Malí y Songhai a partir del siglo XII, dominando bastas zonas del interior y la costa. La importancia de esta área como corredor comercial de los pueblos subsaharianos y mediterráneos fue concatenada con la llegada de los navegantes portugueses y la imposición comercial esclavista.
La llegada de los portugueses al actual territorio guineano se inició alrededor de 1446 con los viajes de exploración impulsados por Nuno Tristán y Diogo Gomes tomando como referencia comercial la ciudad costera de Cacheu. A partir del establecimiento de la presencia lusitana en el área se originó un incipiente intercambio comercial el cual consistía en alcohol, caballos, productos manufactureros, textiles y armas a cambio de oro, marfil, aceite de palma, entre otros productos. Aunque se constituyeron canales comerciales entre Portugal [1] y África Occidental, el interés europeo era claro: dominio del comercio esclavista. Se estima que a finales del siglo XVIII «alrededor de 600.000 personas fueron enviadas desde Guinea al mercado internacional» (Ibid) a través del eje Guinea- Cabo Verde – Europa- América. El establecimiento de acuerdos en torno al comercio esclavista en Guinea contó con el sustento de grupos locales a través de la imposición de acuerdos, uso de la fuerza militar, y la resistencia de algunos grupos locales tales como Balantas, Nalu, Felupe, Manjaco, entre otros.
«La historia de los portugueses en Guinea es más antigua que la del colonialismo tradicional del siglo XIX. Se remonta a la segunda mitad del siglo XV con el establecimiento de oficinas comerciales en la costa guineana. Llegó a ser uno de los centros más importantes de lo que se llamó la «trata de negros». Al menos un millón de nativos fueron enviados como esclavos a las Américas, pasando por las islas de Cabo Verde y las Indias Occidentales» (Armengol, 1974, p. 15).
La primera etapa del proceso de implantación europea en África se consolidaba a medida que el comercio esclavista se intensificaba en la región para dar respuestas al proyecto económico europeo de acumulación incipiente de capital, por medio de la empresa colonial en América. En el marco de la discusión sobre la vigencia del modo esclavista y la proliferación de movimientos anticoloniales en Guinea en el siglo XVIII, Portugal se ve presionado a abolir la práctica esclavista en 1837, reorientando su estrategia política y económica colonial dirigida al continente africano en los frentes Atlántico- Índico- austral. Durante el siglo XVIII, portugueses, mestizos y caboverdianos de ascendencia portuguesa comenzaron a establecerse en Guinea Bissau e implantaron la práctica agrícola de grandes plantaciones de cacahuate, caña de azúcar, café y algodón. La reorientación de la política imperial de Europa hacia África que implicó la implantación de modelos societales y económicos foráneos sentaron las bases para que Portugal creara el estatuto de Provincias de Ultramar; instrumento colonial portugués que incorporaba a Guinea Bissau en 1879.
La colonización portuguesa abarcó todos los ámbitos locales. En materia económica, la práctica agrícola y comercial quedó a cargo del monopolio privado portugués, agrupados en la denominada Unión Fabril, reorientando la producción para la exportación y generando patrones de explotación y desarticulación de la práctica agrícola de subsistencia. El establecimiento de fórmulas capitalistas- en función de los intereses foráneos- generarían un gran impacto en el plano local africano; en el caso específico de Guinea Bissau, «la presencia portuguesa era limitada y los africanos, aunque divididos, comenzaron a resistirse a la nueva situación del control portugués que imponía trabajos forzados…» (Ikuska, 2009). Portugal no tuvo un dominio pragmático del área hasta la llegada al poder de la dictadura salazarista en Portugal en la década de 1920. La imposición del régimen salazarista impulsó una férrea política colonial orientada a la centralización y explotación de los territorios portugueses en África: «los portugueses controlaban la administración, y los mestizos caboverdianos ocupaban el 70 por ciento de los puestos administrativos. Las autoridades, o «jefes tradicionales» eran designados por la administración portuguesa (…) se impuso el trabajo forzado para la extracción de aceite de palma, plantaciones de arroz y cacahuate (…) y la imposición del pago de impuestos que impulsó al africano a vender su mano de obra…» (Ibidem).
En el ámbito social, Portugal impulsó una política segregacionista basado en el acceso restringido para el ejercicio de altos cargos administrativos a los guineanos. Para ello, «aquellos africanos que contaban con educación, empleo, propiedad de la tierra, o servicio militar, podían lograr el privilegio del Estado asimilado, o ciudadanía portuguesa con todos los derechos, circunstancia que se daba en contadas excepciones» (Ibidem). Estas políticas se orientaban a crear rivalidades entre los distintos grupos étnicos locales y desmantelar cualquier movimiento que trastocara los intereses coloniales portugueses. Las condiciones socioeconómicas sirvieron de base para la profundización de la pobreza y las contradicciones sociales en el país africano. Según el Instituto para el Tercer Mundo (2008) en la década de 1950, la mortalidad infantil alcanzó el índice de 600 muertos por cada 1.000 nacimientos (…); había 11 médicos en todo el país y sólo el 1% de la población rural estaba alfabetizada y para 1960 apenas 11 guineanos tenían educación secundaria.
Bajo la influencia de factores internos y externos, surge en 1956 el movimiento político Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), liderado por el caboverdiano Amílcar Cabral, teniendo como objetivos centrales «el acceso a la independencia nacional, la democratización y la emancipación de la población africana, así como el desarrollo económico del país» (Armengol, 1974, p.19). Si bien en sus orígenes el PAIGC tuvo una fuerte orientación política, la represión del gobierno portugués impulsó al movimiento político liderado por Cabral a la lucha armada, la cual se mantendría por más de 18 años. Con gran apoyo de los países africanos, socialistas y gran respaldo popular, el partido controló con eficacia dos tercios del país antes de 1968, a pesar del envío de casi 50.000 efectivos militares portugueses; tomando en cuenta el respaldo de la población local, la cual rechazaba los abusos del gobierno colonial portugués (Ikuska, 2009). EL PAIGC era dirigido por Amílcar Cabral, Luís Cabral y Aristides Pereira.
