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Cambio climático

África debe presionar por fondos de adaptación

Fuentes: IPS

En vísperas de la próxima conferencia internacional sobre cambio climático, los países africanos necesitan preparar argumentos convincentes y proyectos de adaptación exitosos para atraer fondos que les permitan lidiar con el fenómeno, según especialistas.

«África debe concentrarse en presentar argumentos fuertes en materia de desarrollo en la COP 18, y después, basados sobre evidencias claras», dijo a IPS la especialista en cambio climático y finanzas Belynda Petrie, también directora ejecutiva de OneWorld.

La COP 18 (Conferencia de las Partes) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) se realizará en Doha a fines de noviembre.

El avance en este asunto solo se medirá por la presión que los países en desarrollo sean capaces de ejercer sobre las naciones ricas para lograr un resultado vinculante en Qatar.

La última negociación en la oriental ciudad sudafricana de Durban, en noviembre de 2011, terminó con un Fondo Verde para el Clima vacío.

El Fondo está destinado a dar recursos directamente a los países en desarrollo para que hagan frente al recalentamiento planetario.

Los países pobres necesitarán casi 60.000 millones de dólares al año para 2030 para adaptarse al cambio climático, según la CMNUCC. El Banco Mundial sitúa esa cifra entre 20.000 y 100.000 millones de dólares.

El Fondo Verde para el Clima fue acordado en Copenhague en 2009, cuando se convino reunir 100.000 millones de dólares al año para 2020. Pero todavía no está claro de dónde procederá el dinero.

«Es poco probable que la COP 18 por sí sola pueda obtener grandes resultados en materia financiera. Sencillamente no hay suficiente tiempo entre las decisiones tomadas en la COP 17, de Durban, y la próxima para que haya grandes avances», dijo Petrie a IPS.

La respuesta al problema de los recursos es especialmente pertinente para las naciones en desarrollo, sobre todo para las africanas.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) dijo que el continente es «extremadamente vulnerable a las varias manifestaciones del cambio climático».

Según el IPCC, África sufre inseguridad alimentaria debido a una disminución de la producción agrícola a causa de la incertidumbre climática. Además, padece enfermedades transmitidas por vectores y por el agua, en especial en áreas con infraestructura de salud inadecuada, y es vulnerable al aumento del nivel del mar y a la exacerbación de la desertificación.

El Grupo predijo que la tendencia al recalentamiento en África será 1,5 veces superior al promedio global. Se prevé que la temperatura en África austral sea entre tres y cuatro grados mayor para fin de siglo. Además, el IPCC pronosticó que el continente sufrirá en 2020 la creciente falta de agua.

El resultado de Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20, realizada en junio en Brasil, generó reacciones encontradas, pues fue irrelevante para las negociaciones en materia de cambio climático y sus efectos en África.

El Africa Progress Panel dijo que la falta de compromiso con objetivos de desarrollo sostenible definidos y mensurables es un resultado profundamente perturbador.

La organización, presidida por el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, está integrada por 10 distinguidas personalidades del sector público y privado que defienden asuntos globales de importancia para África y el mundo.

«El escenario de los fondos para adaptación es nefasto», coincidió Harjeet Singh, coordinador internacional de justicia climática de ActionAid.

«A fines de este año se acaba el financiamiento rápido, y no se acordó más dinero para después de 2012», dijo Harjeet a IPS.

Pero la sociedad civil africana no está tranquila. Expertos de la Alianza Panafricana de Justicia Climática (PACJA) redactan una respuesta política al documento final de la cumbre de Río+20.

«Hay muchas cosas en el documento de Río con las que no estamos de acuerdo porque no son favorables a los pobres», indicó Mithika Mwenda, coordinador de PACJA.

La Alianza tiene previsto presionar a los gobernantes africanos en la Conferencia Ministerial sobre Ambiente, que se realizará en Arusha, Tanzania, en septiembre.

«Las naciones en desarrollo podrán conseguir más recursos de los fondos globales, como el Fondo Verde para el Clima, si comienzan a lanzar acciones de adaptación», indicó Saleemul Huq, del grupo sobre cambio climático, del Instituto Internacional para Ambiente y Desarrollo.

«Cuanto más puedan probar que son capaces de logarlo, más probabilidades tendrán de atraer fondos globales», apuntó.

Esto plantea otro asunto controvertido: cómo el Banco Mundial y otros donantes internacionales eligen los proyectos sobre cambio climático que financiarán.

«En África hay grandes proyectos, como la central geotérmica de Olkaria, en Kenia, la planta de Medupi, en Sudáfrica, y la de Fertilizante de Mecanismo de Desarrollo Limpio, de Egipto, entre otros. Todos son de mitigación», indicó Mwenda.

«Pero no tienen un impacto directo sobre las pequeñas comunidades altamente perjudicadas por el cambio climático y que necesitan adaptarse», apuntó.

Petrie dijo a IPS que las naciones ricas, grandes responsables del recalentamiento, debían disponer de fondos para iniciativas de adaptación en África en forma de subvención o de préstamos blandos.

Los negociadores de los países en desarrollo deben asegurarse que África logre un acceso fácil y directo al Fondo Verde para el Clima.

«Las negociaciones facilitarán el acceso, pero al mismo tiempo, los proveedores de fondos, por ejemplo las naciones donantes, insistirán en contrapartidas estrictas», indicó Petrie.

«Como africanos también debemos garantizar la transparencia en las naciones ricas y en las que están en desarrollo, así como que los requisitos sean los más apropiados para una situación dada. También debemos ordenar la casa y prepararnos para un acceso directo», añadió.

Dennis Garrity, embajador de tierras áridas en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, apoyó la iniciativa de la sociedad civil, y dijo que la esperanza de África tras Río+20 depende de la gente.

«El mundo genera caminos para que las organizaciones y los movimientos influyan en las decisiones, y es necesario ejercer ese poder para lograr cambios», añadió.

[*] Nota: Con aportes de Isaiah Esipisu desde Nairobi. Este artículo forma partes de una serie respaldada por la Alianza Clima y Desarrollo (CDKN).

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101320