Aceptando por un momento, sin conceder, que Kadaffi es el monstruo que pinta la prensa occidental, uno de sus mayores cómplices en las atrocidades sería Mustafa Abdulyalil, ex Ministro del Interior y posteriormente Ministro de Justicia. Otro cómplice sería Abdelhafiz Ghogael, ex vocero de Kadaffi. Ahora ambos han trasmutado, el primero en Presidente del Consejo […]
Aceptando por un momento, sin conceder, que Kadaffi es el monstruo que pinta la prensa occidental, uno de sus mayores cómplices en las atrocidades sería Mustafa Abdulyalil, ex Ministro del Interior y posteriormente Ministro de Justicia. Otro cómplice sería Abdelhafiz Ghogael, ex vocero de Kadaffi. Ahora ambos han trasmutado, el primero en Presidente del Consejo Nacional Libio y el otro, fiel a su oficio, de vocero de los rebeldes, donde coexisten con jefes tribales, resabios monárquicos, militares desertores y agrupaciones que desde hace ya casi una década adversan al actual líder libio y cuyos vínculos con Al Kaeda son más o menos conocidos.
¿Qué hace que Kadaffi y sus hijos sean llevados ante una Corte Internacional y que por el contrario Mustafa Abdulyalil y Abdelhafiz Ghogael sean elevados a la categoría de líderes democráticos? ¿Cual es el fiel de la balanza? Me temo que basta con ser funcionales a los intereses de EEUU y Francia para que se les blanquee el expediente.
Aceptando, otra vez sin conceder, que la cifra de muertos producidos por los enfrentamientos entre las tropas de Kadaffi y las tropas rebeldes (o contrarrevolucionarias) sean suficiente motivo como para intervenir militarmente en Libia, una lógica elemental reclamaría que también se interviniera en Bahréin, donde sin haber rebeldes armados se han registrado más bajas que en Libia. Creo que la existencia de una estratégica base militar norteamericana en Bahréin hace el milagro de que las masacres no sean una violación a los derechos humanos y que sólo se trate de muchos muertos con el dudoso calificativo de daño colateral.
Pero la verdad es que, por muy dramáticos que sean los enfrentamientos, no hay intervención militar que se justifique. Las acciones políticas y las gestiones internacionales para forzar una solución política marcan los límites de la intervención extranjera. Lo demás es violar derechos de una Nación, pero es evidente que para Obama y Sarkozy hay países más violables que otros.
Por otra parte, si todo lo que tiene EEUU y Francia para reemplazar a Kadaffi son su ex cómplices está muy comprometido el cambio democrático en Libia ya que de poco o nada serviría cambiar a Alí Babá por algunos de los 40 ladrones.
¿Qué asegura el Consejo de Seguridad?
¿La respuesta corta? Nada.
Respuesta larga: La resolución del Consejo de Seguridad es una vergüenza por su redacción tan escurridiza, en ningún párrafo habla de cambiar el régimen. Está destinada a proteger a los civiles de la represión del gobierno libio mediante la creación de un «espacio de exclusión aérea».
Para los legos en la materia: una «zona de exclusión aérea» es aquella en la que no se permite que vuele ninguna aeronave, salvo aquellas autorizadas expresamente por la autoridad que ha creado la zona en cuestión. Normalmente son aquellas que llevan a cabo vuelos de carácter humanitario y, obviamente, las encargadas de mantener la propia zona de exclusión. En muchos países existen zonas de este tipo alrededor de instalaciones militares o de importancia política o estratégica, o incluso en casos como una erupción volcánica, o la que se ha declarado en 30 kilómetros a la redonda de la central nuclear de Fukushima.
Durante la guerra de Bosnia, la llamada operación Deny Flight generó momentos de enorme tensión en el seno de la OTAN y tuvo su impacto sobre las relaciones entre Europa y EEUU. Según su propia evaluación, las operaciones «forzaron a los aliados a considerar la responsabilidad militar de la OTAN en territorios situados fuera de su perímetro defensivo tradicional, y mostró la profunda división» existente en cuestiones de esta índole.