En enero de 1973 en Guinea Conakry, Amílcar Cabral es asesinado en el curso de una redada organizada por el gobierno de Lisboa dirigida a desmantelar al PAIGC [2]. La crisis interna portugués y la avanzada del PAIGC generó las condiciones necesarias para que el PAIGC emitiera la declaración unilateral de independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde el 24 de septiembre de 1973, la cual contó con el reconocimiento de varios países africanos y posteriormente de la Organización de Naciones Unidas (ONU). A su vez, la Asamblea Nacional Popular (ANP), creada en 1972 por medio de la celebración de comicios en las zonas ocupadas por el PAIGC, aprobó una Constitución nacional y la conformación del Consejo de Estado, liderado por Luís Cabral como Presidente y Francisco Mendés (Chico Té) Primer Ministro. Finalmente el gobierno de Portugal reconocería a Guinea Bissau en 1974 y Cabo Verde en 1975.
Guinea Bissau independiente: El PAIGC y la democracia nacional revolucionaria (1973-1980)
El gobierno independiente liderado por Luís Cabral impulsó medidas dirigidas al bienestar social a través de la diversificación agrícola y la concreción de la reforma agraria, campañas de alfabetización y estimulo de la educación en la población. En torno a la política exterior, Guinea Bissau se «definió por el no alineamiento, el fin del colonialismo en África y el apoyo condicional a la lucha contra el apartheid (…) se priorizó la integración económica con el archipiélago de Cabo Verde, con vistas en una futura integración de los dos Estados» (Guía del Mundo, 2007). La celebración del III Congreso del PAIGC en noviembre de 1977 sentó las bases políticas de Guinea Bissau orientadas a la constitución de un Estado socialista. El buró político estuvo conformado por Aristides Pereira, Luís de Almeida Cabral (presidente de la República, ratificado en marzo de ese mismo año por el Consejo de Estado para un periodo de cuatro años), Joao Bernardo «Nino» Vieira, Francisco «Chico» Mendes [3], Pedro Pires, Abilio Duarte, Umaru Diallo y Constantino Texeira.
En contraste al escenario político, el país enfrentaba una crisis económica [4] de gran peso producto de las consecuencias de la guerra por la independencia contra el régimen portugués y las constantes sequías que azotaron al sector agrícola – principal actividad económica de Guinea Bissau- entre otros factores que conllevaron al gobierno a flexibilizar la reforma agraria autorizando la propiedad privada de la tierra, aunque bajo estricto control del Estado. Se redujeron los impuestos y se estimularon los proyectos pesqueros, el desarrollo industrial, la explotación minera y la silvicultura. En la búsqueda de diversificar la economía, altamente dependiente del sector agrícola, el gobierno de Bissau auspició la exploración y explotación mineral para la cual contaba con el apoyo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que se ocupó de la prospección minera con base en el potencial que el país podría tener en reservas de bauxita, fósfatos y petróleo costa afuera (Tenaille, 1981).
Si bien existían las condiciones políticas para impulsar el modelo socialista, la presión de las potencias europeas, la movilización de sectores internos, y la dependencia de Guinea Bissau de las exportaciones agrícolas, sujetas a las constantes fluctuaciones del mercado internacional obstaculizaron la necesaria formación del capital indispensable para el desarrollo agrícola, industrial y social del país africano. La efervescencia económica y social interna generó un quiebre en el sistema político guineano reflejado en el golpe de Estado liderado por «Nino» Vieira el 14 de noviembre de 1980. Complementario a la crisis económica del país se caldean los intereses etnicos locales de grupos como los balantas, el cual constituye alrededor del 30% de la población del país [5] con una gran influencia en el sector militar.
Joao Bernardo «Nino» Vieira (I): entre el centralismo, el pragmatismo y la apertura económica neoliberal (1980-1994)
Considerado uno de los héroes de la gesta independentista, Joao Bernardo «Nino» Vieira toma el poder en 1980, hecho que marcará la dinámica política, económica y social vigente. En el plano político, centralizó el poder de los organismos constitucionales mediante un Consejo de la Revolución, junta de naturaleza cívico- militar cuyos integrantes eran guineanos autóctonos (Cidob, 2009).
La convulsión política sería la constante durante el gobierno de Vieira: desarticulación de complots políticos y levantamientos militares – encabezados por sectores balantas-, arrestos de colaboradores al gobierno; uno de lo más representativos ocurrió en 1986 con la condena a muerte de varios funcionarios que fueron fusilados y algunos desparecidos. En este contexto, aparece la figura de Batista Tagmé Na Waie, comandante de la Policía Militar y hombre de gran influencia sobre el sector militar, encarcelado junto a otros efectivos militares balantas, debido a las críticas al gobierno central. Vieira interrumpió el proceso de integración con Cabo Verde [6] sepultando en definitiva el proyecto político construido por Amílcar Cabral y le sirvió como plataforma política para la elección de «Nino» como secretario general del PAIGC en su Primer Congreso Extraordinario, en 1981. Por otra parte, el gobierno de Vieira contó rápidamente con el reconocimiento de los países vecinos como Guinea- Conakry, país que había tenido fricciones con el gobierno de Cabral en torno a la soberanía marítima, área donde se cree existe un gran potencial hidrocarburífero.
En el plano económico, «el país se embarcó en los planes de ajuste estructural neoliberales con sus nocivos efectos sociales, la moneda no paraba de devaluarse y el coste de la vida no dejaba de crecer (Conchiglia, 2009). Así, el proyecto socialista impulsado por el PAIGC fue suplantado por los programas de ajuste estructural, de clara orientación neoliberal, profundizando los niveles de dependencia económica con el respaldo, además, de la ayuda condicionada por parte de los países europeos. Las siguientes tres (3) experiencias nos revelan el proyecto político dirigido por Vieira:
Se priorizó la asistencia económica con los países occidentales, principalmente Francia y Portugal. Ello se refleja en la inclusión de Guinea Bissau en la zona del franco CFA – «que, al tratarse de una moneda ajustada al franco francés con un tipo de cambio fijo y gozar de convertibilidad parcial por estar respaldada por el Tesoro galo, debía poner término la crisis económica guineana» (Cidob, 2009), fenómeno que a largo plazo constituye un elemento de dominación económica ejercida por el gobierno francés-. Por otra parte, el acercamiento del gobierno de Vieira con Portugal se evidencia con la visita del presidente lusitano Ramalho Eanes a Bissau en 1982 y la visita de Vieira a Lisboa en 1984; visita que sirvió de marco para el establecimiento de un acuerdo bilateral en el cual Portugal se comprometía a conceder créditos y reestructuración de la deuda a cambio del retorno de las propiedades que le fueron arrebatadas a los lusos durante el proceso de nacionalización impulsado por Cabral.
