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El reloj de Aminetu

Fuentes: Rebelión

¿Cuánto tiempo podrá vivir Aminetu Haidar? La pregunta no pretende iniciar una disertación macabra sobre la capacidad de supervivencia del ser humano en condiciones extremas, sino poner sobre la mesa la necesidad, trágicamente impostergable, de solucionar un conflicto -el saharaui -que, resolución tras resolución de la ONU, parece no tener fecha de caducidad. Cuando se […]

¿Cuánto tiempo podrá vivir Aminetu Haidar? La pregunta no pretende iniciar una disertación macabra sobre la capacidad de supervivencia del ser humano en condiciones extremas, sino poner sobre la mesa la necesidad, trágicamente impostergable, de solucionar un conflicto -el saharaui -que, resolución tras resolución de la ONU, parece no tener fecha de caducidad. Cuando se habla del conflicto saharaui se comete, demasiadas veces, el delito de cosificar su pueblo; el pueblo saharaui está formado por personas como Aminetu, cientos de miles de relojes, que señalan minuto tras minuto, la incompetencia -seremos benévolos- de una comunidad internacional que, en lugar de darles derechos, se limita a darle tiempo al tiempo.

Aminetu Haidar, en huelga de hambre desde el 15 de noviembre, ha señalado una fecha límite (los anglosajones, con razón, le llaman deadline) al conflicto saharaui. Se trata de una decisión valiente – «es un mérito pero se paga caro» diría el escritor Julio Cortázar- que requiere de una respuesta de igual valentía por parte del gobierno español. No puede ser que la respuesta del gobierno se centre en poner en marcha una maquinaria política y judicial para forzar a Aminetu a torcer su voluntad, no se puede responder a la dignidad de un pueblo con argucias judiciales. El gobierno no debe olvidar que el reloj de Aminetu señala días, horas y minutos, pero señala también las décadas de espera de un pueblo dispuesto a vivir.

La misma ética que impide al gobierno dejar morir a Aminetu, debería empujarlo a dejar vivir a todo un pueblo. «Tic, tac, tic, tac», suena en Lanzarote pero también en Tinduf. La neutralidad, en el conflicto del Sáhara, es un apoyo encubierto al gobierno marroquí; la neutralidad es la evidencia que, para el gobierno, los derechos de las personas y los acuerdos agropecuarios se miden en la misma balanza. En los próximos días habrá concentraciones de apoyo a Aminetu y a su pueblo y no podemos faltar; tampoco nosotros podemos darle más tiempo al gobierno, no podemos esperar nada de él, hay que forzar al gobierno a buscar una solución al pueblo saharaui; no les podemos fallar.

El próximo jueves 10 de diciembre, a las 19:00 frente la Subdelegación del Gobierno en Barcelona (Avda. Marquès d’Argentera 2)

Antoni-Ítalo Moragas Sánchez es responsable de Relaciones Internacionales de la CJC-Joventut Comunista de Catalunya y miembro de la comisión de Internacional de EUiA.

 

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.