Como en el actual caso de Libia se trata de imponer esa restricción en el espacio aéreo libio en contra de la voluntad de su gobierno, la resolución de la ONU autoriza que se recurra a la fuerza. Sin embargo la fórmula OTAN es distinta a la de EEUU e incluso a la de Francia, que tiene sistemas de disuasión preventivo ante una eventual violación en espacio aéreo restringido Si un avión viola la zona de exclusión aérea, Francia realiza 3 llamados antes de dar luz verde para derribar un avión sospechoso.
En el caso de EEUU, denomina la zona de exclusión aérea como «Kill Box». Esto significa que cuando algo aparece en el radar, EEUU manda aviones caza o misiles tierra- aire a derribar lo que sea sin mayores averiguaciones. Algo así como cuando en la Revolución Mexicana se ordenaba «afusilenlo y después viriguan».
En cualquier caso, para ponerla en práctica tienen que haber cazas en vuelo a todas horas en lo que se conoce como patrullas aéreas de combate (CAP por sus siglas en inglés), listos para obligar a aterrizar o a desviarse a aquellas aeronaves no autorizadas, o incluso, llegado el caso, a abrir fuego sobre ellas. La OTAN desplegó aviones AWACS, para facilitar el imponer esta zona de exclusión aérea, ya que por una parte es muy difícil que ninguna aeronave en vuelo se escape a su control, y por otra permiten coordinar mejor los recursos disponibles para imponer el cumplimiento de la resolución.
El que la Liga Árabe diera su visto bueno a la imposición de esta zona de exclusión aérea y posteriormente se retractara es también importante, ya que el apoyo árabe era uno de los argumentos de la administración Obama para justificar la acción. Capítulo aparte es Francia y su presidente napoleónico que, ignorando la historia de su país, también quería darse un baño de pureza en su cuestionable política exterior para la región, por la vía de encabezar la intervención en Libia.
En síntesis, imponer la zona de exclusión aérea podría ser más difícil de lo que pareció inicialmente si de verdad se tratara de proteger a la población civil. Con o sin aviación Kadaffi puede aplastar a la rebelión. Por ello es que Sarkozy y Obama se precipitaron a dar una interpretación amplia el texto de la resolución y optaron por incluir una amplia ofensiva de barcos, aviones, helicópteros de ataque a tierra. Esto es las fuerzas de la llamada «coalición» están encargadas no sólo de mantener la zona de exclusión, sino de inclinar la balanza a favor de los rebeldes sometiendo a Kadaffi y sus tropas a una guerra franca y abierta, que incluye bombardeos a tropas e instalaciones en toda Libia.
Conflictos y sin flictos
El desafío contra el tiempo para Kadaffi es mantener el control de todo el país. Para los rebeldes apoyados por las fuerzas de intervención bastará con la división del país. Poco importará que la resolución de la ONU afirme la integridad territorial y la unidad nacional de Libia.
Por eso es que es creíble que en un inicio Kadaffi acatara la resolución de las Naciones Unidas y proclamara un alto el fuego, ya que en ese momento tenía el control y acorralados a los rebeldes. Pero en la medida que la intervención volcó la correlación a favor de los rebeldes se vio obligado a reanudar las acciones por tierra, mediante blindados y misiles autotransportados
Lo más probable es que asistamos a una situación de equilibrio de fuerzas en la que Kadaffi controlará la parte occidental y la oposición, la parte oriental. Los rebeldes amparados en la protección de la OTAN necesitarám todavía un lapso de tiempo para organizar un verdadero ejército y potenciar el uso de los suministros de armas que recibe de Egipto y a través de Egipto hasta el punto de revertir las cosas y plantearse derrocar a Kadaffi.
La topografía libia es de desiertos, extensas planicies y ondulaciones ligeras. Esto significa que, aviación o no, el enfrentamiento que se aproxima es de una guerra regular, una guerra de blindados y tropas transportadas con medios modernos y operaciones especiales. Nada más alejado de una guerra popular, por lo que si la OTAN se involucra tendrá que replantearse a fondo el perfil de su misión, especialmente en lo político internacional.
¿De verdad está apoyando una rebelión democrática o va a la caza de Alí Babá para poner a los 40 ladrones en el poder? La respuesta es importante porque de su decisión depende el futuro de la ola de rebeliones que agita el mundo árabe en Oriente Próximo y el norte de África. ¿Son indiferentes las reservas no reveladas de petróleo de Libia? ¿Cuenta su estratégica ubicación frente a Europa para las oleadas migratorias? Nada de ello es indiferente en esta contienda.
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