En marzo de 1985, el gobierno de Bissau y Conakry estudiaron la posibilidad de realizar prospecciones conjuntas en el área costera para la explotación del posible potencial energético.
La aplicación del primer plan de desarrollo (1983-1986) requirió de una inversión inicial de 118,6 millones de dólares, 75% proveniente de la ayuda externa; plan que fracasó por el auge de la crisis económica del país producto de la caída de los precios internacionales de los productos agrícolas y recursos naturales.
El acercamiento con las potencias europeas, la apertura al capital externo y la adopción de la política económica neoliberal propulsada por las instituciones financieras internacionales constituyen los pilares de la política exterior de Vieira, concatenada con la consolidación de una política interna sustentada en la centralización del poder y la desarticulación de redes políticas y militares contrarias al gobierno de Bissau. La dinámica local caracterizada por la relación entre una centralización política [7] y la liberalización económica se reflejarían en la profundización de la pobreza, la desigualdad social y la dependencia externa de Guinea Bissau.
La década de los noventa reveló la gran crisis económica del país: la deuda externa ascendía alrededor de 600 millones de dólares, la caída de los precios de productos agrícolas debilitó la capacidad de respuesta económica guineana y las expectativas para fortalecer las exploraciones en materia energética y mineral contaban con menos fuerza. La presión internacional y la adopción de la política económica neoliberal conllevaron al gobierno de Vieira a impulsar una nueva reforma al sistema político, la cual se amoldaría a las exigencias de las potencias neocoloniales, la ayuda económica condicionada y salvaguarda de los intereses del buró político de Vieira. El V Congreso del PAIGC a finales de 1991 adoptó la política multipartidista y la reposición del cargo de primer ministro, asumido por Carlos Correia. El congelamiento de salarios, la reducción del gasto público, la reestructuración de la deuda, la privatización de los medios de producción y una política monetaria restringida por la política del CFA [8], no rindieron respuestas oportunas a la crisis económica del país, la cual, junto a la convulsión política y militar interna sirvieron como pantalla de humo para aplazar las elecciones generales en 1992, 1993 y 1994.
Joao Bernardo «Nino» Vieira (II): profundización de la distensión interna y las políticas neoliberales (1994-1999)
El año de 1994 marcaba el horizonte para una transformación política y económica que rescatará al país de la grave crisis socioeconómica desde su independencia de Portugal. El clima político previo a las elecciones generó fuertes roces entre el sector gubernamental y la oposición. Este último sector, consolidado a través de la reforma al sistema político local, auspiciaba la realización de marchas y protestas contra el gobierno de Vieira, lo cual se tradujo en dos hechos relevantes: los arrestos de Joao da Costa – presidente del Partido Renovación Democrática (PRD)- y del ex General Tagmé Na Waié, miembro del Partido de la Resistencia de Guinea Bissau- Movimiento Bafatá (PRGB- MB).
Las elecciones se llevaron a cabo a mediados de 1994 dando a Vieira el triunfo, en segunda vuelta, contra el candidato opositor Kumba Ialá (Partido de Renovación Social- PRS) con 52% de los votos. En el ámbito legislativo, el PAIGC aseguró 62 de 100 escaños en la ANP. El triunfo del PAIGC contó con el aval de los observadores internacionales frente a las denuncias de un posible fraude realizadas por la oposición. El triunfo político de «Nino» tendría una razón de ser: el gobierno de Vieira seguía a plenitud las medidas económicas y políticas dictadas por los centros de poder capitalista, a través de sus instituciones financieras y acuerdos bilaterales. Había que premiar las «buenas acciones» del gobierno de Vieira. Para complementar el poder ejecutivo asume como primer ministro el secretario general de PAIGC, Manuel Saturnino da Costa.
Para el nuevo mandato, el gobierno de Vieira se trazó una meta básica: el rescate de la economía y el reforzamiento de las relaciones con los países vecinos. En torno a la primera idea, se implementó el II Plan de Ajuste Estructural (1994-1997), el cual contó con la concesión de un nuevo crédito de 14 millones de dólares por el FMI. Por otra parte, se dio un acercamiento importante con el gobierno de Dakar (Senegal), que permitieron negociar la explotación conjunta de los recursos energéticos y minerales comunes; por ello, «a fines de 1995, Guinea Bissau ratificó un acuerdo limístrofe con Senegal (firmado en 1993), que redefine sus fronteras marítimas y estipula la explotación conjunta de un área que, se presumía, podría ser rica en petróleo» (Guia del Mundo, 2008).
El acercamiento a Senegal va más allá del simple hecho de combinar propuestas económicas y la incorporación de Guinea Bissau a la Unión Económica y Monetaria de Africa Occidental en 1997. El conflicto en la región de Casamance, área fronteriza entre ambos Estados se convertiría en un factor fundamental para la aparición de nuevos actores además de cambios políticos en Guinea Bissau. Las acusaciones a dirigentes guineanos por colaborar con las tropas del Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance (MDFC) al norte del país generó fricciones políticas internas, reflejado en la destitución del jefe del Estado Mayor General guineano Ansumane Mané, héroe de la independencia de Guinea Bissau. Las acusaciones en torno al resguardo de tropas rebeles del MDFC y el tráfico de armas constituyeron el basamento de la destitución de Mané. La jefatura recayó en el General Humberto Gomes.
Crisis 1998- 1999: juego de alianzas de poder cívico- militar
El período comprendido 1998- 1999 develaría la crisis política interna en Guinea Bissau. El alzamiento de Mané y los enfrentamientos armados locales debilitaron las bases políticas del gobierno de Vieira, a pesar del esfuerzo de los países vecinos en el auspicio del diálogo entre las facciones rebeldes, lideradas por Mané y el gobierno. Los acuerdos de paz de Abuja (Nigeria) y Lomé (Togo) [9] no pudieron evitar la salida de Vieira de la Presidencia a través de la vía del golpe militar en 1999. La correlación de fuerzas favoreció al General Mané quien el siete de mayo de 1999 había derrocado al presidente Vieira. La firma del documento de rendición incondicional ante el Comando Supremo de la Junta Militar encabezada por Mané obligó a Vieira al exilio en Portugal.
