Desde hace décadas, la violencia contra las mujeres en Afganistán alcanza proporciones épicas. Las jóvenes son entregadas en matrimonios forzados, las esposas y las hijas sometidas a abusos y todas, en general, reciben duros castigos por «delitos morales». La Comisión Afgana Independiente de Derechos Humanos (AIHRC, por sus siglas en inglés) estima que los casos […]
Desde hace décadas, la violencia contra las mujeres en Afganistán alcanza proporciones épicas. Las jóvenes son entregadas en matrimonios forzados, las esposas y las hijas sometidas a abusos y todas, en general, reciben duros castigos por «delitos morales».
La Comisión Afgana Independiente de Derechos Humanos (AIHRC, por sus siglas en inglés) estima que los casos de violencia contra la mujer aumentaron 22 por ciento en los últimos seis meses respecto de igual periodo del año anterior.
Tres personas fueron detenidas el 12 de octubre por asesinar a Mah Gul en su casa en la aldea de Shalbafan, en el distrito de Injil de la noroccidental provincia de Herat.
La policía detuvo al marido y a otros parientes tras la denuncia del hermano de la víctima de que había sido asesinada por su familia. Fue él también quien llevó el cuerpo al Departamento de Asuntos de Mujeres en la ciudad de Herat.
«Vimos que le habían cortado la yugular. Murió desangrada», dijo Mahboba Jamshidi, directora del Departamento de Asuntos de Mujeres, quien confirmó que el hermano de Gul, Abdul Qader, había llevado el cuerpo hasta esta dependencia.
El caso fue derivado a la oficina del Fiscal General y los inculpados detenidos.
La familia de Gul sostiene que fue asesinada porque se resistió al deseo de su suegra de prostituirla.
Hace unos meses, Kulsoom, de 20 años, fue asesinada en la casa de su padre por su marido abusador, quien quería vender a la hija de ambos.
«Kulsoom se oponía a la práctica del matrimonio forzado, y huyó con sus hijos a la casa de su padre. Su esposo, Anwar, la siguió y la mató», según Jamshidi.
Prisión familiar
El mes pasado la prensa informó de una mujer, también llamada Kulsoom, que fue liberada de una «prisión familiar», una celda improvisada en un viejo establo, en la aldea de Kasho, en el distrito de Teshkan de la nororiental provincia de Badakhshan.
Kulsoom declaró que su marido, quien tenía otra esposa anterior, era muy cruel. La tenía presa y la violó y torturó.
El marido y la primera esposa «me dejaban en un cuarto oscuro y me golpeaban», declaró Kulsoom a la prensa en su cama del hospital adonde fue trasladada tras ser liberada por la policía.
El profesor Zofanoon Hassam, director de la dependencia provincial del Departamento de Asuntos de Mujeres, dijo que Kulsoom, quien estaba embarazada cuando fue rescatada, dio a luz en el hospital a un bebé con desnutrición severa.
Otro sonado caso fue el de Sahar Gul, del distrito de Daraye, quien fue entregada en matrimonio por dinero a un hombre de la nororiental provincia de Baghlan y obligada por su suegra a prostituirse. A principios de este año fue rescatada por la policía.
El 27 de junio, hombres armados decapitaron a Shazia, de 13 años, por resistirse a su secuestro. Hay tres detenidos por este caso.
Falta de seguridad
La comisionada de derechos humanos Soraya Sobhrang dijo que la mayoría de los casos de víctimas que resistieron un secuestro ocurrieron en las provincias menos «seguras».
«La comisión está especialmente preocupada porque, en 80 por ciento de los casos de agresiones sexuales, las sobrevivientes son adolescentes menores de 18 años», dijo a Killid.
El Ministerio de Asuntos de Mujeres señaló que hubo 471 casos de violencia contra las mujeres en 2012. La mayoría de las víctimas terminaron suicidándose, inmolándose o escapando de su hogar para evitar las brutales agresiones.
La directora del departamento legal del Ministerio, Fawzia Amini, dijo: «Lamentablemente, hemos visto que más de 50 por ciento de los casos de la violencia familiar incluyen muertes, inmolación y ahorcamiento debido a la situación. La violencia es más grave que en años anteriores».
Parwin Rahimi, responsable del Departamento de Apoyo a las Mujeres de AIHRC, sostiene que la inseguridad es la principal causa del aumento de la violencia.
«Mientras todo el mundo esté armado y los delincuentes tengan apoyo de personas poderosas y armadas o de comandantes, la cantidad de (delitos contra las mujeres) seguirá aumentando», arguyó.
«La ley es muy clara respecto de que los imputados por delitos contra mujeres recibirán un castigo muy severo sin posibilidad de amnistía ni reducción de penas de prisión, pero los agresores con vínculos políticos usan la justicia para obtener condenas más suaves o indultos», añadió.
«Muchos delincuentes que cometieron delitos contra mujeres fueron liberados por decreto (presidencial). La falta de organismos para hacer cumplir la ley es una de las principales razones del aumento de la violencia contra las mujeres», puntualizó Rahimi.
La oficina del Fiscal General lleva un registro sostenido de estos casos. Rahmatullah Nazari, vicefiscal general, señaló que investigan casos desconocidos que hasta para las organizaciones de derechos humanos.
El presidente de Afganistán, Hamid Karzai, se retractó el 19 de noviembre de una moratoria informal de las ejecuciones y firmó la orden final de 16 personas condenadas por violación, asesinato y secuestro. Los imputados fueron colgados.
Kreshma Fakhri escribe para Killid, una organización afgana de medios independientes asociada con IPS.