El golpe de Estado no supuso una ruptura total del hilo constitucional guineano. La presidencia de la República fue liderada por el Presidente de la ANP y miembro del PAIGC, Malam Bacai Sanhá. El Gobierno de Unidad Nacional junto a Fadul quedaba intacto. La estocada final a Vieira se dio en el III Congreso Extraordinario del PAIGC en 1999, en el cual se expulsa al mítico «Nino» Vieira del Partido siendo reemplazo en la dirección del partido por Saturnino da Costa y posteriormente Francisco Benante. De esta manera, el ascenso, auge y caída del régimen de Vieira llegaría a su clímax en 1999, periodo que refleja la formación de un pacto cívico- militar, liderado por el PAIGC y las Fuerzas Armadas para expulsar a «Nino» del gobierno sin desquebrajar el sistema. Una vez más la alianza política- económica- militar desempeñaría el papel central en esta coyuntura.
La expulsión de Vieira era previsible tomando en cuenta el descontento que existía en el seno del PAIGC frente a al liderazgo de Vieira, concatenado con los intereses del sector militar del país. La dupla cívico- militar había jugado un rol clave en la dinámica política del país desde su independencia y el presidente «Nino» Vieira no estaría al margen de ello. Le sucedió una junta militar, la cual organizó elecciones siendo electo el enemigo histórico de Vieira: Kumba Ialá. En este contexto, «la victoria de Ialá, balante, tradicionalista y un poco voluble, resonó como un justo vuelco a la situación (…) pero los conflictos no cesaron» (Conchiglia, 2009). Las apetencias de poder de Mané lo llevaron a autoproclamase Jefe del Estado Mayor sobre la autoridad del General Verissimo Correia Seabra, quien detentaba el cargo por nombramiento de Ialá. Se intensificaban así las tensiones entre el ejercito y el gobierno hasta la muerte de Mané en el 2000.
La convulsión en el seno de las Fuerzas Armadas de Guinea Bissau aunado a los presuntos rasgos autoritarios y de ineficacia frente a la dirección política del Estado, sentaron las condiciones para que el Jefe del Estado Mayor Seabra derrocara al gobierno dirigido por Ialá a través de un golpe de Estado en septiembre de 2003. En este contexto, la Junta Militar impulsó la formación de una coalición política conformada por el Secretario General del PRS Antonio Artur Sanhá, el empresario independiente Henrique Pereira Rosa (presidente interino), y un Consejo Nacional de Transición presido por el propio Correia (Cibod, 2009). La misma buscaría fijar solidez al sistema político interno previo a las elecciones regionales de 2004 y presidenciales en 2005.
En las elecciones regionales de 2004, el PAIGC obtuvo la victoria frente a los sectores opositores tradicionales. Por otra parte, la muerte de Seabra a finales de 2004 permitió el ascenso de una de las figuras políticas y militares de gran influencia en el plano interno: Tagme Na Waie, quien asume como Jefe del Estado Mayor. En el marco de un fuerte clima de inestabilidad interna se realizan las elecciones presidenciales en 2005, en las cuales resulta electo «Nino» Vieira, quien había regresado del exilio en Portugal y era respaldado por un partido independiente, frente a las figuras de Ialá (PRS) y Bacai Sanhá por el PAIGC. Si bien existían disposiciones contempladas en la Carta Nacional de Transición que prohibían a los antiguos jefes de Estado a postularse en los Comicios, ello no influyó para las candidaturas; por ello, algunos sectores de la sociedad guineana expresaron su temor frente a un posible incremento del riesgo de una nueva etapa de confrontación y sectarismo étnico (Ibid).
Joao Bernardo «Nino» Vieira (III): hacia el principio del final
Joao Bernardo «Nino» Vieira asume la presidencia por tercera vez el primero de octubre de 2005 bajo la proclama «Desde hoy, Guinea Bissau toma la dirección correcta».Discurso esperanzador para afrontar las duras condiciones internas caracterizadas por la desarticulación de la industria productiva afectada por los enfrentamientos político- militar, el descenso de la ayuda e inversión internacional y la profundización de la pobreza que, para ese momento, afectaba al 80% de la población del total nacional (1. 500.000 habitantes aproximadamente). El gobierno de Vieira se enfrentó a varios focos:
La fuerte tensión con los partidos tradicionales de Guinea- Bissau. Para ello, Vieira recurrió a la conformación de un gobierno de «unidad» destituyendo al primer ministro Carlos Gomes por Aristides Gomes, dirigente del PAIGC, «en una especie de tensa cohabitación con la gestión de Vieira» (Conchiglia, 2009). El PAIGC buscaba reforzar sus espacios de poder e influencia frente al regreso de Vieira como presidente de Guinea- Bissau.
La grave crisis económica que enfrenta el país producto de la inestabilidad política y la aplicación del paquete de reformas macroeconómicas inducidas por el FMI y el BM.
La problemática con algunos países vecinos. Tal es el caso de Senegal y la región de Casamance, área limístrofe al norte con Guinea Bissau y de constante inestabilidad producto de los enfrentamientos entre el ejército senegalés y las fuerzas del MDFC.
El tráfico de drogas fortalecido por la inestabilidad interna de Guinea Bissau. Los cárteles de la droga, especialmente de América Latina se manejan a través de pactos secretos, negocios y sobornos para utilizar al país africano como puente para el traslado de droga dirigida al mercado europeo.
Las tensiones con algunas facciones de las Fuerzas Armadas de Guinea Bissau, lideradas por el veterano de guerra y hombre de gran influencia política Tagmé Na Waie. Las fricciones entre Vieira y Na Waie tienen fuertes antecedentes desde el golpe de Estado de «Nino» en 1980 y constituirían la constante entre ambos líderes hasta 2009. De hecho, «fueron necesarias intensas negociaciones a nivel regional- en las cuales se implicó especialmente al presidente guineano Lansana Conté- para convencer a Na Waie de que permitiera el regreso de Vieira del exilio (…) el destino de Vieira y Na Waie estaban unidos por un odio que venia de lejos…» (Conchiglia, 2009).
Para sentar las bases políticas del gobierno, el PAIGC propuso una moción de censura contra el primer ministro Aristides Gomes forzando su destitución en marzo de 2007. En su lugar asumió el cargo Martinho Ndafa Kabi (vice- presidente del PAIGC). La figura de Ndafa Kabi fue «la opción consensuada por el PAIGC, el PRS y el PUSD, que firmaron un pacto de estabilidad política antes de repartirse los puestos ministeriales» (Cibod, 2009). Pese a los esfuerzos de generar un gobierno de «unidad», las contradicciones con el Jefe del Estado Mayor constituyeron el día a día del panorama local al igual que algunos roces con la ANP. Las diferencias entre el Presidente y Kabi se concatenaron con el liderazgo que proyectaba Na Waie, los cuales le restaban protagonismo a Vieira en el plano político local.
En otro ámbito, el tema del narcotráfico generaba asperezas dentro de la correlación de fuerzas internas en Guinea Bissau. Los escándalos e impugnaciones entre las distintas fuerzas políticas y militares sobre el tema del tráfico de drogas se incrementaron convirtiéndose en un aditivo explosivo para la relativa estabilidad del país. El imaginario del «narcoestado» se proyectaría a nivel internacional, colocando a Guinea Bissau al servicio de los cárteles latinoamericanos para transportar grandes cargamentos de droga hacia el mercado europeo. Francesc Relea, corresponsal de prensa plantea que «alrededor del 27% (40 toneladas) de la cocaína que se consume cada año en Europa llega por la nueva ruta africana, que atraviesa países como Nigeria, Ghana, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Senegal, Malí y Mauritania» (Relea, 2009).
En el caso específico de Guinea Bissau, la inestabilidad del gobierno producto de las pugnas políticas, los altos índices de pobreza y la desprotección del territorio (fronteras y áreas marítimas) hacen de este país de África occidental un punto clave para los carteles de la droga. La influencia ejercida por los narcotraficantes es reflejada en declaraciones de Antonio María Costa – director ejecutivo de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito- quien afirma que «los carteles de la droga no sólo compran propiedades inmobiliarias, bancos y empresas, compran también elecciones, candidatos y partidos. En una palabra, compran poder» (Ibidem). En torno al tráfico de drogas a través de Guinea- Bissau, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (ONUDC) plantea que:
«… el número de incautaciones de droga en Guinea Bissau ha aumentado de manera exponencial. Ese país, con las instituciones debilitadas por el ciclo de violencia, una pobre gestión de la economía y enormes dificultades para pagar a los funcionarios o para regular las indemnizaciones de retiro de los soldados de su abundante ejército, se ha convertido en una presa escogida por los narcotraficantes. En septiembre de 2006, la policía detuvo a dos venezolanos y les requisó, además de las armas y los radiotransmisores, 674 kilos de cocaína. El botín, de un valor de 30,5 millones de euros, se depositó en una caja del Tesoro Público y después desapareció, según ha declarado un funcionario guineano a Antonio Mazzitelli, representante de la ONUDC para África del oeste. «Un grupo de soldados llegó para evaluar la droga requisada, después nunca volvieron los paquetes». Episodio emblemático del combate desigual entre los poderes del dinero y un país de instituciones caducas» (Conchiglia, 2009).
La influencia de los carteles de la droga y la alianza con grupos locales constituyen una dinámica particular de gran peso en el desenvolvimiento interno guineano. La denominación de «narcoestado africano» no precisa el papel del narcotráfico en el país, el cual no es productor sino simplemente una zona de paso hacia el mercado europeo. Por ello, la validez de esa aseveración se presta a confusión colocando al tema del narcotráfico como tema central en el acontecer guineano cuando el tráfico ilícito de drogas constituye uno más de los distintos elementos que convergen en el desarrollo político, social y económico contemporáneo del país. No por ello debemos negar la formación de alianzas entre facciones locales y foráneas para mantener las condiciones necesarias para el libre paso de la droga por África Occidental y alimentar la demanda del mercado europeo.
Bajo un clima de escándalos y acusaciones para generar inestabilidad entre funcionarios del gobierno y las fuerzas armadas se llevan a cabo las elecciones legislativas de 2008. El PAIGC refuerza su poder político obteniendo 67 escaños frente a la oposición del PRS y el Partido Republicano para la Independencia y el Desarrollo (PRID); este último liderado por Arístides Gomes, quien buscaba restarle poder al PAIGC. Por otra parte, Carlos Gomes vuelve al cargo de primer ministro. El desarrollo de varios atentados dirigidos a Vieira y Na Waie develan la «mano invisible» del poder político y económico presentes en Bissau centrados en la generación de las condiciones necesarias para omitir ambas figuras de gran autorita local.
Elecciones en Guinea Bissau: la búsqueda del equilibrio político
La muerte de Vieira y Na Waie representa el nuevo punto de partida de los factores políticos y económicos guineanos. La maquinaria militar cumplió su rol histórico particular: reconfigurar el equilibrio político a través de la vía de las armas sin una apropiación total del poder. Las facciones del ejercito que tomaron el poder, posterior a los asesinatos, sirvieron como intermediario ante la transferencia del poder «respetando el hilo constitucional». Así lo declaraba el Alto Mando miliar guineano en una nota pública, en la cual reiteraba su compromiso y la determinación de obedecer a las instituciones democráticas elegidas. En este contexto, el presidente de la ANP de Guinea Bissau, Raimundo Pereira se convirtió en el nuevo jefe de Estado provisional y el General José Zamora Induta como Jefe del Estado Mayor provisional.
La ocupación de la presidencia por Pereira, miembro del PAIGC y la asignación del nuevo Jefe del Estado Mayor tiene un objetivo en común: preservar los intereses de los sectores de poder locales a través del establecimiento del equilibrio de las fuerzas políticas y militares. La supresión de Vieira y Na Waie se incorpora al proceso de «depuración» del espacio político que pudiese generar la estabilidad necesaria para afianzar el poder de los sectores económicos internos y la apertura al capital financiero internacional. Para materializarlo, los actores mueven sus fichas reflejadas en la celebración de elecciones presidenciales el 28 de junio de 2009 y la gira del Jefe del Estado Mayor provisional por los cuarteles del interior del país para generar conciencia entre los militares sobre la significación de los venideros comicios. En el marco de la gira, el General Induta afirmó que después de la necesaria reforma en el sector de seguridad y defensa es preciso avanzar en la reforma política» (Bissau Digital, 05-05-2009).
En declaraciones del Presidente de la Comisión Nacional Electoral de Guinea Bissau (CNE) Desejado Lima da Costa se reconoce el «apoyo que hemos recibido de la comunidad política guineana y de la comunidad internacional (…); pienso que están reunidas las condiciones materiales, políticas y psicológicas para que los guineanos puedan votar el 28 de junio» (Africada, 23-04-2009). En el plano internacional, la celebración de los comicios presidenciales contó con el aval de la Ecowas, la CPLP [10], la UE y la UA, organismos que procuran la estabilidad del país previendo el efecto dominó que pueda generar un conflicto a gran escala en una región altamente volátil. Con base en las condiciones materiales señaladas por el presidente de la CNE guineana se presentaron las candidaturas [11] para la elección presidencial, con el aval del Supremo Tribunal de Justicia; entre los más destacados: Malam Bacai Sanhá (PAIGC), Kumba Ialá (PRS) y Henrique Pereira Rosa (ex presidente de transición de Guinea Bissau en 2003 y candidato independiente). Las principales facciones políticas imponen a sus candidatos, figuras de vieja data orientadas a la ocupación y mantenimiento de los espacios de influencia consolidados a lo largo de la historia de Guinea Bissau.
A pesar del asesinato, previa a la celebración de los comicios, del candidato presidencial Baciro Dabo y el ex Ministro de Defensa Helder Proenza [12], las elecciones se llevaron a cabo con una relativa normalidad. Los resultados fueron emitidos a principios del mes de julio de 2009 por el CNE confirmando la celebración de una segunda vuelta electoral entre Malam Bacai Sanhá y Kumba Ialá, los cuales fueron los candidatos más votados, entre 11 candidatos que concurrieron a los comicios Presidenciales. El candidato el PAIGC obtuvo 39, 59 % (133, 786 votos) y Kumba Ialá del PRS con 29, 42% (99.428 votos) (Bissau Digital 02-07-2009). Según el CNE, la población inscrita en el registro electoral fue de 593.765 personas de las cuales 356.340 asistieron a las 2.500 urnas habilitadas. La abstención se ubicó alrededor del 40%, cifra que supera la celebración de comicios anteriores. Algunos de los temas claves manejados por la agenda pública local en el marco de la celebración de los comicios presidenciales fueron:
Buen gobierno Justicia, cultura y ciudadanía Promoción del aparato productivo nacional Desarrollo agrícola Incentivos a la exploración y explotación minera (bauxita, fosfatos, petróleo y gas) Educación Paz y reconciliación nacional Reforma de las Fuerzas Armadas Revisión de la Constitución
La disputa por la Presidencia entre Sanha y Ialá constituye la segunda contienda. En 1999, posterior al golpe de Estado a Vieira el líder del PRS venció con a Sanha un 72% de los votos. Si bien la diferencia de votos entre ambos candidatos fue de 10% aproximadamente, la segunda vuelta electoral prometía ser reñida. Algunos de los principales objetivos que ambos candidatos concretaron fueron orientados a capitalizar el voto del electorado de Henrique Rosa, el cual se ubica alrededor del 24% de la población electoral, y estimular los votos reflejados en el 40% de abstención que caracterizo la primera vuelta. Pese a las distintas proyecciones, Bacai Sanhá obtuvo 224. 259 votos (63,52%) frente a los 129.963 votos (36%) obtenidos por Kumba Ialá en la segunda ronda electoral. La abstención se ubico en 39%, un punto menos que la primera vuelta. Previa a la celebración de las elecciones, Ialá anunció que avanza para la segunda vuelta con la intención de destruir al PAIGC (Guinea Bissau, 05-07-2009), discurso que se desvaneció al reconocer los resultados de la segunda vuelta comicial tal y como lo establecía el memorando de entendimiento acordado por ambos candidatos que exhortaba a reconocer y aceptar los resultados publicados por el CNE.
Presidente interino (1999- 2000) y ex candidato presidencial, Sanhá constituye la cúspide del iceberg político local y la carta de juego del PAIGC que buscará centralizar el dominio político. La trayectoria política de Sanhá es de un amplio espectro. Desde su inicial participación política a través de la militancia activa en el PAIGC a partir de 1962, Sanhá ocupó altos cargos en la administración Estatal: administrador de la región de Biombo, gobernador de la región de Bafatá e Gabu (1975), Ministro de la Provincia del Este, Secretario General de la Unión Nacional de Trabajadores de Guinea Bissau (UNTG), Ministro de Información y de las Telecomunicaciones, Presidente de la Asamblea Nacional Popular, entre otros. La victoria de Sanhá en los comicios Presidenciales venideros constituye la consolidación del PAIGC en el plano político «interrumpido»- relativamente- desde hace diez años. En el marco de la publicación de los resultados de la segunda vuelta electoral, Sanhá indico que «su gobierno encaminará sus pasos hacia el logro de la paz, la estabilidad y el desarrollo (…) tenemos que demostrar madurez y responsabilidad con el pueblo» (Prensa Latina 30-07-2009). La campaña del candidato del PAIGC estuvo orientada a la búsqueda de la reconciliación y la unidad nacional; propuesta que busca dirimir las controversias entre el poder político y el militar.
Reflexiones finales
La situación interna de Guinea Bissau constituye un eslabón delicado en el área de África Occidental. Las elecciones presidenciales venideras marcaron un nuevo inicio en la reconfiguración del espectro político guineano y la búsqueda del equilibrio entre las facciones políticas y las fuerzas militares. Ambos actores son claves en la construcción histórica guineana desde la independencia de Portugal en 1974 concatenado con los intereses neocoloniales centrados en el potencial agrícola, minero e hidrocarburífero. Por ello, para la nueva administración se presenta el reto de construir canales que garanticen la estabilidad del país a través de alianzas con los sectores de poder locales y las Fuerzas Armadas de Guinea Bissau.
En este plano, existe en el seno del partido de gobierno un eslabón de gran poder de influencia la cual seguramente jugará un rol importante en el desarrollo económico del país africano: Carlos Gomes Junior. Secretario General del PAIGC y actual primer ministro, constituye una figura de referencia en materia económica del país. En el plano energético, Gomes fue fundador de la Sociedad de Abastecimiento Petrolífero de Guinea Bissau (PETROMAR) y administrador de la Distribuidora de Combustibles y Lubricantes de Guinea Bissau (PETROGAS). En el ámbito económico, fue presidente de la Comisión Ejecutiva del Banco de África Occidental y de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Guinea Bissau. Experimentado banquero y uno de los hombres de poder en el país le asigna un rol determinante entre los grupos de poder local para capitalizar el dominio del país. El proyecto económico impulsado por la élite local sustentado en el impulso del desarrollo agrícola, minero y la exploración en materia petrolera proyectan a Carlos Gomes como un eslabón indispensable en la reorientación del sistema político y económico del país. Su formación en materia petrolera y económica en Occidente devela la posibilidad de una futura incursión del país en materia hidrocarburífera y futuros acercamientos con el gobierno de Estados Unidos (EEUU), Francia, Portugal y China.
La credibilidad del PAIGC como principal fuerza política del país se debate entre el legado histórico revolucionario y el aumento de los niveles de dependencia, exclusión y pobreza en Guinea Bissau, producto de la aplicación masiva de reformas económicas neoliberales. Las raíces progresistas del PAIGC fueron permeadas poco a poco por la influencia de pequeños grupos locales alineados con los intereses neocoloniales; es por ello que la posibilidad del pueblo guineano de superar el subdesarrollo y la explotación desmedida hacia una nueva etapa histórica ha sido truncada por la imposición del neocolonialismo, el cual «no ha hecho más que acentuar las contradicciones inherentes a la realidad social africana» (Armengol, 1974, pag. 39) producto del saqueo imperialista. Las Fuerzas Armadas de Guinea Bissau juegan un papel clave en la recomposición interna del país y la búsqueda del equilibrio de poder en el país africano. La relación entre el Ejército y el Ejecutivo constituye uno de los puntos principales de la agenda local. La interacción entre ambos elementos del Estado africano jugarán un rol clave en el devenir histórico contemporáneo de Guinea Bissau post Viera.
La situación socioeconómica [13] de la población constituye un detonante interno frente a la posible estabilidad política que pueda brindar la elección de nuevas autoridades, las cuales buscarán resguardar los intereses de la clase dominante. Las contradicciones étnicas- elemento que, en la historia de Guinea Bissau, ha sido utilizado como instrumento para obtener espacios de participación política o simplemente llegar al poder- también constituye un elemento clave en la configuración interna del país. Las contradicciones sociales y la falta de un Estado fortalecido convierten a Guinea Bissau en un punto fundamental para el narcotráfico dirigido al mercado europeo. El calificativo de «narcoestado» aun es incipiente tomando en cuenta que el país africano constituye una zona de paso para el tráfico de drogas y no un Estado productor. Por otra parte, el potencial hidrocarburífero de las costas guineanas se proyecta como uno de los factores de interés internacional. Francia, China, EEUU y España son sólo algunos de los países que han mostrado interés en explorar su potencial costa afuera.
Dada las condiciones antes planteadas, Guinea Bissau experimentará cambios políticos y económicos, los cuales no propiciaran una transformación local que beneficie a la mayoría del pueblo guineano. Los principios postulados en la génesis del PAIGC sustentados en la independencia total, la unidad africana, la apropiación y transformación de los medios de producción al servicio del pueblo, un gobierno democrático socialista, anticolonialista y antiimperialista fueron- y continúan siendo- traicionados por las principales figuras políticas del país sujetas al servicio de los intereses de la élite política- económica local y foránea, en el marco de la dominación neocolonial.
La esperanza de un horizonte distinto reside en el pueblo guineano y algunas corrientes progresistas vigentes en el PAIGC los cuales deben ser los propulsores de una verdadera transformación del Estado guineano caracterizado por el mantenimiento de una independencia artificial alineada a los intereses ajenos a la mayoría de la población. El rescate de los valores promulgados en el pensamiento de Amílcar Cabral y otros personajes de la historia progresista de Guinea Bissau conducirían a materializar la liberación nacional, vista como un fenómeno esencialmente popular y revolucionario.
Principales Fuentes consultadas
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Africanidade (23-04-2009): «Comissão confirma condições para eleições na Guiné Bissau» (26-04-2009).
Angola Press (04-05-2009): «Joao Miranda entrega informe sobre situación en Guinea Bissau» (recuperado el 06-05-2009).
ARMENGOL, V (1974): Amílcar Cabral y la independencia de Guinea Bissau, Editorial Nova Terra, España.
BERTAUX, P (1989): África: desde la prehistoria hasta los Estados actuales, Editorial Siglo XXI, Ciudad de México, México.
Biografía de Joao Bernardo Vieira (2009) (recuperado el 18/04/2009).
Bissau Digital (28-04-2009): «Guiné-Bissau: Eleições presidenciais dominam a agenda guineense» (recuperado el 04-05-2009).
Bissau Digital (05-05-2009): «Guiné-Bissau: Via militar é a melhor forma de chegar ao poder» (recuperado el 06-05-2009).
Bissau Digital (02-07-2009): «Guiné- Bissau: CNE confirma Malam Bacai Sanha e Kumba Yala na segunda volta» (recuperado el 02-07-2009).
Bissau Digital (05-07-2009): «Guiné Bissau: novo presidente será escolhido a 26 de julho» (recuperado el 05-07-2009).
CONCHIGLIA, A (2009): «Preguntas sobre el asesinato de un Presidente» (recuperado el 19-03-2009).
DIENG, M (2009): «Las muertes de Nino Vieira y Tagmé Na Wai en Guinea Bissau amenazan seriamente a Senegal» (recuperado el 10-03-2009).
ESTRADA, U (2006): PAIGC: optimista y combatiente. Discurso realizado por Amílcar Cabral en su intervención realizada ante los integrantes del Secretario Ejecutivo de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL) en Cuba 1970. Editorial Ocean Sur. La Habana. Cuba.
Guia del Mundo 2007 (2009): Guinea Bissau (recuperado el 12-02-2009).
Ikuska (2009): Guinea Bissau (recuperado el 04-04-2009).
Prensa Latina (30-07-2009): «Presidente electo de Guinea Bissau trabajará por unidad del país» (recuperado el 30-07-2009).
Portal Oficial del PAIGC (2003).
RELEA, F (2009): «La nueva ruta de la droga corrompe África» (recuperado el 12-03-2009).
TENAILLE, Frank (1981): Las 56 áfricas, Siglo XXI editores, México DF. México.
United Nations Conference on Trade and Development (2008).
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United Nations Development Program (2008): Human Development Report (recuperado el 03-02-2009).
Universidad Bolivariana de Venezuela (2006): Amílcar Cabral, Ediciones Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), Caracas, Venezuela.
Artículo realizado por Lic. Aaron Liendo y el Br. Georalberth Oliver (Venezuela). Cátedra Libre África- Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).
Notas
[1] En torno a los intereses portugueses en África, Pierre Bertaux plantea que en un primer momento los portugueses no impulsaban una política colonial férrea, sino buscaban asegurar bases para sus redes comerciales, escalas en la ruta a las Indias y núcleos comerciales de intercambio con los pueblos locales. No obstante, Lisboa se convertirá en uno de los eslabones fundamentales en el comercio y trata de africanos esclavizados (Bertaux, 1989).
[2] La unidad del PAIGC fue consolidada en el II Congreso celebrado en Medina de Boé Oriental en 1973. Allí se definió un Secretariado Permanente integrado por Aristides Pereira como nuevo Secretario General del Partido, Luís Cabral, sucesor del anterior como secretario general adjunto, Francisco Mendes (Chico Té) y Bernardo Vieira, quien continuó como comandante operativo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias populares (FARP).
[3] En julio de 1978, el jefe de gobierno Francisco Mendes muere en un accidente automovilístico; en su lugar es reemplazado por Joao Bernardo Vieira.
[4] Para finales de la década de 1970, Guinea Bissau contaba con una población de 990.000 habitantes, de la cual alrededor de 90.000 hab. se hallaban en la capital del país Bissau. La producción era esencialmente agrícola, sustentada en las plantaciones de arroz, cacahuate, palmito, etc. Existía un gran déficit en la producción de subsistencia desde la independencia aunque hubo un aumento progresivo de la producción. La ganadería fue desmantelada casi en su totalidad producto de los ataques portugueses y epidemias de 160.000 ovinos y 75.000 caprinos para 1975. El déficit de la balanza de pagos se refleja, en 1977 con un saldo de 427.000 pesos en las exportaciones y 1. 235.000 en importaciones. Para 1975, los principales proveedores de Guinea Bissau eran Portugal (43%), URRS (16%), Comunidad Económica Europea (15%); principales clientes: Portugal (70%) y Cabo Verde (14%) (Tenaille, 1981).
[5] En el plano histórico, el pueblo balanta se ha dedicado a la actividad agrícola (principalmente arroz), pero su tradición política organizativa se diferenciaba de la estructura política vigente post- independencia. A lo largo de la historia de Guinea Bissau el pueblo balanta juega un rol clave en status quo nacional, especialmente su presencia e influencia en el ámbito militar (Ikuska, 2009).
[6] Algunos autores señalan que la ruptura del proceso de integración con Cabo Verde debido a las diferencias internas en el PAIGC aupado por el resentimiento de la población del continente por la pasada colaboración de caboverdianos con la administración colonial portuguesa fue la «punta de lanza» utilizada por el gobierno de Vieira para desarticular la unificación de ambos países.
[7] El año 1984 marca el inicio de las transformaciones políticas en Guinea Bissau. El Consejo de la Revolución fue transformado a Consejo de Estado; se llevaron a cabo las elecciones de los consejos regionales, los cuales nombraron a los nuevos miembros del ANP. Para mediados de año se adoptó una nueva Carta Magna, en la cual, entre otros aspectos, se abolía el cargo de Primer Ministro, restablecía el Consejo de Estado como supremo órgano ejecutivo y consagraba el continuismo del PAIGC como principal fuerza política en el país. En el IV Congreso del PAIGC (1986) Vieira fue reelecto líder del partido y titular de la presidencia, ratificado en 1989 por la ANP para un nuevo periodo presidencial.
[8] La característica común de los países que conforman la zona franco constituye la pérdida de la soberanía monetaria cediendo el control de financiero de los países miembros bajo la égida francesa.
[9] Con el fracaso de los acuerdos de alto al fuego bilaterales, las facciones lideradas por Vieira y Mané firmaron varios acuerdos. El Acuerdo de Abuja se contemplaba el despliegue de 1.500 soldados del Grupo de Monitorización de la Comunidad de los Estados de Africa Occidental (ECOMOG), la formación de un gobierno de unidad nacional y la celebración de elecciones generales en 1999. Como parte de la estrategia política del gobierno del PAIGC, Vieira nombró primer ministro a Francisco José Fadul, antiguo miembro del PAIGC y asesor legal de Mané. El respaldo de las tropas desplegadas por Guinea- Conakry y Senegal mantuvieron en el poder a Vieira, además de contar con el respaldo de las potencias europeas.
[10] Algunos países miembros de la CPLP como Portugal y Timor del Este anunciaron su intención de donar fondos a la CNE para el desarrollo de los comicios de 2009. Se prevé que otros países miembros también realicen alguna donación con la misma intención. La organización electoral de Guinea Bissau presentó un presupuesto de alrededor de 4 millones de euros para la realización de las elecciones de 2009, fondos que provienen, en su mayoría, de la colaboración de la comunidad internacional.
[11] Entre las candidaturas tradicionales también se presentaron Francisco José Fadul (PADEC), Serifo Baldé (Partido Jovem), Aregado Manteng Té (Partido dos Trabalhadores), Yaia Djalo (Partido Nova Democracia), Eusébio Sebastiao da Silva (Partido Democratico Guineense), Cirilo Rodrigues Vieira (Partido Socialista), y Viriato Fadia (Partido para Democracia e Luta contra Pobreza). En la actualidad se espera la publicación del total de los candidatos, los cuales giran en torno a veinte aspirantes, según el diario Bissau Digital.
[12] Según informaron las autoridades del gobierno de transición guineano ambos personajes estaban implicados, junto a otros funcionarios, en un posible golpe de Estado.
[13] En la actualidad Guinea Bissau se haya en el puesto n° 175 de la clasificación del Índice de Desarrollo Humano (IDH) con 0.374, tomando en cuenta que la expectativa de vida gira alrededor de 45.8 años (2005) y el PIB per capita se ubica entre 300$- 800$ anuales. La población total de Guinea Bissau es de 1.695.000 habitantes (2007) con un gran predomino del sector rural (71.4%) sobre el urbano (29.6 %). La agricultura aporta alrededor de 60.8% del total del PIB y una de las principales fuentes de empleo sobre una población económicamente activa de 42.3 del total nacional. El acceso a los servicios básicos se limita tan sólo a un 40% de la población al igual que la deserción estudiantil.